Campanas.- 189 Jóvenes pertenecientes a la Vicaría San Juan XXIII de las parroquias de Vallegrande, Moro Moro, Pucará, El Trigal recibieron el Sacramento de la Confirmación, de manos de Mons. Estanislao Dowlaszewicz OFM Conv., Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz.
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Durante la administración del Sacramento de la Confirmación, acompañó al Obispo Auxiliar, el P. Juan Carlos Urzagaste CSsR, Vicario de la Vicaría San Juan XXIII y Párroco de la Parroquia Dulce Nombre de Jesús de Vallegrande.
“Envías tu Espíritu, Señor, y renuevas la faz de la tierra”, 189 jóvenes recibieron el Sacramento de la Confirmación del 22 al 24 de octubre en la zona de los Valles de Santa Cruz, en un ambiente de mucha alegría, donde los protagonistas fueron los jóvenes acompañados de sus padrinos, sus familiares, los catequistas que cuidaron todos los detalles de la celebración:
Vallegrande: 102 jóvenes de la Parroquia Dulce Nombre de Jesús.
Moro Moro: 12 jóvenes de la Parroquia Apóstol Santiago.
Comunidad La Laja/Moro Moro: 15 jóvenes de la Capilla Natividad de la Virgen.
Pucará: 17 jóvenes de la Parroquia Virgen de la Purísima.
El Trigal: 32 jóvenes de la Vice Parroquia Apóstol San Pedro
Comunidad Pampa Redonda/El Trigal: 11 jóvenes de la Capilla San Isidro
Juan Carlos Urzagaste CSsR, felicita a los jóvenes que recibieron su Confirmación: “Que el Espíritu de Dios conceda a nuestro jóvenes valentía y fuerza para que sean testigos de Dios en medio de la Sociedad”, también agradece la presencia del Obispo Auxiliar en la zona de los Valles: “Agradecemos a Mons. Stanislaw Dowlaszewicz por confirmar a los jóvenes de nuestras parroquias”.
¿Qué es el Sacramento de la Confirmación? El sacramento de la Confirmación es uno de los tres sacramentos de iniciación cristiana. La misma palabra, Confirmación que significa afirmar o consolidar, nos dice mucho.
En este sacramento se fortalece y se completa la obra del Bautismo. Por este sacramento, el bautizado se fortalece con el don del Espíritu Santo. Se logra un arraigo más profundo a la filiación divina, se une más íntimamente con la Iglesia, fortaleciéndose para ser testigo de Jesucristo, de palabra y obra. Por él es capaz de defender su fe y de transmitirla. A partir de la Confirmación nos convertimos en cristianos maduros y podremos llevar una vida cristiana más perfecta, más activa. Es el sacramento de la madurez cristiana y que nos hace capaces de ser testigos de Cristo.
El día de Pentecostés – cuando se funda la Iglesia – los apóstoles y discípulos se encontraban reunidos junto a la Virgen. Estaban temerosos, no entendían lo que había pasado – creyendo que todo había sido en balde – se encontraban tristes. De repente, descendió el Espíritu Santo sobre ellos –quedaron transformados – y a partir de ese momento entendieron todo lo que había sucedido, dejaron de tener miedo, se lanzaron a predicar y a bautizar. La Confirmación es “nuestro Pentecostés personal”. El Espíritu Santo está actuando continuamente sobre la Iglesia de modos muy diversos. La Confirmación – al descender el Espíritu Santo sobre nosotros – es una de las formas en que Él se hace presente al pueblo de Dios.
Institución: El Concilio de Trento declaró que la Confirmación era un sacramento instituido por Cristo, ya que los protestantes lo rechazaron porque – según ellos – no aparecía el momento preciso de su institución. Sabemos que fue instituido por Cristo, porque sólo Dios puede unir la gracia a un signo externo.