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jueves 1 junio 2023
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P. Chema: “Reinventarse en tiempos de Cuarentena”

Campanas. P. Chema, el Sacerdote que ha promovido la entrega de 10 toneladas de alimentos y el  apoyo a  8 ollas solidarias, en tiempos de la cuarentena por la pandemia del Covid – 19.

 

El P. José María Hernando, más conocido como el padre Chema nos comparte las experiencias de este extraño momento histórico en que nos encontramos, agobiados y confinados por la amenaza del Coronavirus.

El P. Chema es  responsable de la Parroquia La Resurrección, zona norte de la ciudad de Santa Cruz, lleva 5 años como párroco,  y comparte  el trabajo con el equipo parroquial, el P. Florentino Amo, Maximiliano Bonifaz y Gervasio Coarite y pertenecen a la Congregación de La Pasión de Jesucristo o Pasionistas.

Desde Confinamiento obligatorio, desde el 22 de marzo, estaba claro que, un amplio sector de la población, que vive al día; iban a pasar necesidades. Por esta razón, un grupo de voluntarios, decidieron poner en marcha la bolsa solidaria. Consistía en recolectar alimentos o donaciones en efectivo y traducirlo todo en esa bolsa solidaria, para llevar a las familias más pobres de los barrios periféricos de la Ciudad de Santa Cruz. El 25 de marzo se pusieron en campaña y 5 días después ya estaban repartiendo la ayuda.

Llegaron a 50 barrios durante el mes y medio que duró esta campaña. Repartieron más de 10 toneladas de alimentos. Finalizada esta iniciativa, comenzamos la campaña para apoyar las ollas solidarias. Nos dimos cuenta que esta estrategia era más efectiva que repartir a cada familia en particular, dice el P. Chema.

 Para este nuevo proyecto, se concentraron solamente la  Parroquia La Resurrección y en  la medida que iban surgiendo las ollas, las iban apoyando. Llegaron a ser 8 y en la actualidad quedan 6; repartidas entre los diferentes barrios de las 10 capillas de esta Parroquia.

 

En total, las familias que se están beneficiando son alrededor de 1.200, la organización de cada olla no es fácil, pues requiere de personas, sobre todo señoras para cocinar, y además, toda una infraestructura, donde antes pasaban catequesis, ahora es almacén- desde la captación de fondos o alimentos, la compra y el traslado de los mismos. Llevarlos a lugares de las ollas, que a veces están en lugares muy inaccesibles y en medio de todo, tomar las medidas para no contagiar ni contagiarse. Tarea, a veces, un poco difícil, cuenta el Padre José María.

 

Los alimentos se entregan a los responsables de las ollas comunes y  provienen de donaciones particulares y sobre todo son: arroz, fideo, harina, aceite, porotos, pollos, etc. La mayoría son comprados con los donativos de los feligreses de la Parroquia que, anoticiados de esta iniciativa, están colaborando generosamente a una cuenta que han abierto para este fin.

Las ollas solidarias también se nutren de otros donativos particulares de los residentes en los mismos barrios y en menor cuantía de la Alcaldía. Desde el 25 de marzo, el P. Chema está en campaña, primero con las bolsas solidarias y ahora con las ollas solidarias.

El P. Chema afirma, que la razón que le impulsa a estar en este proyecto es la fe, soy cristiano, sacerdote y además párroco, tengo una responsabilidad frente a los demás. Si el Señor me ha bendecido con la salud y tantos dones, es justo compartirlos; sobre todo con los más necesitados, expresa este sacerdote.

Recorriendo los barrios te vas dando cuenta de las grandes necesidades que existen. Lo que hacemos nosotros, porque somos un equipo donde hay laicos comprometidos, es muy poco en comparación con lo que se necesita. Hay más laicos a quienes les gustaría colaborar, pero las prevenciones a tomar, hacen que nos limitemos en el número de personas para llevar las ayudas, indica el padre.

Toda esta situación de pandemia, ha suscitado una corriente de generosidad y a medida que los feligreses se van enterando de estas iniciativas, también están dispuestos a colaborar más.

El sacerdote asegura que reciben los alimentos, lo hacen agradecidos,  es cierto que han tenido algún problema con algunas personas intransigentes que exigían se les diera a ellos. Momentos de tensión, como en uno de los barrios, al intentar casi asaltar la camioneta con los alimentos, tuvimos que salir huyendo, con la mala suerte que Ximena, una de las voluntarias se golpeó la cabeza con el marco de la puerta. El resultado fue una gran brecha y sutura de la herida. También hemos tenido momentos muy agradables como la participación de los mismos vecinos para llevarnos a las familias más necesitadas; aún, siendo ellos conscientes de su propia necesidad. Lecciones de generosidad y desprendimiento de las personas más sencillas. Gestos de solidaridad realmente evangélicos.

 

El P. José María Hernando, Párroco de La Resurrección, se  despide dando un mensaje de esperanza para todos, especialmente para quienes en estos momentos carecen de ella por la situación actual y las consecuencias de la misma. Una invitación a perseverar y ser constantes frente a los obstáculos y adversidades. A esto se llama longanimidad. A ser, por tanto, longánimes, es decir, generosos, benignos y clementes.

Graciela Arandia de Hidalgo



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