Homilia de Mons. Estanislaw Dowlaszewicz
Obispo Auxiliar de Santa Cruz
Domingo de Pascua 1ro. de abril de 2018
¡Cristo ha resucitado, no está aquí!
La noticia de hace veinte siglos es una novedad permanente en la historia de la humanidad.
San Juan escribió el relato evangelico mas bello de los relatos evangelicos.
La resurrección es una realidad de consecuencias extraordinarias para la vida humana
Hay que buscar a Dios en la vida, no entre los muertos
Ha resucitado. Magdalena, Pedro y Juan vieron, creyeron y testimoniaron que Cristo vive
Resucitar es tarea y meta de cada dia
Hacer oracion, misericordia, perdonar, pedir perdón, ser diligentes, son formas de resucitar
Devolver las ganas de vivir a quien esta hundido en la miseria es el mayor signo de resurrección
A pesar de las drogas, el sida, las guerras, el terrorismo, crisis económica, division, paros y bloqueos confio en Ti, Señor
Hoy nos encontramos con El resucitado que ya vive para siempre
El testimonio del cristiano no deben ser solo palabras sino testimonio creible de vida
¡Cristo ha resucitado, no está aquí!
Acabamos de escuchar la mejor noticia de nuestra vida. Hasta la resurrección de Cristo nadie había podido oír ni pronunciar nunca esta, excelente y genuina Buena Noticia.”! Cristo ha resucitado, no está aquí.!”
La noticia de hace veinte siglos es una novedad permanente en la historia de la humanidad.
Son las palabras de la gran alegría y de la esperanza. Desde dentro de la tumba la gran noticia del domingo de Pascua es un mensaje de alegría que resuena por toda la tierra desde la Vigilia Pascual: “¿Buscan a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado”. Son palabras dirigidas a unas mujeres que han permanecido al pie de la cruz, han sido las únicas testigos de la muerte de Jesús, y ahora son las primeras testigos del sepulcro vacío, de su resurrección. Aunque ésta sea una noticia de hace veinte siglos, constituye una novedad permanente en la historia de la humanidad.
San Juan escribió el relato evangelico mas bello de los relatos evangelicos.
El Evangelio de San Juan que hemos escuchado es una de las piezas más bellas del conjunto de los relatos evangélicos. El apóstol Juan, protagonista del relato de hoy, lo guardaba muy fresco en su memoria. Pedro y Juan han escuchado a María Magdalena y salen corriendo hacia el sepulcro. Llega Juan antes.
Corría más, era más joven. Pero no entra, tal vez por algún tipo de temor, o más probablemente por respeto a Pedro. Describe el evangelista la escena y la posición: “vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; éste no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.”, “Y vio y creyó”. (Jn20,7-8).
La resurrección es una realidad de consecuencias extraordinarias para la vida humana
Queridos hermanos
La resurrección no es sólo un hecho puntual del pasado sino una realidad de consecuencias extraordinarias para la vida humana pues, a partir de Cristo resucitado y vencedor de la muerte, la existencia humana se abre a una esperanza inédita.
El horizonte al que podemos mirar los seres humanos va más allá de la muerte porque, igual que Jesús ha sido resucitado de la muerte, todos con él recibirán la vida en virtud de su Espíritu. La resurrección de Cristo es, el comienzo de la nueva humanidad. Es el primer día de la nueva creación.
Es el culmen y manifestación de Jesús más plena en la resurrección. El sepulcro está vacío. Las mujeres no encuentran a nadie, y los discípulos tampoco. Ahora toca dar testimonio de esa presencia viva de Dios entre nosotros. Ellos y nosotros somos testigos del sepulcro vacío, testigos del resucitado.
Hay que buscar a Dios en la vida, no entre los muertos
Para buscar a Dios en la vida y dar testimonio de Él, Jesús nos marca el camino: “Vayan ustedes a Galilea. Allí me verán”.
Son palabras que hoy también se dirigen a cada uno de nosotros. Nuestra fe es un camino de búsqueda y hoy volvemos a caer en la cuenta de que hay que buscar a Dios en la vida, no entre los muertos. Nos parecerá difícil de creer.
Les costó también creerlo a los discípulos, que no terminaban de entender a las palabras de las mujeres. Llevaban tres años con Jesús viendo sus signos, pero sin creer y sin comprender. Y de repente, todo cobra sentido, todas las piezas se unen. Toda la historia de la salvación ha sido un gran mensaje de Dios para que nos preparáramos a este momento. ” Vayan a Galilea. Allí lo verán”
Ha resucitado. Magdalena, Pedro y Juan vieron, creyeron y testimoniaron que Cristo vive
Galilea es también nuestra vida de cada día, nuestra familia, nuestros trabajos, nuestros quehaceres diarios. Entre ellos anda el Señor resucitado, allí podemos encontrarnos con Él. Allí es donde Él nos llama a ser sus testigos, como Jesús lo hizo, con su estilo de vida. Se trata de vivir como Él vivió. También estamos llamados a dar un testimonio comunitario, como Iglesia. Que nuestra vida sea signo de la presencia de Jesús resucitado entre nosotros. Que lo compartamos con alegría con los que conviven con nosotros.
Demos testimonio de nuestra experiencia de fe en Jesucristo resucitado. Así lo hizo Magdalena con Pedro y Juan y así lo hicieron ellos con todos: vieron, creyeron y testimoniaron que Cristo estaba vivo.
Resucitar es tarea y meta de cada dia
Demostremos que somos personas resucitadas. Por el Bautismo hemos quedado injertados en la muerte y resurrección de Cristo. La fuerza y gracia de este maravilloso acontecimiento en la existencia de los cristianos puede y debe traducirse de diferentes maneras en la vida cotidiana.
Resucitar es tarea y meta de cada día. Nuestra peregrinación por el mundo es conquistar en cada momento el estado de “resucitados” cumpliendo en todo momento la voluntad de Dios.
Hacer oracion, misericordia, perdonar, pedir perdón, ser diligentes, son formas de resucitar
Hacer oración constante es resucitar en la comunión con Dios. Las obras de misericordia que practiquemos con nuestros hermanos, especialmente los más débiles y desamparados… son formas de resucitar. Cuando pedimos perdón o lo otorgamos a quienes nos han ofendido…es resucitar. Ser diligentes y comprometidos en nuestras responsabilidades de estado y cada día, también son formas de resucitar.
Devolver las ganas de vivir a quien esta hundido en la miseria es el mayor signo de resurrección
Cuando nos privamos de algún gusto, una comodidad, un tiempo libre que dedicamos a otros, estamos resucitando. Aceptar con paciencia, amor y generosa entrega nuestras enfermedades, pruebas y desamparos, son facetas de nuestra misteriosa resurrección. Ser solidario y devolver las ganas de vivir a quien está hundido en la miseria es el mayor signo de resurrección.
A pesar de las drogas, el sida, las guerras, el terrorismo, crisis económica, division, paros y bloqueos confio en Ti, Señor
La muerte y el sepulcro vacío es la puerta de la vida, la puerta abierta de la eternidad. A pesar de los pesares, del dolor, del fracaso de las tentaciones, de la soledad y de la agonía de Jesús en Getsemaní, a pesar de las drogas y el sida, de las guerras y de los atentados terroristas, de la crisis económica y de la división interna del país y de los paros y bloqueos, confío en Ti, Señor. Por eso decimos hoy con más fuerza repitiendo las palabras del salmo 117: ¡Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia! La muerte y el sepulcro vacío es la puerta de la vida, la puerta abierta de la eternidad Es lo más grande que nos ha podido pasar.
Hoy nos encontramos con El resucitado que ya vive para siempre
Queridos hermanos
Nosotros también nos encontramos hoy día ante el sepulcro vacío.
Cuando hoy participamos en la misa pascual de la RESURRECION aquí en la catedral nuestra, imitamos a María Magdalena y a los Apóstoles quienes muy temprano de la madrugada llegaron al sepulcro y lo encontraron vacío. Nosotros estamos en una situación mejor que ellos. Hoy en la misa de Pascua de la Resurrección nos encontramos con El resucitado que ya vive para siempre. No se encuentra en el sepulcro porque robaron su cuerpo y no porque cambiaron el lugar de su entierro sino porque Él ha resucitado y sale hoy a nuestro encuentro. Él se encuentra en su palabra, en los sacramentos, y en la Eucaristía.
El testimonio del cristiano no deben ser solo palabras sino testimonio creible de vida
Encuentro con el Resucitado nos pide, exige de cada uno de nosotros ser testigos, de compartir la alegría del encuentro personal con El. Igual como los primeros cristianos de la I lectura de los Hechos de los Apóstoles hablar, pregonar y compartir la Buena Noticia de la alegría de la Resurrección.
El testimonio autentico del cristiano no solo deben ser las palabras pronunciadas sino el testimonio creíble de su vida.
Estamos llamados a la VIDA. Sin tropiezos ni cruz, sin llanto ni deserciones, sin dudas ni flaquezas. Una Vida de Resurrección. Por todo ello ¡Feliz Pascua de Resurrección!