Campanas. La hermana Ruth Mariela Huañapaco Limachi, de la Congregación hermanas de la Divina Providencia, nos habla de su experiencia de la última misión que realizaron en San Miguel de Velasco visitando a las comunidades que fueron afectadas por los incendios, pero también por las sequias que se están dando en estos lugares.

En la comunidad de Guapomosito, han contado con el apoyo de las hermanas teresianas de San Francisco de Asís, como también con del párroco de la parroquia Padre Venancio, Misionero de Verbo Divino. En esta misión han acompañado los jóvenes del intercongregacional, ellos están en el primer año de formación para la vida consagrada, postulantes y también una hermana de votos perpetuos de la congregación hermanas azules. Poder ir con esta fuerza joven, ha sido una gran bendición.

En la comunidad de guapomocito, de San Miguel de Velasco, se ha podido brindar ayuda a 65 familias, así mismo llegaron con ayuda humanitaria a la Parroquia San Miguel Arcángel, donde también participaron de la celebración de la primera comunión, las hermanas con los voluntarios fueron los encargados de decorar el altar y acompañar en el coro durante la misa. El párroco de esta comunidad parroquial es el P.  Venancio misionero Del Verbo Divino.

Esta misión que realizaron del 4 al 6 de octubre contó con el apoyo de la Hermana María Susana Guzmán, Delegada Episcopal de Educación, Milton Alavi de la CEIL, la Pastoral Juvenil, el P. Juan Carlos Puma, la Universidad Católica Boliviana regional Santa Cruz, quienes apoyaron con donativos y la recolección de alimentos no perecederos que llegaron hasta estas comunidades hermanas que necesitan de nuestra ayuda.

En San Miguel de Velasco, fueron recibidos por gente muy amable y cariñosa, y donde realmente recibieron la calidez de los hermanos que en lo poco que tenían los recibieron y atendieron con los brazos abiertos. Es muy gratificante saber que la gente pone de su parte para cuidar su represa, la comunidad hace uso de esta agua para consumirla y compartirla con los animales.

El empeño de muchas de estas comunidades es de admirar, cada comunario está consciente de que no puede quemar porque tiene que cuidar la naturaleza además del peligro y el daño que se puede causar.

La hermana  Ruth  nos dice que cuando tiene que  hablar de la Chiquitanía se  emociona bastante, es un gran regalo que Dios me ha dado para poder vivenciar en mi vida tanto vocacional como religiosa en la divina Providencia, poder visitar y ser parte de esta cultura Chiquitana es algo gratificante, que siempre va a estar marcado en mi corazón, y me alegra que muchos misioneros se sientan tocados, por lo que toman la iniciativa y me dicen: “hermana Ruth yo también quiero ir para allá , te acompañamos”, dice la Hermana.

Así mismo la hermana asegura que es muy gratificante ver gente solidaria dentro de la misma vida consagrada que dicen: “Mire hermana vamos todos juntos a recoger el agua, ¿de dónde recogemos? Es reconfortante ver gente voluntariosa que ofrecen su agua y víveres para donar, quieren ponerse al servicio y confían en nosotros.

El apoyo de la CBR nacional, como la departamental ha sido fundamental  en esta misión , muchos me han llamado ofreciéndome apoyo, y la motivación que me da cada religioso en su momento es lo que me da fuerza, el encuentro con cada comunidad es lo que me anima, cada vez que quiero decir “ya he cumplido” las puertas se abren más, siempre vienen más donaciones y creo que ahí está el llamado de Dios diciéndome que aun su pueblo sufre, que escuche el clamor de su pueblo, como lo mencioné en Isaías, consuelen y consuelen a mi pueblo, concluye su testimonio la Hermana Ruth Mariela Huañapaco.