“San Isidro Labrador” es el Santo Patrono del Municipio de Minero que celebró 66 años de vida este domingo.
Minero se encuentra 75 kilómetros al norte del departamento de Santa Cruz de la Sierra, hasta allá llegó el Arzobispo Cruceño para presidir la misa de fiesta este domingo 12 de mayo a las 10 de la mañana.
Después de presidir la Eucaristía con templo lleno a pesar de las bajas temperaturas que arreciaron este fin de semana, Monseñor Sergio bendijo un confesionario y compartió con la población, con los Agentes de Pastoral de la Parroquia y con la comunidad religiosa de Padres Capuchinos.
La Eucaristía estuvo animada por la Orquesta Sinfónica del Municipio de Porongo que dio realce a la celebración que contó con la presencia de algunas autoridades del Municipio como Concejales y dirigentes del Comité Cívico de Minero.
El Párroco de Minero aseguró que este domingo fue
un acontecimiento de bendición, por un lado ha sido el domingo de Buen Pastor y estábamos con nuestro pastor Monseñor Sergio y la comunidad celebrando la fiesta de San Isidro y también se pudo bendecir el confesionario justo en el día de ‘San Leopoldo Mandic’ que para los Franciscanos Capuchinos es un ejemplo de confesor. Así que ha sido de mucha bendición, de agradecimiento a Dios y de disfrutar de esta cercanía de Monseñor con la comunidad.
Sigamos el Ejemplo de San Isidro y respondamos al llamado de Dios
En su homilía, Monseñor Sergio guardó sintonía con el día del “Buen Pastor” y la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y en ese sentido, recordó el ejemplo de San Isidro Labrador quien como hombre de campo, laico con familia, supo santificarse en las cosas ordinarias buscando agradar a Dios desde las primeras horas del día participando de la Eucaristía.
Al respecto de las vocaciones al Sacerdocio, Monseñor Sergio aseguró que si bien hay pocas vocaciones en Santa Cruz, no es por que Dios no siga llamando a los jóvenes de hoy, sino porque falla nuestra respuesta como comunidad, señaló.
En ese sentido, lamentó que muchas veces el obstáculo para las vocaciones sean los padres de familia que no ayudan a que los jóvenes respondan al llamado de Dios.
