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viernes 22 septiembre 2023
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Mons. Gualberti: “Estamos llamados a construir una familia humana”, a reconciliarla con Dios y a proyectarla hacia un futuro mejor

Campanas. Hoy 8 de mayo, Domingo del Buen Pastor, día en que la Iglesia Católica celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2022 y el inicio de la “Semana de la Familia en Bolivia”, desde la Catedral, Mons. Sergio Gualberti, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Santa Cruz, afirmó que, “Estamos llamados a construir una familia humana”, a reconciliarla con Dios y a proyectarla hacia un futuro mejor, es la invitación que nos hace el Papa Francisco. VIDEO

“Toda vocación y ministerio en la Iglesia nos llama a mirar a los demás con los ojos de Dios, para servir y difundir el amor, con las obras y con las palabras”

El Papa nos dice también, que la llamada del Señor nos ha llegado a todos para “ser cada vez más aquello que somos: “En la vocación al sacerdocio ordenado, ser instrumento de la gracia y de la misericordia de Cristo; en la vocación a la vida consagrada, ser alabanza de Dios y profecía de una humanidad nueva; en la vocación al matrimonio, ser don recíproco, y procreadores y educadores de la vida. En general, toda vocación y ministerio en la Iglesia nos llama a mirar a los demás y al mundo con los ojos de Dios, para servir al bien y difundir el amor, con las obras y con las palabras”.

El Evangelio de hoy presenta la última parte de la parábola del Buen Pastor. Jesús, por medio de esa comparación, responde a un grupo de fariseos que cuestionaban su actuar y su predicación.

La actitud de Jesús, el Buen Pastor que vino a servir y no a hacerse servir y que entregó su vida por el bien de todos, contrastaba netamente con la actuación displicente y abusiva de los malos pastores del pueblo de Israel de entonces.

“Hay autoridades que, se presentan como salvadores, pero que, en verdad, no buscan el bien del pueblo, sino que se sirven de él para enriquecerse y afianzarse en el poder”

Así como la palabra y la actuación de Jesús cuestionaron los malos pastores de su tiempo, de la misma manera, ponen en discusión a la actuación de tantas autoridades del mundo de hoy que, con promesas ilusorias y mentiras, se presentan como salvadores, pero que, en verdad, no buscan el bien del pueblo, sino que se sirven de él para enriquecerse y afianzarse en el poder.

“Jesús gasta su vida para que todos, incluso sus opositores, tengan vida: “Yo doy la vida eterna a mis ovejas” 

 Jesús, como el Pastor Bueno enviado por el Padre, asume hasta las últimas consecuencias la misión de guiar y servir al nuevo pueblo de Dios: “Y la voluntad del que me envió es que no pierda a ninguno de los que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día”. Con tal de no perder a nadie, Jesús gasta su vida para que todos, incluso sus opositores, tengan vida: “Yo doy la vida eterna a mis ovejas”.

“El Buen Pastor nos invita a escuchar su voz y seguirlo”

“Mis ovejas escuchan mi voz… y ellas me siguen”. El Buen Pastor ofrece a todos la posibilidad seguirlo, la única condición es escuchar su voz. Así hizo la gente que lo seguía por los caminos de Tierra Santa, en especial los enfermos, los pecadores, los pobres y los marginados. Todos los que, sedientos de compasión, acudieron donde Jesús, encontraron alivio a sus penas y lo siguieron. El Buen Pastor nos invita también a nosotros a escuchar su voz y seguirlo.

Una escucha que nos lleve a conocerlo y encontrarlo personalmente de tú a tú, con la certeza de que Él apaga nuestra sed de verdad, de autenticidad y de amor. *En este ambiente de encuentro con el Buen Pastor, nuestra Iglesia desde muchos años celebra en este Domingo la Jornada de Oración para las Vocaciones*.

“Semana de la Familia en Bolivia”

Estas palabras nos tienen que guiar en la Semana de la Familia que inicia hoy en nuestra Iglesia en Bolivia, oremos para que nuestras familias vivan su misión y realicen, tanto a su interior como al exterior, el sueño de Dios: “Que todos sean uno”.

“Oremos para que en las familias surjan vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada al servicio de la Iglesia y del Reino de Dios”

Homilía de Monseñor Sergio Gualberti, Administrador Apostólico

08/05/2022

El Evangelio de hoy presenta la última parte de la parábola del Buen Pastor. Jesús, por medio de esa comparación, responde a un grupo de fariseos que cuestionaban su actuar y su predicación. Este lenguaje es familiar a sus oyentes y lo entienden bien, porque el pastoreo ha sido por siglos una ocupación muy común en Israel. En la narración, Jesús se identifica como el Buen Pastor al servicio de sus fieles: “Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen”.

