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viernes 22 septiembre 2023
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“Mensaje de los Obispos de Bolivia al Pueblo de Dios”

Campanas. Como estaba anunciado la mañana de este martes, 16 de noviembre, se dio lectura al Mensaje al Pueblo de Dios, en la clausura de la CIX Asamblea Plenaria de Obispos de Bolivia, que se celebró del 11 al 16 de noviembre. Dio lectura del mensaje, Mons. Giovani Arana, Obispo de la Diócesis de El Alto, Secretario General de la Conferencia Episcopal Boliviana. Acompañado por Mons. Aurelio Pesoa, Presidente de la CEB y Mons. Ricardo Centellas, Vicepresidente de la CEB.

MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS

“Les dejo la paz, les doy mi paz.

La paz que yo les doy no es como la da el mundo” (Juan 14,27).

Los Obispos de Bolivia reunidos en la 109 ͣ  Asamblea Ordinaria de la Conferencia Episcopal, mirando la realidad que vive el pueblo en nuestra Patria, queremos transmitir a la luz del Evangelio un mensaje de esperanza y paz.

Hechos preocupantes

Persistencia de la pandemia

La pandemia del COVID 19 ha traído y sigue trayendo mucho sufrimiento y luto a la familia boliviana; nos pone a prueba y nos exige responder con responsabilidad y solidaridad. En las enseñanzas de las bienaventuranzas (Mateo 5,4), el Señor promete consuelo a los que lloran, por eso, elevamos nuestra mirada confiada hacia el Padre del amor y de la misericordia.

Necesidad de consensos

La promulgación de proyectos y leyes de dudosa constitucionalidad, hecha sin el adecuado estudio, consenso y socialización, como debe ser en un estado de derecho y democracia plena, está causando reacciones diversas: varios sectores del pueblo han tomado medidas, con sacrificio y renuncias, para abrogar estas normativas, percibidas como vulneración a la libertad y a los derechos fundamentales, como intento de sometimiento. Esto abriría camino a un Estado autocrático. No puede ser una respuesta el llamado a la confrontación en la calle, enfrentando hermanos contra hermanos, lo que consigue es generar dolor, heridas y muerte, además de odios y resentimientos que tardarán años en ser superados. Valoramos, como un paso en esta dirección, que se haya anunciado la abrogación de una de estas leyes, con la esperanza de que dicho paso concreto abra el diálogo sincero y constructivo sobre una agenda nacional.

Territorios de paz y no de conflictos

Otro problema preocupante, que espera una respuesta consensuada y justa, son los avasallamientos de grupos violentos a parques, reservas protegidas, tierras comunitarias y privadas, violando los derechos humanos de grupos y personas, hechos que quedan en la impunidad. La ausencia de Estado incrementa el riesgo de que surjan grupos irregulares con posibles vínculos con el narcotráfico. Las mismas Bienaventuranzas nos proponen otra visión que aviva nuestro compromiso por la justicia y la verdad: “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5,9). La necesidad de poseer tierra de muchas familias, en todas las regiones de Bolivia, exige dar una respuesta ecuánime a todas indistintamente y sin discriminaciones con un programa legal y sostenible.

Defensa de la vida

Como pastores, nos preocupan y no podemos ser indiferentes a los hechos que afectan a las personas y a las comunidades: violaciones, ultraje en contra de menores de edad y mujeres que llega al extremo del feminicidio, abandono y maltrato infantil, infanticidio y atentados a la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Estos delitos contrarios a los valores humanos y cristianos son más reprochables porque son perpetrados en contra de vidas inocentes ante la indiferencia o complicidad de quienes están llamados a defenderlas.

Un verdadero diálogo que reconoce al otro

El Papa Francisco nos recuerda: “Hay un tipo de rechazo que nos afecta a todos, que nos lleva a no ver al prójimo como a un hermano al que acoger, sino a dejarlo fuera de nuestro horizonte personal de vida, a transformarlo más bien en un adversario, en un súbdito al que dominar.[i]

Por eso, consideramos que es hora de cumplir las promesas de gobernar escuchando de verdad a todos los sectores del pueblo; en particular, a los que están afectados, instaurando un diálogo serio, transparente y abierto que genere respuestas equitativas y consensuadas en las instancias pertinentes.  Esto pide señales concretas y viables de buena voluntad de parte de las autoridades constituidas en respuesta al clamor de los sectores involucrados.

Lo que invertiremos en la escucha y reconocimiento del otro ayudará a poner esfuerzos comunes que permitirán avanzar hacia una identidad boliviana que aúna  a regiones, culturas y pueblos.

Un sueño común

Construyamos juntos un sueño de País, casa común donde todos sean reconocidos como ciudadanos con sus derechos, respondan con sus deberes y gocen de una vida digna de hijos de Dios en una sociedad unida, fraterna, justa y solidaria. Sólo este emprendimiento nos dará futuro; en cambio, optar por la violencia y la confrontación traerá pobreza, sufrimiento y más control y limitación de la libertad.

Iglesia misionera en salida

Las iniciativas de la Iglesia a nivel Latinoamericano y Universal, en espíritu Sinodal – es decir, hacer camino juntos- nos iluminan en la búsqueda de respuestas a estos desafíos como pueblo de Dios, dando testimonio de Jesucristo, Señor de la paz y la vida. “Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia” (Juan 10,10). El acontecimiento más próximo, la Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe que celebraremos a partir del 21 del presente, será la oportunidad de repensar y renovar nuestro compromiso cristiano. Las dificultades que podremos enfrentar no nos deben desanimar. “Nada nos separará del amor de Cristo”, nos recuerda San Pablo (Romanos 8,35).

La Asamblea Eclesial nos recuerde el compromiso de caminar juntos hacia una única meta: anunciar la alegría del Evangelio de Cristo y ser misioneros y servidores del reino de Dios, en un mundo sediento de autenticidad y de paz, y de una naturaleza pulcra, “casa común” para nosotros y las futuras generaciones.

En pocos días emprenderemos el camino que nos prepara a la Navidad. El Niño Jesús nos ayude a construir juntos un verdadero ambiente de paz y de entendimiento que fortalezca sentimientos de verdadera concordia.

María, la Madre de Cristo y Madre nuestra, interceda por nosotros ante su Hijo para que seamos forjadores de vida, armonía y paz.

Cochabamba, 16 de noviembre de 2021.

Los Obispos de Bolivia

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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