(RV).- Las comunidades y familias, alimentadas regularmente por la Eucaristía – Sacramento del amor de Cristo, Sacramento de la Caridad – sean para el mundo escuelas de cordialidad, acogida y caridad, deseó el Papa, con el anhelo de que su encuentro con los peregrinos de tantos países, reavive «el sentir que somos miembros de la única familia de los hijos de Dios», invocando la alegría y la paz del Señor sobre todos.
Misericordia, reconciliación, confianza en Cristo y acogida de toda vida humana, sobre todo la más débil
Aliento y saludo en las palabras del Papa Francisco a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:
«Que el Señor los ayude, queridos jóvenes, a ser promotores de misericordia y de reconciliación. Que los sostenga, a ustedes queridos enfermos, a no perder la confianza, ni siquiera en los momentos de dura prueba. Y que conceda a ustedes, queridos recién casados, encontrar en el Evangelio la alegría de acoger toda vida humana, sobre todo a la débil e indefensa»
En el día en que la Iglesia conmemora al santo Obispo Martín de Tours, con su modelo de caridad, el Papa Francisco recordó también el Jubileo de la Misericordia:
«Hoy celebramos la memoria litúrgica de San Martín de Tours, figura muy popular en especial en Europa, modelo del compartir con los pobres. El próximo año, en feliz coincidencia con el Jubileo de la Misericordia, se conmemora el XVII centenario de su nacimiento»
En sus saludos a los peregrinos polacos, al coincidir la fecha del 11 de noviembre con su fiesta nacional de la Independencia, lograda en 1918, el Sucesor de Pedro evocó a su predecesor Karol Wojtyla y sus palabras sobre la centralidad de Cristo en la historia de esta nación:
«En Polonia, hoy se celebra la fiesta de la Independencia. En este contexto recuerdo lo que dijo San Juan Pablo II: «Sin Cristo no es posible comprender la historia de Polonia» (Varsovia, 2 de junio de 1979). Perseveren en la fidelidad al Evangelio y en la tradición de los Padres al servicio de su Patria. Que Dios bendiga Polonia y cada uno de ustedes ¡Alabado sea Jesucristo!».
Con un saludo cordial a los peregrinos eslovacos que acompañaban a sus Obispos en su Visita a las Tumbas de los Apóstoles, el Papa recordó la universalidad de la Iglesia y la importancia de la oración:
«Saludo con afecto a los peregrinos de Eslovaquia, que acompañan a sus Obispos en su visita Ad limina Apostolorum, en especial a los sacerdotes, a los seminaristas, las personas consagradas y a todos los fieles.
Queridos hermanos y hermanas, que su visita a Roma fortalezca la conciencia de la pertenencia a la Iglesia universal. Acompañen a sus Obispos con intensas oraciones y no se olviden de rezar también por mí.
Bendigo de corazón a todos ustedes y a sus seres queridos en su patria».
(CdM – RV)