Campanas/Somos un planeta de agua, pero solo el 2,5 % es agua dulce y menos del 1% está actualmente disponible. Fue uno de los datos reflexionados en el Seminario Virtual: “El agua, fuente de vida para todos”, realizado este 29 y 30 de junio, como parte de la Iniciativa: “Laicos constructores del Bien Común” que tiene el Programa de Formación en Doctrina Social de la Iglesia, coordinado por la Pastoral de la Universidad Católica Boliviana (UCB) Sede Santa Cruz y la Pastoral Social Cáritas (PASOC) Santa Cruz.
La MSc. Ing. Mónica Guzmán Rojo de Ingeniería Civil de la UCB Santa Cruz, dio datos y análisis sobre las aguas subterráneas en Tierras Bajas, señalando que es un recurso invisible por estar debajo la tierra, pero con efectos visibles en la vida humana y en el medio ambiente. Si bien habría suficientes recursos hídricos subterráneos y abundante recarga, menos del 30% de las extracciones del agua dulce de América Latina y El Caribe proceden del subsuelo. Lamentablemente no hay suficientes investigaciones sobre recursos hídricos subterráneos que determinen la disponibilidad, la contaminación y la gestión sosteniblede, sobre todo frente al hecho o riesgo de fuentes que se están agotando o disminuyendo su caudal.
La Ing. María Isabel Magne Salazar, del Laboratorio de Investigación de Ingeniería Ambiental de la UAGRM, igualmente dio datos y análisis de la situación del agua con respecto al uso, consumo y contaminación. Señaló que, según la Autoridad de Fiscalización y Control Social del Agua, en el oriente necesitamos 150 litros por día para el consumo y uso humano, y, según la FAO, el 70% del consumo del agua dulce del mundo lo tiene el sector agrícola.
En la simbología de la Creación, el mandato divino es “cultivar y cuidar el jardín” (Gn. 2, 15), recordó Fray Eduardo Agosta de Argentina, por tanto, el sustativo responsable del ser humano es custodiar y no la prepotencia de dominación de la tierra, no somos dueños, solo administradores y guardianes. Además, conscientes de que en la tierra todo está conectado e interconectado, es decir, el medio ambiente, las plantas, los animales y los seres humanos, la ecología integral debe ser el criterio rector de todas las decisiones privadas y públicas.
A su vez, el Diac. Alirio Cáceres de Colombia, como miembro del Consejo Mundial del Movimiento Laudato si, propuso el cambio paradigmático sobre el agua, para pasar de la lógica de recurso a hermana agua; de objeto a sujeto creatura; de algo a alguien creado; y de cosa a creatura.
Ambos expositores coincidieron en la necesidad de impulsar la ética del Bien Común y la Justicia Climática, que implica trastocar ese modelo de desarrollo impulsado desde la década de los 50 del siglo pasado, como desarrollismo lineal y miope que solo busca el rédito de la cultura del comsumo y la exagerada demanda de “recursos”, que sobrepasa los límites de la sostenibilidad y genera eventos destructivos por el cambio climático y la reducción de la biodiversidad.
Finalmente, los desafíos y llamamientos, especialmente desde la acción de la Iglesia y otras personas de buena voluntad, son: 1) Participar de las redes interinstucionales sobre Medio Ambiente o Cuidado de la Casa Común; 2) Incidir en propuestas legislativas o políticas públicas orientadas a la ecología integral; 3) Ejercer el rol profético de la denuncia frente a las contradicciones y amenazas ambientales; 4) Promover una espiritualidad con sentido ecológico y 5) Apoyar el derecho a la consulta previa, informada y de buena fe sobre los bienes de la tierra que tienen los pueblos indígenas; entre otras acciones, como la necesidad de testimonio ambiental de las instituiciones, las investigaciones y el control social sobre los servicios básicos.
Los organizadores agradecen a los expositores que compartieron sus conocimientos, experiencias e impulsos y a la Pastoral Social Cáritas de Bolivia por su apoyo en la participación de los ponentes internacionales.