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lunes 5 junio 2023
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“Sean la luz de Cristo resucitado, a través del testimonio de su fe, alegría y esperanza, pidió Mons. Braulio en la celebración Pascual

Campanas. Jueves Santo, es el primer día del Triduo Pascual y es el día en que la Iglesia Católica conmemora la institución del Sacramento de la Eucaristía, la Última Cena de Jesús. Hoy Jueves Santo  06 de abril a las 10:00 horas en la Catedral- Basílica Menor de San Lorenzo Mártir, Mons. Braulio Sáez, Obispo Emérito de Santa Cruz, presidió la celebración Pascual para ancianos, enfermos y discapacitados, y les pidió que,  ahí donde viven,  hagan brillar la vida de Cristo resucitado, a través del testimonio de fe, alegría y esperanza que deben irradian a sus demás hermanos.

 De la misma manera los exhortó a que, Irradien con su empeño de vida la Pascua del Señor. Que allí donde se encuentren, en la familia, en el trabajo, en la calle, sus vidas transparenten la alegría de ser seguidores de Cristo, y testigos de su pascua entre nosotros.

Hoy nos reunimos en una celebración  de la Palabra, nos reunimos para dar gracias a Dios por la vida, saber que la vida es un don, saber que la vida es un regalo maravilloso que Dios nos ha dado, y nos damos cuenta que esa vida que Dios nos ha regalado, se ha ido transformando, ha ido cambiando y sobre todo se ha ido madurando, dijo Monseñor.

 

Muchos de los que estamos  aquí somos personas mayores, y como personas mayores, tenemos nuestras enfermedades, nuestros dolores, angustias, momentos de depresión, pero tenemos que darnos cuenta que en todas nuestras dolencias y dificultades, Dios está ahí, él es el primero que ha sufrido el dolor pasando por la cruz, para salvar a la humanidad del pecado.

 “Mensaje de Mons. Braulio Sáez”

Jesús se acerca a los necesitados y nos manifiesta de nuevo dando fuerzas a los enfermos, acogiendo con cariño a todos los discapacitados de nuestra sociedad, llevando consuelo y compañía a todos los abandonados de Santa Cruz: niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Nosotros queremos experimentar también, ese amor que Dios nos tiene a cada uno de nosotros, y ese amor que también nosotros tenemos y que tenemos que proclamar ante el pueblo de Dios, frente a un mundo egoísta, en un mundo en el que tratamos que no exista el dolor, o queremos tapar el dolor, pero si existe el dolor, existe la vida y la muerte. La muerte

Hoy nos reunimos en una celebración  de la Palabra, nos reunimos para dar gracias a Dios por la vida, saber que la vida es un don, saber que la vida es un regalo maravilloso que Dios nos ha dado, y nos damos cuenta que esa vida que Dios nos ha regalado, se ha ido transformando, ha ido cambiando y sobre todo se ha ido madurando. Muchos de los que estamos aquí somos personas mayores, y como personas mayores, tenemos nuestras enfermedades, nuestros dolores, angustias, momentos de depresión, pero tenemos que darnos cuenta que en todas nuestras dolencias y dificultades, Dios está ahí, él es el primero que ha sufrido el dolor pasando por la cruz, para salvar a la humanidad del pecado.

Queridos hermanos tenemos que dar gracias a Dios, por tantas situaciones, en las que muchas veces estamos sufriendo y viviendo situaciones difíciles, pero si ponemos amor, ese dolor y ese sufrimiento tiene un valor infinito, porque  desafiamos nosotros, el dolor y el sufrimiento a la cruz de Cristo. Hoy queremos unirnos  a ese Jesús que va morir  en la cruz, a ese Jesús que sufrió por nosotros, a ese Jesús que quiso salvar a la humanidad, porque el dolor sin amor no sirve para nada, pero el dolor  con amor es redentor.

Estamos aquí reunidos para tomar conciencia de nuestras debilidades, de nuestras fragilidades, de nuestros dolores y presentárselos al Señor.

El amor de Dios se quedó en tantas personas que se preocupan por ayudar a aquellos que sufren y están viviendo situaciones difíciles, hoy  también oramos por todos ellos. Tenemos que tener agentes pastorales que ayuden  a superar las dificultades y los dolores de los demás.

El Señor los envía a sus lugares donde viven, para que sean la luz de Cristo ahí donde se encuentren. Para que hagan brillar la vida de Cristo resucitado, a través del testimonio de fe, alegría y esperanza que deben irradian a sus demás hermanos.

 Adoración a la Cruz

 

Para los cristianos, la Cruz es el lugar desde donde Cristo entrega su vida por nuestra salvación. En la Cruz, Jesucristo es proclamado como el Redentor de toda la humanidad. Contemplemos, pues, la cruz de Cristo.

Momento de la Luz: “El Envío a la Vida”

Los hermanos enfermos, ancianos y discapacitados, recibieron un cirio encendido, la presencia de Cristo Resucitado que camina con cada uno.

 

 

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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