“¡Cristo ha Resucitado, vive el Señor de veraz, aleluya, aleluya!”.
Con esa invocación comenzó Monseñor Sergio Gualberti su homilía en la noche de la Vigilia Pascual que celebró este sábado Santo en la Catedral. El Arzobispo de Santa Cruz llamó a los fieles a vivir la alegría del Resucitado que “vuelve día hasta la noche, las noches también de nuestra vida ya no nos atemorizan –porque- son iluminadas por la alegría de la resurrección”. En ese sentido, pidió no desanimarse ni ser indiferentes antes las consecuencias del pecado y de la muerte sino testimoniar nuestra fe en Cristo Resucitado, señor de la vida y de la historia.
Al inicio de la vigilia y desde fuera de la Catedral, el Prelado Cruceño bendijo el fuego que le dio luz al Cirio Pascual (luz de Cristo) y con esa luz entró en la Catedral a oscuras que fue iluminándose con la luz que, del cirio Pascual, tomaban las velas de los fieles.
“Esta es la noche del misterio, de alegría y de felicidad. El anuncio del evento más extraordinario que ha cambiado la suerte de la humanidad y de la creación, Cristo ha vencido para siempre al enemigo, al pecado y a la muerte” señaló Monseñor en su homilía.
Indicó que la Resurrección de Cristo también ha vencido el mal y la corrupción del pecado “Esta es la noche en que, por toda la tierra, nosotros que confesamos nuestra fe en Cristo, somos arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, somos restaurados a la gracia y somos agregados a los santos… esta noche Santa, ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega los poderosos”.
En ese sentido, Monseñor llamó a vivir la alegría por la Resurrección de Cristo y agregó que “la alegría del resucitado vuelve día hasta la noche, las noches también de nuestra vida ya no nos atemorizan –porque- son iluminadas por la alegría de la resurrección”.
Sin embargo, el Arzobispo de Santa Cruz, no quiso dejar de lado las “consecuencias del pecado y de la muerte” que según señaló, todavía nos asechan:
“Jesucristo resucitado es la luz que nunca se apaga, que ilumina y guía nuestra historia personal y la del mundo, aunque las consecuencias del pecado y de la muerte todavía nos asechan, y esas consecuencias las vemos en los rostros de niños abandonados y abusados, de mujeres violadas o asesinadas, de personas perseguidas injustamente por la justicia, de ancianos abandonados y solos, de hermanos discapacitados y de todos los marginados y excluidos de nuestra sociedad, egoísta, hipócrita y cobarde”
El Prelado pidió no desanimarse ni ser indiferentes antes las consecuencias del pecado y de la muerte sino testimoniar nuestra fe en Cristo Resucitado:
“Pero ante esta realidad no debemos desanimarnos ni ser indiferentes, por el contrario, con nuestro compromiso por un mundo nuevo y más justo, debemos testimoniar nuestra fe en Cristo Resucitado que es el Señor de la vida y de la historia”.
“Y con la invocación final del pregón confiemos al Señor nuestra ardua misión, seguros del triunfo de la vida, que la última palabra no la tiene la muerte sino la vida del resucitado” señaló.
Oficina de prensa de la Arquidiócesis de Santa Cruz.