Campanas. 10 de agosto, fiesta de San Lorenzo Mártir. La Arquidiócesis de Santa Cruz, el Seminario Mayor y la Iglesia Catedral tienen como Patrono a una figura emblemática de los primeros tiempos del cristianismo: San Lorenzo “Mártir”, un diácono que murió quemado en una parrilla al no renunciar a su opción por Cristo.
San Lorenzo Mártir, con su testimonio de vida, nos enseña que, para encontrar la vida, el único camino es gastarla por el Señor. San Lorenzo ha sido el resultado de toda una vida gastada al servicio de los pobres, rostro visible y cercano de Cristo crucificado. “El que siembra con generosidad, con generosidad cosechará”.
Todo se remonta a los inicios de nuestra ciudad, cuando Don Lorenzo Suárez de Figueroa, conquistador, que fue nombrado gobernador, encomendó la intercesión de San Lorenzo Mártir para que proteja a la joven ciudad de Santa Cruz, por aquel entonces: San Lorenzo Real de la Frontera. Al poco tiempo la ciudad creció y aumentó el número de cristianos haciendo necesaria una mejor atención de los fieles. Por este motivo se reestructuró la organización eclesial y se creó el Obispado de Santa Cruz de la Sierra con sede en la ciudad de San Lorenzo Real de la Frontera, convirtiéndose en el tercer Obispado de la Audiencia de Charcas abarcando casi la mitad del territorio boliviano.
El Obispado de Santa Cruz de la Sierra continuó bajo la protección de San Lorenzo Mártir y más adelante también nombró con este título a la Catedral de Santa Cruz (Basílica Menor de San Lorenzo Mártir) y en la época más reciente al Seminario de la Arquidiócesis (Seminario Mayor San Lorenzo).
Su martirio
Aprovechando el reciente asesinato del papa, el alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba. Al tercer día, compareció ante el prefecto, y le presentó a éste los pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que ésos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida».
Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, cerca del Campo de verano, en Roma. Se dice que en medio del martirio, exclamó: Assum est, inqüit, versa et manduca (Traducción: Asado está, parece, da la vuelta y come. Traducción aproximada: Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho).