Campanas. “La Mamita de Cotoca nos llama a escucharnos y a caminar juntos”. A las 22:00 horas del miércoles 07 de diciembre, Mons. Braulio Sáez, Obispo Emérito de Santa Cruz, presidió la segunda misa de fiesta de la festividad de la Mamita de Cotoca, en su homilía afirmó que, todos nos congregamos para celebrar la fe y el amor a nuestra Madre, nos saludamos como hermanos de Jesús y nos sentimos acogidos por el amor de María.
De igual manera aseveró que, no estamos aquí por casualidad, por costumbre, obligados a venir para expiar nuestros pecados. Venimos con la actitud del peregrino, buscadores de la verdad, sabedores y confiados que Ella, María de Cotoca la mujer que supo decir SI a Dios, que no tuvo miedo en cumplir lo que Dios le pedía nos espera con un corazón grande, para aliviar nuestras penas y responder a tanto dolor que aflige hoy a nuestro pueblo de Santa Cruz, a Bolivia y a todo nuestro mundo.
Homilía de Mons. Braulio Sáez, Obispo Emérito de Santa Cruz, Solemnidad de la Inmaculada Concepción
Bienvenidos todos hermanos y hermanas. De modo particular a los jóvenes de la Universidad Católica que se unen a todo nuestro pueblo para rendir homenaje a la Mamita de Cotoca. Todos nos congregamos para celebrar la fe y el amor a nuestra Madre de Cotoca, nos saludamos como hermanos de Jesús y nos sentimos acogidos por el amor de María. No estamos aquí por casualidad, por costumbre, obligados a venir para expiar nuestros pecados. Venimos con la actitud del peregrino, buscadores de la verdad, sabedores y confiados que Ella, María de Cotoca la mujer que supo decir SI a Dios, que no tuvo miedo en cumplir lo que Dios le pedía nos espera con un corazón grande, para aliviar nuestras penas y responder a tanto dolor que aflige hoy a nuestro pueblo de Santa Cruz, a Bolivia y a todo nuestro mundo.
María, la Mamita de Cotoca nos ha llamado para expresarnos su amor de madre y desde el fondo de nuestro corazón hemos respondido a esa llamada. Si, hemos escuchado su voz y sentido una fuerza interior tan fuerte que ha conducido nuestros pasos hasta esta Casa de María. Acá estamos para celebrar la fiesta de la nuestra Madre.
Vivimos tiempos difíciles, no venimos por distracción ni es una evasión en medio del dolor, por el contrario, sabedores de la capacidad de nuestra madre, venimos a pedirle su intercesión y consuelo.
Con nuestro espíritu, para aprender a escucharle a Ella. El silencio nos conduce a la experiencia de lo inefable, al encuentro con Dios, con el Dios de la Vida, de la Paz y de Justicia, con el Dios del Amor y el perdón.
Hoy María nos invita a escucharle a Ella, nos habla y nos dice que es urgente que nos escuchemos entre nosotros. La situación de nuestro país es de desencuentros, de conflictos, de avasallamientos y de tomarse la justicia cada uno por su cuenta. Es preciso deponer actitudes de enfrentamiento, de odios y confrontación y buscar el diálogo, la reconciliación y la paz. Cuantos estamos aquí somos hermanos y nos una misma fe y un mismo amor y una misma oración.
El Lema de este año nos dice también, María nos invita a caminar juntos. Todos hemos venido por el mismo camino, pero es cierto, a veces nos empeñamos en hacerlo solos, individualmente. El Papa Francisco nos está pidiendo constantemente que seamos constructores de una Iglesia Sinodal. Lo hemos reflexionado en nuestras Parroquias, en los grupos de laicos o religiosos y sacerdotes. Es urgente caminar juntos, deponer actitudes egoístas y saber que cuando dos o más están reunidos en el nombre de Jesús, Él está en medio de nosotros.
El mejor regalo, y el mejor propósito que hoy podemos ofrecer a María es el de caminar y buscar soluciones a tanto problemas como tenemos en nuestra familia, en el barrio y en el país, es el de caminar como hermanos al encuentro con Cristo que viene en Belén.