Campanas. Sor Alfonsina Pedrón, misionera Italiana de la Congregación de las Hermanas Franciscanas Angelinas, llegó a Bolivia en el año 1971, llevaba 51 años de misión en Santa Cruz – y hoy 8 de enero a las 02:30 am, falleció a la edad de 92 años en la Fraternidad de Santa María de los Ángeles.
Sor Alfonsina Pedrón nació el 7 de mayo de 1930 en Mansué, Italia. Ingresa a la Congregación de las Hermanas Franciscanas Angelinas el 4 de octubre de 1949, realizando sus Primeros Votos el 6 de mayo de 1951 y sus Votos perpetuos el 1° de septiembre de 1954.
Por 20 años trabajó en el hospital de Saronno, en Italia, tiempo precioso que la preparó para la misión en su querida tierra boliviana, a la cual llegó en el año 1971, prestando sus primeros servicios misioneros en el Hospital ferroviario de San José de Chiquitos.
En 1972, el Señor la envía a ser instrumento de su amor misericordioso, al pueblo de Santiago de Chiquitos, “pequeño y maravilloso pueblito, un pedazo de paraíso” como ella lo describía.
Sor Alfonsina era de carácter alegre, humilde y sencillo. Supo transmitir con su vida el gozo de su consagración y su ardiente devoción a la Virgen María y San José.
Su espíritu misionero la llevó a entregarse por completo en la misión en tierra chiquitana, dedicándose al servicio de los más pobres.
Abnegada enfermera, nunca escatimó esfuerzos para atender a todo el que llamaba a su puerta. Cuentan las hermanas que vivieron con ella que dormía con las sandalias puestas para acudir con prontitud a los llamados de emergencia.
En 28 años de servicio generoso en Santiago de Chiquitos, tuvo la dicha de ayudar a nacer a la vida a la mitad de la población de aquellos años, ¡más de cuatrocientos niños!
Posteriormente, continuó donando su vida en las fraternidades de San Martín, Montero y Santa María de los Ángeles, enriqueciendo cada lugar con su presencia y cercanía fraterna y servicial.
Su ejemplo de serenidad y su abandono confiado en Dios se hicieron concretos particularmente en estos últimos años que fue visitada por la hermana enfermedad. Nunca se le escuchó una queja o palabra de desánimo, sino que con alegría nos invitaba a entregarnos al Señor, ofreciendo cada rosario, por las vocaciones, por los enfermos y por la Congregación que tanto amaba. De oración continua y silencioso servicio fue un verdadero ejemplo para quienes tuvimos la dicha de compartir con ella.
Así como silenciosa fue su vida, así también silenciosamente se apagó en la madrugada de este 8 de enero 2022, día dedicado a la Virgen, como la vela que se consume totalmente en el altar.
Querida Sor Alfonsina, como solías decir “bien, bien”, nosotras te decimos “bien, bien” que has ganado la corona de la gloria.