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viernes 24 marzo 2023
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Pastoral de la UCB – Sede Santa Cruz: “EL NARCISISMO POLÍTICO”

Campanas. La Pastoral de la Universidad Católica Boliviana – Sede Santa Cruz y el Consejo Arquidiocesano de Pastoral, comparte un artículo, el cual hace referencia al discurso del presidente, Luis Arce Catacora en su segundo año de Gobierno . Este artículo tiene el objetivo de facilitar una lectura de nuestro entorno, y así podamos entender mejor los signos de los tiempos y responder como lo que somos; verdadera Buena Noticia.

“EL NARCISISMO POLÍTICO”

Para empezar, sonó a ironía y contradicción entre los datos exitistas del Presidente en el discurso de su segundo año de Gobierno con una Bolivia en conflicto por falta de voluntad política para escuchar al pueblo movilizado por el CENSO 2023 y otras demandas insatisfechas de sectores de la sociedad. Resulta una grave indolencia, incluso burla, ignorar esta realidad de sufrimiento y sacrificio que le resta autoridad moral al mandatario.

La abundancia de datos sobre indicadores económicos positivos en la gestión 2021-2022 tienen más un tono de vanagloria del “Modelo Económico Social Comunitario y Productivo” que necesita legitimar el economista Presidente, uno de sus autores intelectuales y materiales, propios del marketing comercial y de una campaña electoral, que, dicho en sentido crítico, tiene connotaciones de “narcisismo político”. Según algunos especialistas que están en la opinión pública, no coincidentes con los datos que se pregonan en los discursos oficiales.

Las políticas sociales con grandes inversiones en salud y en infraestructura, entre otras, no condice con las carencias, objetivamente evidenciables, de personal de salud insuficiente, medicamentos y laboratorios casi inexistentes en el sistema público de salud, que la gente, sobre todo pobre, la sufre y que se reclaman con movilizaciones del sector de la salud.

Puede sorprender, sobre todo a extraños, lo “bien de la gestión pública en Bolivia” y creer en la idea de “recuperación o reactivación económica” de un hombre que sabe de esa materia, pero, surge de inmediato la pregunta: ¿Son datos fiables o simplemente informes ministeriales para que el jefe cacaree?; si hay algo, ¿A quiénes está beneficiando?, incluso, en relación a las políticas sociales, ¿esos beneficios llegan solo a los leales del MAS o a los recomendados de estos y no necesariamente a miles que los necesitan?

Lo importante, en materia socio-económica, es que la gente lo sienta y lo pueda palpar en sus bolsillos y en su calidad de vida. Más allá de la supuesta reducción de la pobreza (moderada al 36,2% y extrema al 11,1%), la constatación cotidiana da cuenta que el desempleo se campea por todo lado, los bajos ingresos no permiten el ahorro y mucho menos la obtención de patrimonio, las condiciones de pobreza material parecen ser mayor a la estadística oficial. Además de los empresarios prósperos, hay gente que “está bien”, pero, por caminos ilícitos del contrabando, el tráfico de drogas (que incluye la producción y comercialización de la hoja de coca excedentaria), de la delincuencia organizada y la corrupción pública.

Se lamenta un discurso sin sentido autocrítico (en realidad, por los antecedentes, tampoco se esperaba que lo fuera). No hay ninguna mención en relación a la calidad educativa en un contexto de postpandemia (no es suficiente el retorno a la presencialidad, que tampoco es del todo, la entrega de textos o el pago del Juancito Pinto, como los resaltó en su discurso); el deterioro del empleo decente con salarios que no cubren dignamente la canasta familiar, la miseria de la renta de jubilación, entre otros pendientes estructurales y coyunturales.

Más allá de la retórica en relación a la justicia, saltan las palabras del Presidente: “independencia judicial y transparencia”, ¿qué habrá querido decir?, casi, casi, se puede recurrir a la jerga abogadil: “A confesión de parte, relevo de prueba”. Está claro que la administración de justicia, salvando honradas excepciones, no es independiente; que la retardación de justicia es inhumana y la corrupción sigue siendo una vergüenza.

Tampoco se trata de echar tierra a todo. Seguramente hay esfuerzos, especialmente en las políticas económicas y sociales, que deben reconocerse con avances significativos, pero, deben ser para todos, no solo para unos “preferidos”; deben responder a las necesidades y legítimas aspiraciones del pueblo boliviano, no tanto de ideologías foráneas y agendas ocultas internacionales y debe ser siempre esfuerzo compartido con los gobiernos subnacionales, y no buscar aparecer mesiánico y aplastante de otros gobiernos, sobre todo de oposición.

Hace 11 años, el 2011, nuestros Obispos nos entregaron la Carta Pastoral: “Los Católicos en la Bolivia de hoy: Presencia de esperanza y compromiso”, que sigue siendo hoy la lupa para entender, desde un discernimiento evangélico, la coyuntura política de nuestro país. Concluimos con un buen mensaje que le caería bien al Gobierno: “Un Gobierno, por ser tal, está obligado a gobernar para todos, en función del bien común, con pleno respeto a la dignidad de cada persona (…). De la misma manera, tiene que trabajar por la unidad de los grupos, regiones, culturas y de ninguna manera consentir su división (…)” (Carta Pastoral 2011, N° 100)

Santa Cruz, 8 de noviembre de 2022

Aporte elaborado por la Pastoral, UCB, Sede Santa Cruz y el Consejo Arquidiocesano de Pastoral.

No representa la opinión oficial de la Iglesia Católica.

Fotografía: APG

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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