Campanas. Este viernes Santo 7 de abril, Monseñor Estanislao Dowlaszewicz, OFM Conv, obispo auxiliar de Santa Cruz, presidió la celebración de la Pasión  de nuestro Señor, en el hogar de Ancianos, y de allí afirmó que, No hay autopista directa al cielo, al cielo se va a pie dando todos los días los pasos concretos, firmes y perseverantes.

 Al cielo se va por el camino de la Cruz: El Viernes Santo tenemos otros dos regalos, la Cruz y la Sangre derramada por la Salvación de toda la humanidad, dijo el prelado.

Así también señaló que en la leyendo la Pasión de Jesús, vemos la entrega de Jesús en la persona de su Madre… “Madre ahí tienes a tu Hijo, Hijo ahí tienes a tu Madre”.

Nos vamos a acercar al árbol de la Salvación que es la Cruz

De la misma manera Mons. Estanislao pidió que, No olvidemos que esa Cruz nos demuestra tres grandes dimensiones del Maestro; Primero es el Rey de todos, después hace ofrenda de sí mismo, Jesús es el Sumo Sacerdote y con esa ofrenda de sí mismo, el cumplimiento de la voluntad de Dios Padre se hace Hombre nuevo, testigo de la verdad.

Vivimos en una época donde se dicen muchas palabras, es posible que muchas de ellas no se escuchan, nos olvidamos, pero las palabras de Cristo son importantes para ser ignoradas. Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, puedes escuchar estas palabras, aceptarlas y cumplirlas, expresó Monseñor.

 Puedes invitar a Cristo a tu vida, pero también puedes ignorarlas, rechazar estas palabras… puedes pasar de largo sin tomarlas en cuenta. Puedes seguir el camino de Cristo y el Evangelio, pero también puedes elegir tu propio camino. Todo depende de ti, por donde quieres ir y con quien quieres ir…

Así también el obispo auxiliar aseveró que, en este tiempo de la Semana Santa nos sentimos profundamente conmovidos cuando miramos su muerte y la Cruz. Pero realmente queremos seguirlo como es, o nuestra mediocridad es demasiada cómoda para rendirnos y aceptar a Cristo.

Nuestra fragilidad y mortalidad, somos seres fugaces que algún día llegaremos a la meta de nuestra vida, Nos damos cuenta de la fugacidad de nuestra vida.

Necesitamos mirar con atención como es el paso del tiempo en el silencio, que muchas veces se convierte en una Cruz que no es un castigo, sino como regalo. Tarde o temprano cada uno de nosotros será clavado con esa Cruz. El Señor se va a presentar frente a mí y me va a preguntar ¿quieres ir conmigo?…

No hay camino sin Cruz. Hay momentos de clavar nuestra vida en la Cruz, pero también hay momento de bajarnos de ella.

La muerte nos abre el camino a la vida plena en Dios.

Nuestra eternidad inicia en el momento de nuestro nacimiento, cuando empezamos a ver la luz del día

Que siempre respondas al amor de Cristo, con el amor tuyo

Miremos a la Cruz y en el silencio miremos a nosotros mismos.