…Una joven misionera que a la corta edad de 23 años dejó su país para venir a Bolivia como hermanita de los ancianos desamparados y ante la realidad de la pobreza y desafíos de la evangelización dejó su familia religiosa y fundó su propia congregación, las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, primera congregación religiosa boliviana; esa es la madre Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March que será canonizada y se convertirá en la primera Santa boliviana.
Nazaria Ignacia es considerada una auténtica “visionaria” para su época ya que postulaba que la Iglesia católica vaya al encuentro de la gente tres décadas antes de que el Concilio Vaticano II lo planteara.
Y es que, aunque es madrileña de nacimiento, se la considera la primera beata boliviana porque vino “a servir a los bolivianos” y desde este país irradió su obra al mundo.
A continuación les dejamos un poco de su biografía en texto y más abajo un video que resume parte de su vida.
BIOGRAFÍA
La Madre Nazaria Ignacia nació el 10 de enero de 1889, en Madrid- España. A la edad de 9 años hizo la Primera Comunión y fue entonces cuando sintió la primera llamada del Señor: “Tú Nazaria, sígueme”. A la que Nazaria repondió: “Te seguiré, Jesús, lo más cerca que pueda una humana criatura”.
Por motivos económicos, la familia, March Mesa, tuvo que trasladarse a México y allí ingresó con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Durante más de 12 años formó parte de la comunidad de Hermanitas, dedicada con todo fervor a las obras de caridad propias de su Instituto, al cuidado inmediato de los ancianos.
En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, en el año 1920, en la meditación del Reino, ve plasmados sus ideales de trabajar con todas su fuerzas por la unión y extensión del Reino de Cristo, comprendiendo que sola poco podía hacer, sintió inmensos deseos de agrupar a otras personas “Bajo el estandarte de la Cruz”, concibiendo la Congregación religiosa como “una cruzada de amor en torno a la Iglesia”.
El 16 de Junio de 1925, Nazaria salió de las Hermanitas de los ancianos desamparados, para iniciar la fundación de la primera congregación boliviana en Oruro. Diez jóvenes bolivianas de distintos lugares fueron sus primeras compañeras.
El 12 de febrero de 1927, se declaró erigida canónicamente la Congregación religiosa de las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia. el 9 de junio de 1947, ya muerta Nazaria Ignacia, el Instituto recibio la aprobación definitiva de las constituciones y el nombre de Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Según las Constituciones, “El Instituto de las Misioneras de la Cruzada Pontifica, tiende a realizar la acción social de la mujer”. La Madre dirá también:
En amar, obedecer y cooperar con la Iglesia en su obra de predicar el Evangelio a toda criatura, está nuestra vida, el ser lo que somos”. Este es nuestro espíritu: guerrero, fiel, nada de cobardías, todo amores, amor sobre todo a Cristo y en Cristo a todos. Repartirse entre los pobres, animar a los tristes, dar la mano a los caídos; enseñar a los hijos del pueblo, partir su pan con ellos, en fin, dar toda su vida, su ser entero por Cristo, la Iglesia y las almas”.
“Su obra se extendería más tarde al resto del mundo, y su misión, de Anuncio de Cristo Resucitado, también la llevó a descubrirlo en los rostros de huérfanos, mujeres marginadas, desocupados, combatientes de la Guerra del Chaco, sus huérfanos y una serie de acciones en favor de los más necesitados. En 1992, hacen 25 años, San Juan Pablo II, la beatificó como figura modélica de seguimiento de Jesús”, indica un comunicado del Arzobispo.
“Quiero levantar a Bolivia de su postración, no quiero solo pan para sus pobres, ni repartir limosnas que se recogen de la caridad, sino elevar la dignidad de este pueblo, enseñándole a trabajar, procurándole trabajo digno, haciéndole sentir que en las manos de todos, y de cada uno, está el participar de la belleza, de la armonía, la dulzura y la felicidad de sentirse hijo de Dios”, decía Beata Nazaria, añade el documento.
Nazaria Ignacia muere en Buenos Aires (Argentina) el 6 de Julio de 1943, dejando gran fama de santidad.
Sus restos fueron trasladados a Oruro en 1972 y desde entonces permanecen en esa ciudad boliviana, como lo pidió Nazaria Ignacia antes de morir.
Fue Beatificada por S.S. Juan Pablo II en Roma, el 27 de Septiembre de 1992 y proclamada su fiesta el 6 de julio de cada año.