Celebramos la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Fiesta del Papa, una fiesta que adquiere un tono mayor de alegría por la próxima celebración del primer aniversario del Viaje Apostólico del Papa Francisco a Bolivia, así inició su Homilía el Nuncio Apostólico en Bolivia, Mons. Giambattista Diquattro, en la Celebración Eucarística que presidió en la Catedral, el miércoles 29 de junio a las 18:30 horas. Concelebraron esta misa; Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, y los Obispos Auxiliares; Mons. Braulio Sáez, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, y Mons. René Leigue, el Vicario General del Arzobispado, P. Juan Crespo y Sacerdotes del Clero cruceño.
Que la Virgen María acompañe al Santo Padre Francisco en este Ministerio Evangelizador y haga fructificar su testimonio en nuestros corazones y en el Corazón de la Iglesia, pidió el Nuncio Apostólico en Bolivia, Mons. Giambattista Diquattro, en su Homilía la misa durante la celebración por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo Día del Papa.
Reflexión de Mons. Giambattista Diquattro Fiesta de San Pedro y San Pablo
Santa Misa del 29 de junio de 2016
Celebramos la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, la Fiesta del Papa, una fiesta que adquiere un tono mayor de alegría por la próxima celebración del primer aniversario del Viaje Apostólico del Papa Francisco a Bolivia.
Saludo cordialmente y con gratitud al Excmo. Mons. Sergio Gualberti y a los Excmos. Obispos Auxiliares, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, y agradezco por este nuevo gesto de respeto y cariño hacia el Santo Padre.
Revivimos el acontecimiento de Pentecostés porque hoy, como entonces, nos reunimos en comunión con San Pedro para renovar nuestro compromiso de ser una sola familia, que es la Iglesia, convocada, iluminada y guiada por el Espíritu Santo.
La Liturgia nos invita a reflexionar sobre el fundamental Ministerio Pastoral del Papa Francisco y sobre el sentido y la importancia de nuestras oraciones por Él y por su compromiso eclesial y santo.
Nuestro Señor Jesucristo encomendó a San Pedro y a sus Sucesores de “confirmar” al Santo Pueblo de Dios que les fue confiado.
El Señor pidió a San Pedro y a sus Sucesores confirmar en la fe a los cristianos. Esta responsabilidad brota de la constatación de que en su confesión San Pedro (“tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo”), actúa y proclama bajo la fuerza del Espíritu Santo. Y como consecuencia de esta confesión Nuestro Señor Jesucristo declara: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”. La confesión de San Pedro, obra del Espíritu de Dios, está en la base del Ministerio eclesial de San Pedro.
La misión de San Pedro permanecerá auténticamente cristiana, si en esta misión vive y actúa la fuerza y la presencia de Dios, sin que prevalezcan o sin que haya una mezcla de ideas, sentimientos y lógicas del poder mundano. La fe en Cristo es la luz de la vida de San Pedro, de nuestra vida y de la vida de la Iglesia.
Fotografías: Lic. Graciela Arandia y Lic. Luz Erika Limachi