El Buen Pastor conoce a sus seguidores no por referencia ajena ni por haber oído hablar de ellos, sino por estar con y en medio de ellos y compartir el día a día como quien los guía por sendas seguras hacia el bienestar y la dicha y que los defiende de los lobos que atentan a su fe y a su vida cristiana. Y sus discípulos lo siguen porque reconocen, en su entrega y servicio generosos, el único y verdadero “Pastor Bueno”, que cumple a plenitud la misión que el Padre le ha confiado.

La actitud de Jesús, el Buen Pastor que vino a servir y no a hacerse servir y que entregó su vida por el bien de todos, contrastaba netamente con la actuación displicente y abusiva de los malos pastores del pueblo de Israel de entonces. Esas autoridades, en vez que velar por el bien del pueblo, no solo se preocupaban por sí mismos y sus intereses, sino que se aprovechaban de los pobres y débiles en una componenda perversa con los poderosos.

Así como la palabra y la actuación de Jesús cuestionaron los malos pastores de su tiempo, de la misma manera, ponen en discusión a la actuación de tantas autoridades del mundo de hoy que, con promesas ilusorias y mentiras, se presentan como salvadores, pero que, en verdad, no buscan el bien del pueblo sino que se sirven de él por enriquecerse y afianzarse en el poder.

Jesús, como el Pastor Bueno enviado por el Padre, asume hasta las últimas consecuencias la misión de guiar y servir al nuevo pueblo de Dios:Y la voluntad del que me envió es que no pierda a ninguno de los que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día”. Con tal de no perder a nadie, Jesús gasta su vida para que todos, incluso sus opositores, tengan vida: “Yo doy la vida eterna a mis ovejas”.

En ese acto extremo de amor, el Pastor no duda en hacerse el Cordero inocente que acepta libremente la muerte en cruz para darnos vida y liberarnos de la muerte, el pecado y toda clase de esclavitudes, como nos dice el pasaje de la segunda lectura de hoy, tomada del libro de Apocalipsis: “Los que son vestidos con túnicas blancas son… los que han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del codero”. Solo la victoria de Jesús sobre la muerte ha hecho que la promesa hecha a sus seguidores se haga realidad:no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mi mano…” como “nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre”.

“Mis ovejas escuchan mi voz… y ellas me siguen”. El Buen Pastor ofrece a todos la posibilidad seguirlo, la única condición es escuchar su voz. Así hizo la gente que lo seguía por los caminos de Tierra Santa, en especial los enfermos, los pecadores, los pobres y los marginados. Todos los que, sedientos de compasión, acudieron donde Jesús, encontraron alivio a sus penas y lo siguieron. El Buen Pastor nos invita también a nosotros a escuchar su voz y seguirlo.

Una escucha que nos lleve a conocerlo y encontrarlo personalmente de tú a tú, con la certeza de que Él apaga nuestra sed de verdad, de autenticidad y de amor. En este ambiente de encuentro con el Buen Pastor, nuestra Iglesia desde muchos años celebra en este Domingo la Jornada de Oración para las Vocaciones.

Llamados a construir una familia humana” es la invitación que el Papa Francisco nos hace, este año, para que todos juntos seamos protagonistas de la misión y contribuyamos a curar las heridas de la humanidad, a reconciliarla con Dios y a proyectarla hacia un futuro mejor.

El Papa nos dice también, que la llamada del Señor nos ha llegado a todos para “ser cada vez más aquello que somos: “En la vocación al sacerdocio ordenado, ser instrumento de la gracia y de la misericordia de Cristo; en la vocación a la vida consagrada, ser alabanza de Dios y profecía de una humanidad nueva; en la vocación al matrimonio, ser don recíproco, y procreadores y educadores de la vida. En general, toda vocación y ministerio en la Iglesia nos llama a mirar a los demás y al mundo con los ojos de Dios, para servir al bien y difundir el amor, con las obras y con las palabras”.

Estas palabras nos tienen que guiar en la Semana de la Familia que inicia hoy en nuestra Iglesia en Bolivia, oremos para que nuestras familias vivan su misión y realicen, tanto a su interior como al exterior, el sueño de Dios: “Que todos sean uno”.

En especial oremos para que en las familias surjan vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada al servicio de la Iglesia y del Reino de Dios. Después de la comunión, un joven seminarista nos dará el testimonio de su vocación y de lo bello que es seguir a Jesús el Buen Pastor con miras al sacerdocio. Escuchémoslo todos con atención y afecto, en especial los jóvenes y señoritas. “El Señor es mi pastor, nada me falta”. Amén

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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