Campanas. Sor Sulema ingresó a la Congregación de las Franciscanas Angelinas cuando tenía 16 años, apenas había terminado el bachillerato, el testimonio de amor, ternura, alegría, fraternidad, acogida, entusiasmo, entrega y servicio de esta comunidad religiosa la llevó a ir afianzado y descubriendo día a día, que quería entregar su vida al servicio de Dios y de nuestra Madre Santísima. esta religiosa afirma que, es un gozo para ella, haberle dicho “Sí” al Señor y al proyecto de santidad que nuestro Buen Dios ha trazado para su vida.
El 11 de febrero, la familia de las Hermanas Franciscanas Angelinas y las familias; Sahonero Nogales y Gracia Goyeneche vivieron un día de gran regocijo por la celebración de los votos Perpetuos de: Sor Sulema y Sor Julieta, un tiempo de gracia, en el que estas religiosas dijeron su SÍ para siempre.
Sor Sulema Sahonero Nogales, es hija de Ángel Sahonero, que goza ya de la eternidad, y María Luz Nogales. El Señor le permitió nacer en su pueblo querido “Pocoata” de la provincia de Arani- Cochabamba, el 26 de Junio del 1994. Es la segunda de cuatro hermanos, Miguel Ángel, Nelly y Gabrielito.
Sus padres por buscar mejores condiciones de vida para su Familia decidieron viajar al norte de Santa Cruz, cuando Sor Sulema tenía 1 año, llegaron a Montero lugar dónde sus padres se establecieron y fortalecieron su familia y le dieron la posibilidad de estudiar en el Colegio “San Silvestre” del Barrio el Porvenir.
¿Cómo y a los cuántos años nació su inquietud vocacional, cuál es el apoyo que ha recibido de su familia?
En el año 2010 mi vida dio un giro de conversión, pues yo era una joven que vagaba por el mundo sin sentido en mi vida, buscando respuestas a preguntas existenciales en amistades, religiones e ideas que no me llenaban. Personalmente en ese año me propuse aprovechar mi último año del colegio y desligarme de todo compromiso que no sea referido al colegio (específicamente compromiso con la Iglesia Católica), aprovechar y disfrutar de mi familia ya que al siguiente año iba a prepararme para estudiar medicina en otro departamento. Yo no quería saber nada sobre ninguna religión porque tenía muchas cuestiones que ninguna de ellas me daba alguna luz para mi camino. Pero el Señor, como siempre, me sorprendió en ese año, porque en la capilla Virgen de Copacabana en la que yo colaboraba, cambiaron a todas las hermanitas que servían en esos años y llegaron nuevas, las cuales fueron un bello instrumento de la misericordia y la gracia del Señor. Ellas eran la nueva fraternidad de HERMANAS FRANCISCANAS ANGELINAS, las que con su testimonio de alegría, entrega generosa, entusiasta, pude ir cambiando mi mirada respecto a nuestra Iglesia y a la realidad que me rodeaba.
El impulso y la nueva mirada se inició gracias a un retiro de carnaval que ellas mismas organizaron para los jóvenes, y desde entonces no sé cómo, ni en desde cuándo específicamente no dejé de asistir al servicio, acompañamiento vocacional, encuentros, momentos de oración y diferentes actividades que me fueron guiando hacia el PROYECTO DE AMOR Y SANTIDAD que el Señor ya tenía pensado para mí; el “SER SÓLO SUYA” para amarlo y servirlo en esta vida. Ese año las hermanas me acompañaron en mi proceso de Discernimiento y luego decidí acoger la LLAMADA DEL SEÑOR, aceptando y arriesgándome a responderle con todo mi corazón. Ingresé al convento en Montero el 13 de febrero del 2011, iniciando mi Aspirantado (Tiempo de Experiencia Vocacional).
Mi familia al inicio le ha costado mucho entender este llamado, como a todos, les causó incertidumbre, pero con el pasar del tiempo y viendo ellos cómo el Señor ha ido llenando el vacío que dejé en mi familia por mi ausencia, ellos fueron dejando que su gracia los fortalezca y viéndome feliz con mi opción de vida, ellos fueron también felices por mi vocación. Les debo mucho a mi padre y mi hermano mayor que en los inicios, fue quienes con sus palabras me motivaron a no desfallecer por el dolor de mi madre.
