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viernes 1 diciembre 2023
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“No tengan miedo de escuchar el Llamado del Señor”, dice Raquel Gaspar que recibirá los votos perpetuos este sábado

Campanas. Mi Vocación a la Vida Religiosa es “Fruto de la fe de mi Madre ”, dice Raquel Gaspar Poiquí.

La Hna. Raquel Gaspar Poiquí realizará sus votos perpetuos en la Congregación de las Hermanas Misioneras de las Bienaventuranzas, el sábado 01 de febrero a las 17:30 horas, en el Barrio Cordecruz, Colegio Josefina Bálsamo, ubicado sobre el 4to anillo entre Avenidas Alemana y Mutualista. La Celebración Eucarística será presidida por el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti Calandrina.

Raquel  nació en Santa Cruz, es hija de Alejandro Gaspar Arredondo (+) y Margarita Poiquí Roca, su padre falleció cuando ella era pequeña, es la séptima de ocho hermanos y desde muy pequeña sintió el llamado del Señor a la Vida Religiosa.

Raquel ingresó a la Congregación de las Misioneras de la Bienaventuranzas en el año 1992, realizó toda su formación en Bolivia, luego viajó a Sicilia – Italia, donde cursó  estudios superiores y nuevamente retornó a Santa Cruz de la Sierra, para incardinarse en la Congregación.

Margarita nos cuenta que viene de una familia muy religiosa, su mamá fue la que le enseñó y transmitió toda su fe y amor por el Señor. Desde pequeña conoció a las hermanas de la congregación y nació en ella el deseo de servir a los demás  y entregar su vida a Dios, y así poco a poco fue creciendo su vocación, ingresó a la comunidad y fue profundizando este camino de donación.

El llamado del Señor es algo que uno no se explica, el Señor nos llama todos los días y muchas veces nos hacemos los sordos, dice Raquel, no queremos escuchar, nos da miedo pero si uno no arriesga no gana.

Raquel piensa que la  formación que recibió de su Madre  fue fundamental para su vocación, ella está convencida que su sí al Señor es fruto de la Fe de su mamá. La hermana Raquel recuerda que su mamá desde pequeños a ella y a sus hermanos los llevaba a visitar a la Mamita de Cotoca. También siempre asistían a la Catedral y una imagen que Raquel lleva grabada en su mente y en su corazón,  es ver a su madre de rodillas ante el crucifijo y la madre dolorosa rezando con mucha fe.

Formación

La formación que recibió de la Congregación de las Misioneras de la Bienaventuranzas siempre le gustó mucho,  en el sentido que la han formado de una manera libre y responsable, cuando salían  a realizar pastoral en los barrios, la Madre Micaela Princiotto, Superiora General de las Bienventuranzas, nos enviaba y siempre nos decía: “Yo las envío, yo confío en ustedes y ustedes son responsables de la libertad que tienen”. En lo personal esa libertad que nos dieron me ayudó mucho y desde muy joven que ingresé  a la comunidad religiosa me hice responsable  de mí y des mis actos.

No tengan miedo de escuchar el Llamado del Señor

A todos los jóvenes y señoritas que sientan el llamado del Señor les digo que no tengan miedo, que el miedo no los paralice, no tengan miedo de fijar la mirada en el Señor con atención, porque mirando al Hijo vemos al Padre y no ha felicidad más grande que mirar al señor con el corazón, dice Raquel.

Falta de Vocaciones

Como dice el Papa Francisco, el Evangelio va adelante por contagio, todo se contagia, si yo soy feliz contagio mi felicidad, si yo como religiosa, como consagrada soy feliz  contagio mi felicidad a los demás jóvenes  que están en mi entorno y es así que voy a demostrar que la vida religiosa es bella. Nosotros como consagrados y consagradas debemos mostrar esa felicidad que viene de Dios  y que solo Dios la da.

Como religiosos y religiosas tenemos que dar testimonio de nuestra fe dentro y fuera de la Iglesia y mostrar a los demás que la vida religiosa es bella, y todo lo bellos viene solo de Dios.

A pocos días de recibir los Votos Perpetuos, Raquel manifiesta que se siente muy emocionada, es algo inexplicable porque ella sabe  que su vida no la está votando en algo vacío, ella sabe que se está  donando por completo al Señor.

Para Saber:

Antes de recibir los votos perpetuos, están: Aspirantado, postulantado, noviciado, Juniorado, y los votos perpetuos.

Una aspirante es alguien que vive durante un tiempo con una comunidad para ver si se siente atraída por esa vida y cómoda con esa comunidad, además de para que la comunidad la evalúe también. Algunos lugares llaman a esta etapa “pre-postulantado”.

Una postulante ya se ha mudado formalmente a la comunidad y vive en ella, aunque continúa en una fase de “interrogación”, un periodo de intensa meditación para definir su vocación.

Según la comunidad, el postulantado dura de 6 meses a un año, y durante ese tiempo es posible que se la llame “hermana”, o no. Este hecho y el que la postulante lleve o no algún tipo de uniforme o respete un simple código de vestimenta depende de la comunidad.

Una novicia (del latín novicius, nuevo o reciente) es una postulante que ha sido recibida formalmente dentro de la comunidad, es una principiante.

El noviciado —normalmente (pero no siempre) de dos años para las mujeres y un año para los hombres— da comienzo a un periodo de intensa formación y estudio, de una profunda experiencia de la oración que irá acompañada de una formación tanto canónica como apostólica.

Si la comunidad lleva hábito y adopta nombres de religión (algunas hacen las dos cosas, otras ninguna, y algunas comunidades lo dejan a elección personal de la hermana o monja), todo suele suceder (aunque no siempre) a la entrada en el noviciado, y la hermana asumiría el velo blanco.

Algunas comunidades permitirán el cambio de nombre al empezar el noviciado, pero retrasan el hábito hasta los primeros votos, o viceversa.

Puesto que el noviciado aún se considera parte de una fase de discernimiento en la vocación, la novicia es libre de abandonar la comunidad en cualquier momento (y, claro está, también se le puede pedir que abandone).

Los primeros votos se realizan cuando la novicia ha completado el necesario periodo de noviciado, ha solicitado admisión formal a los votos y los miembros de votos perpetuos y la dirección de la comunidad han discernido en ella una vocación auténtica para su orden o asociación.

La novicia realiza unos votos “simples”, que son vinculantes por la ley canónica durante un periodo de tiempo específico, normalmente de tres a cinco años, a veces más.

Se la considera ahora una miembro de “profesión temporal” en la comunidad y puede trabajar en un apostolado y firmar usando la abreviatura correspondiente a su comunidad.

La profesión temporal aún es un periodo de discernimiento, así que una religiosa todavía puede solicitar la separación, pero como los votos son canónicos, requiere un proceso más formal.

Los votos finales (o perpetuos; en el monacato se denomina “profesión solemne”) se realizan cuando la religiosa profesa sus votos de por vida como miembro de la comunidad.

En la mayoría de los casos firma su declaración de votos en el altar y lo muestra ante los presentes, y sus votos son canónicos.

En este momento ya es una religiosa de votos perpetuos, está plenamente profesada y, en cierto sentido, ya es una “profesional” de esa vida. Y como en cualquier profesión, la formación es continua y dura toda la vida. (Fuente – es.aleteia.org)

 
Graciela Arandia de Hidalgo



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