Campanas. En la Celebración Ecuménica Navideña “Adoremos a Jesús Príncipe de Paz 2019”, el P. Juan Crespo Vicario General, nos exhortó a no quedarnos contemplando los hermosos pesebres, sino que “Seamos luz verdadera para el mundo de hoy”.
La Comisión de Ecumenismo de la Arquidiócesis de Santa Cruz, realizó el viernes 13 de diciembre a las 19:30 horas, la Celebración Ecuménica Navideña: “Adoremos al Príncipe de Paz”, la misma se llevó a cabo en la Parroquia La Merced. La Celebración Ecuménica Navideña, fue presidida por el Vicario General de la Arquidiócesis de Santa Cruz, P. Juan Crespo Gutiérrez con la Participación de las Iglesias hermanas: Copta Ortodoxa, Anglicana, Metodista, Iglesia Evangélica y la Iglesia Central Menonita.
El Vicario General a nombre de la Iglesia Católica de Santa Cruz, dirigió un mensaje de navidad en el encuentro Ecuménico navideño y en el cual manifestó que nos reunimos para ser testimonio antes muchos que todavía no han reconocido al Señor, este acontecimiento no es solamente histórico sino también existencial que nos ayuda a ir viviendo esta hermosa navidad, en cada uno de nosotros, en nuestra familia.
Hoy quiero invitar a cada uno de nosotros que profesamos esta fe, a que seamos esas luces no solamente que iluminan los arbolitos, o que iluminen las plazas, sino que seamos testigos y testimonio de ese nacimiento, siendo luz en cada lugar donde nos toca vivir, trabajar, estudiar y en todos los lugares donde caminemos, expresó el P. Juan Crespo.
Que las luces de la justicia, de la libertad, de la verdad, de la reconciliación, las luces de la solidaridad, especialmente la comprensión, el perdón, hagan que la sociedad comience a transformarse en luz auténtica y luz verdadera. No nos quedemos contemplando los hermosos pesebres, sino seamos luz verdadera para el mundo de hoy.
Que en esta navidad el Señor nazca en nuestra vida y en nuestro corazón, dijo el Vicario General.
Durante la celebración Ecuménica cada Iglesia hermana tubo su participación, también un grupo de jóvenes realizaron la escenificación del nacimiento de Jesús, acompañado de danzas del oriente y el occidente de Bolivia.
Se rezó el Padre Nuestro con gozo y vínculo de amistad que no se improvisa, sino se va gestando con el respeto mutuo, en el diálogo, el encuentro, y el compartir la perseverante construcción entre hermanos. Es mucho más lo que nos une que los que nos separa.
Abrazo de Paz
Señor, tómanos desde donde estamos actualmente
y condúcenos allá donde Tú quieres que vayamos.
Haz que no seamos solo los encargados de una herencia,
sino las señales vivas de tu reino que viene.
Enciéndenos la pasión por la justicia y la paz
y que el amor sea nuestra señal distintiva .
NOS REGALAMOS EL ABRAZO DE PAZ
Bendición: Los líderes de las iglesias unidos proclamaron la oración de bendición
Que Dios, el Padre, que nos convocó desde la oscuridad hacia la luz, nos convierta en verdaderos portadores de la luz de Dios.
Amén.
Que Dios, el Hijo, que viene a nosotros en la humildad de un pesebre, nos dé fuerza para seguir su ejemplo de servir a los demás.
Amén.
Que Dios, el Espíritu Santo, que es el Señor y dador de vida, nos fortalezca para ser auténticos servidores de la comunión donde nos encontremos
Amén.
Que el Dios todopoderoso y misericordioso, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y proteja ahora y para siempre.
Amén.
Partiremos juntos para proclamar las maravillas del amor de Dios.
¡Amén! ¡Aleluya! ¡Amén!
Al finalizar todos cantaron el canto “Noche de Paz”
Padre Santo, Señor de la vida y la historia,
Hacemos nuestras las palabras de tu Hijo Jesús:
“La Paz les dejo, mi Paz les doy”.
Con corazón abierto y agradecido
te invocamos hoy en esta tierra boliviana
bendecida con toda clase de bienes materiales y espirituales.
Despoja nuestro espíritu del odio, de la violencia,
del rencor y de la división entre hermanos.
Ayúdanos a superar el miedo y la desconfianza
a curar nuestras heridas de nuestro pasado,
a superar nuestras diferencias y mezquindades,
a vencer los errores y las injusticias en contra de los
más pobres y marginados.
Concédenos la gracia de tu perdón a fin de que también
nosotros podamos perdonarnos unos a otros y construir
juntos una Bolivia mejor por caminos de reconciliación,
de verdad, de justicia, de fraternidad y de paz.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
te encomendamos nuestra Patria
para que en ella reine la paz duradera.