Campanas. El P. Arturo Bergamasco falleció en Santa Cruz de la Sierra el viernes 3 de marzo del 2023, a la edad de 89 años, llevada 65 años de vida salesiana, 54 como sacerdote y 35 años de servicio misionero en Bolivia.
Nacido en Medeuzza (Norte de Italia), en el lejano 1934, el Joven Arturo, pudo formarse en su pueblo, primeramente, en el trabajo de todos los días. Pero, a los 19 años decide entrar con los Salesianos y pronto ingresa en el grupo de los formandos y rápidamente supera los estudios filosóficos y teológicos para llegar en el año 1969 a ser Sacerdote.
Hechos unos trabajos apostólicos en la zona del “Friuli”, Norte de Italia, el P. Antro Bergamasco encuentra su verdadera vocación en la entrega generosa de toda su actividad pastoral en el campo misionero de Bolivia, donde llega en el año centenario, en que celebramos a Don Bosco, 1988. San Carlos es su destino, pero Yapacaní su campo de futuro trabajo donde se lanza con toda su alma y su fuerza.
Era un sacerdote salesiano que trabajó mucho tiempo como párroco en la alborotada zona de Yapacaní. Un pueblo muy convulsionado por los acontecimientos políticos actuales.
Le quemaron, en dos fechas diversas, la “Radio y TV Don Bosco”, le hicieron guerra sus enemigos, lo persiguieron. Pero la bondad y la constancia de este sacerdote pudo más contra los enemigos interesados en partidos políticos del momento.
En tiempos de grandes luchas y peleas entre la población, la única autorizada era: P. Arturo. Y efectivamente, con su bondad, su buen criterio, su palabra suave, sus acertadas intuiciones, se iban calmando los ánimos adversos y se iba proyectando un camino de solución en el enredado problema que enemistaba los ánimos.
Su centro pastoral era la Misa. Su deseo era que todos fueran fieles fervorosos, que todos vinieran a la Misa; y, para los que no podían ir a la Misa los domingos, por trabajos imprescindibles, les había puesto una Misa el día Lunes temprano por la mañana. Misa muy concurrida.
Dedicado a la pastoral de las familias, de las cuales tiene la organización “Chálice”, que le colabora otorgando una ayuda mensual a las familias, de las cuales exigen formación, asistencia a los encuentros educativos y claridad en las cuentas. Unas personas están habilitadas para formar a estas familias inscritas en el gran número de varios centenares.
Cuidaba de una forma especial a los niños: Primera comunión y más tarde la Confirmación. Era sus temas preferidos. Cuidar bien de los catequistas para que formaran adecuadamente a esta juventud tan necesitada.
Hombre de oración y de intenso trabajo. No perdía nunca su tiempo en cosas inútiles: siempre dispuesto para el trabajo, dar un buen consejo, una palabra oportuna, o bien para escuchar a los campesinos que venían de lejos con sus problemas de salud, de tierra, de avasallamientos, de pobreza… allí trataba de suavizar sus penas, escuchar sus quejas, y darle una nueva perspectiva para una solución mejor. Era el paño de lágrimas de muchas personas, hasta de los yuquis, que lo buscaban con frecuencia.
El P. Arturo deja un gran vacío en Yapacaní, entre su gente, que tanto lo quiere. Pero él seguirá desde el cielo ayudando a su pueblo que tanto amó. Por eso mientras rezamos por él, también le pedimos al buen Dios, que nos envíe otros obreros como él, que sigan sus pasos para continuar esta siembra de bien que él ha desarrollado toda su vida. Amén
Santa Cruz, 4 de marzo, 2023
P. Carlos Longo.