El domingo 13 de diciembre a las 19:00 horas y ante un marco impresionante de fieles, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, Obispo Auxiliar de Santa Cruz, realizó la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia en el Santuario de Cotoca. Concelebraron la celebración Eucarística; Mons. René Leigue, Obispo Auxiliar de Santa Cruz, el P. Juan Carlos Huaygua, Párroco de la Purísima Concepción de Cotoca, el P. Juan Roca, Vicario de la Vicaría Virgen de Cotoca.
Resaltamos que en la Arquidiócesis de Santa Cruz solo hay dos “Puertas Santas de la Misericordia”, la primera en la Basílica Menor de San Lorenzo Mártir o Catedral, que fue abierta por Mons. Sergio Gualberti, el domingo 13 de diciembre a las 07:00 horas y la segunda en el Santuario de Cotoca.
El 08 Diciembre al término de la Santa Misa que celebró en la Plaza de San Pedro (Roma) con motivo de la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro para dar inicio al Jubileo de la Misericordia.
¿Por qué un Jubileo de la Misericordia?
El Santo Padre explicó que la Iglesia tiene necesidad de este momento extraordinario, puesto que en nuestra época, de profundos cambios, está llamada a ofrecer su contribución, haciendo visibles los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. De modo que el Jubileo es un tiempo favorable para que contemplando la Divina Misericordia, que supera todo límite humano y resplandece sobre la oscuridad del pecado, podamos llegar a ser testigos más convencidos y eficaces.
Dirigir la mirada a Dios, Padre misericordioso, y a los hermanos necesitados de misericordia – dijo también el Papa – significa dirigir la atención al contenido esencial del Evangelio, es decir, a Jesucristo, la Misericordia hecha carne, que hace visible el gran misterio del Amor trinitario de Dios.
El Papa Francisco tiene el deseo de que en este Año Santo cada uno de nosotros experimente la misericordia de Dios, para ser testigos de lo que a él más le agrada. Y si bien – dijo – sería ingenuo creer que esto pueda cambiar el mundo, con las palabras de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, recordó que “la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Co 1, 25).
Fotografías: Purísima Concepción de Cotoca