Bajo la certeza de que los sacerdotes son los primeros llamados a vivir y contagiar al pueblo la misericordia de Dios, más de 25 sacerdotes de Santa Cruz reflexionaron durante dos días y medio sobre la bula “Misericordiae Vultus” el rostro de la misericordia, con la que el Santo Padre Francisco convocó al Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
“Ojalá todos los sacerdotes tuviéramos el corazón del Papa” exclamó un sacerdote al conocer el contenido de la bula que escribió el Papa.
En el encuentro, que se realizó en Vallegrande la semana pasada, Monseñor Sergio encaminó las primeras reflexiones buscando contagiar el espíritu del Papa Francisco. Después la dinámica se tornó más vivencial con estudio e intercambio tanto sobre la misericordia de Dios como sobre la misericordia a la que ellos están llamados a ofrecer al pueblo de Dios que peregrina en Santa Cruz.
¿Qué puede y cómo puede hacer un sacerdote para ser expresión de la misericordia de Dios en medio del pueblo? ¿Cómo responder a los diferentes problemas que requieren misericordia? parece ser la clave de la reflexión para este grupo de sacerdotes. En ese sentido, el Padre Ezequiel Pérez, sacerdote hace 15 años cree que una expresión concreta de la misericordia es “No pasar de largo ante las necesidades de las personas, darse tiempo y detenerse para escuchar y brindar una orientación y palabras que le ayuden a la gente a seguir adelante”.
“La misericordia se refleja también en el trato diario con la gente” dice otro sacerdote explicando que “aún a pesar de la fatiga del día a día si uno es capaz de camuflar el cansancio para atender con entusiasmo y alegría a las personas se brinda misericordia”.
Al parecer, el Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor Sergio Gualberti está convencido que si los sacerdotes no viven y expresan plenamente la misericordia de Dios al pueblo, este no va a sentir lo que significa el año de la misericordia.