Qué formación ha tenido durante este tiempo
En todos estos años desde el 2011, inicié mi camino de formación, en la que el Señor como buen alfarero me ha ido deformando para formarme y hacerme de nuevo por medio de mi Familia Religiosa, me ha otorgado buenos años de acompañamiento, estudio, práctica y muchos medios que me han ayudado a responder a la LLAMADA DEL SEÑOR.
El 05 de febrero del año 2012, continuó su formación con el Postulantado y el 09 de febrero del 2014 inició el NOVICIADO, etapa especial y muy querida en el camino previo a su profesión.
Realizó su primera profesión simple el 27 de febrero del 2016, año de la misericordia, día en que emitió sus votos de obediencia, castidad y pobreza, las cuales la ha ido renovando años tras año, hasta su profesión perpetua. El 11 de febrero del presente año el Señor manifestó su obra en su vida sellando su alianza eterna por medio de su entrega y en ella, su profesión perpetua, que con honor se sentí dichosa de poder pertenecerle a ÉL para siempre en la Familia de las Hermanas Franciscanas Angelinas.
¿Porque eligió esta comunidad religiosa?
Elegí la Congregación de las hermanas Franciscanas Angelinas porque el Señor me la regaló y por el testimonio de amor, ternura, de alegría, de fraternidad, de acogida, entusiasmo, entrega y servicio que mis hermanas manifestaban tanto en familia, como en los lugares donde ellas se desenvolvían, en sus pastorales.
¿Cuál es el carisma y el trabajo que realiza tu congregación en la Arquidiócesis de Santa Cruz?
El carisma que el Señor confió a nuestra Madre Clara está arraigado en la confianza y abandono a la voluntad del Padre. Viviendo la obediencia desde el sí de Cristo y de María, que hicieron posible la reconciliación de la humanidad con Dios nuestro Padre. Nuestro Carisma está abierto a todos los ámbitos de servicio y misión de la Iglesia, pastoral educativa, sanitaria, parroquial, juvenil y vocacional, y son las que desempeñamos en nuestra Iglesia local.
¿Quién es su fundador o fundadora y donde nació esta Congregación?
Madre Clara Ricci nació en Savona – Italia el día 08 de Julio del 1834, ella ha sido una mujer valerosa, fuerte, dulce, afable, materna, confiada a los designios de Dios especialmente en los duros momentos de su vida y vocación, Ella ha sido una mujer de fe, esperanza y caridad.
Nuestra Congregación nació en Casteslpina, el 14 de octubre del 1884.
¿Cómo te sientes ahora que realizaste tus votos perpetuos, tu sí para siempre?
Me siento dichosa de poder corresponder al amor del Señor por medio de la vocación que el Señor me ha otorgado, es un gozo servir y amar al Señor por medio del carisma de nuestra Familia Religiosa, en nuestra Iglesia y en el mundo que vive sediento de Dios. Es un gozo para mí, haberle dicho “Sí” al Señor y al proyecto de santidad que nuestro Buen Dios ha trazado para mi vida, pero reconozco que a la vez es un desafío vivir la pasión de la vida, como ÉL vivió, pero me arriesgué a lanzarme, no sola, sino con ÉL y con su gracia, porque en ÉL está mi vida, mi historia, mi barro en su manos y confío en Él, pues ÉL no abandona la obra de sus manos.
¿Qué trabajo específico realizas tú en la Congregación o comunidad?
Actualmente hago parte del equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de mi Delegación y colaboro también en el servicio pastoral parroquial (Parroquia Cristo Servidor) y pastoral del Colegio de convenio “La Santa Cruz”.
¿Qué le dirías a los jóvenes y señoritas que sienten el llamado del Señor y tal vez sienten miedo de dar este gran paso en su vida?
No les digo que no tengan miedo, porque es inevitable, sino que sean VALIENTES Y SE ARRIESGUEN a vivir esta aventura junto Jesús, a vivir la pasión de amar y entregarse por el REINO DE DIOS, pues ÉL, está con nosotros y siempre nos sostiene con su gracia y eso nos bastará para responderle con un SÍ PARA SIEMPRE AL SEÑOR.
Me confío a la intercesión de mi papito Ángel que desde el cielo sé que me acompaña y me ayuda a permanecer en la fidelidad del amor del Señor, y también me confío a tus oraciones por mí y por toda mi familia religiosa que me ha acogido con amor fraterno para ser parte de ella definitivamente y poder juntas ofrecer nuestras vidas al servicio y santidad de todas nuestra Iglesia.