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martes 5 diciembre 2023
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“Iglesia exhorta a tener la valentía de jugarnos nuestra vida por Dios y por su reino de amor, de esperanza de justicia y de paz”

Campanas. Este domingo 06 de febrero desde la Basílica Menor de San Lorenzo Mártir Catedral, el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti nos exhortó a tener la valentía de jugarnos nuestra vida por Dios y por su reino de vida, de amor, de esperanza y de justicia, de paz.

Las lecturas bíblicas de este domingo nos hablan del misterio de la vocación profética y apostólica de dos hombres que Dios eligió, gratuita y libremente, para enviarlos a cumplir una misión extraordinaria en la historia de la salvación.

En la primera lectura encontramos al profeta Isaías que describe cómo y cuándo Dios lo llamó. Él se encuentra en el templo de Jerusalén durante una solemne celebración religiosa y tiene una visión. Ve a Dios está sentado en un trono resplandeciente y rodeado por los serafines que los sirven, elevan sus voces de alabanzas y lo proclaman tres veces Santo, o sea Santísimo. Ante la presencia tremenda de Dios, Isaías siente toda la pequeñez de la condición humana y sobre todo el peso de sus pecados, se queda mudo, inmóvil y como al límite de la muerte:Ay de mí, estoy perdido”.

 El Evangelio, también, nos habla de una vocación, del llamado de Pedro de parte de Jesús, aunque en circunstancias muy distintas de las de Isaías. Él no está en una celebración en el templo, sino en un escenario natural a orillas del lago de Galilea y en un ambiente de trabajo mientras está arreglando las redes de pesca.

 También hoy, una multitud de personas espera la Palabra de Vida que sacie su sed de justicia porque sufren condiciones inhumanas a causa de sistemas autoritarios y opresores

Mucha gente se ha juntado alrededor de Jesús y lo aprieta por todo lado para “oír la palabra de Dios”. Por eso, Él se ve obligado a subir a la barca de Pedro para que la Palabra de Dios pueda ser escuchada por toda esa gente pobre, abandonada a su suerte y sedienta de atención, de esperanza y de justicia. También hoy, en nuestro mundo, una multitud de personas espera la Palabra de Vida que sacie su sed de libertad, de justicia y de amor porque sufren condiciones inhumanas a causa de sistemas injustos, autoritarios y opresores.

 “El Señor Nos invita a: Remar en el mar de nuestra sociedad para anunciar y testimoniar la belleza de ser cristianos”

Terminada su predicación, Jesús despide a la gente y pide a Pedro “remar mar adentro”, echar las redes y pescar. “Remar mar adentro” es la invitación que el Señor nos hace a cada uno de nosotros; remar en el mar de nuestra sociedad para anunciar y testimoniar la belleza de ser cristianos y la alegría del Evangelio que libera y salva.

Remar mar adentro, exige fortalecer nuestra fe tibia y dejar las orillas de nuestras seguridades y apegos a las cosas materiales, de las comodidades y rutinas, y ponernos al servicio del Señor y del prójimo.

“Cuántas veces también nosotros sentimos la tentación de resistir al llamado del Señor, por eso necesitamos la ayudad de la oración y de la palabra de Dios”

Simón Pedro, pescador experto, hace notar a Jesús que esa no es la hora oportuna para pescar, además, él y sus hombres están agotados por la infructuosa pesca de toda la noche anterior. Cuántas veces también nosotros sentimos la tentación de resistir al llamado del Señor, levantando excusas o también invocando argumentos válidos, por eso necesitamos la ayudad de la oración y de la palabra de Dios.

“La Palabra de Jesús es eficaz, en ella actúa el poder de Dios”

A pesar de su objeción, Pedro se fía del “maestro”, porque su palabra es digna de confianza. El resultado no se deja esperar: una pesca sobreabundante al punto de necesitar la ayuda de otra barca. La Palabra de Jesús es eficaz, en ella actúa el poder de Dios. Por eso, hay que confiar en Él y dejar que Él oriente nuestra vida, nuestras búsquedas y aspiraciones y ponernos a remar mar adentro sabiendo que Él rema con nosotros, nos guía y sostiene.

“Apártate de mí, que soy un pecador”. Ante la confesión humilde y sincera de Pedro, Jesús le dice: “No temas”

Esta pesca milagrosa, abre los ojos a Pedro que ahora reconoce en Jesús no sólo el maestro, sino el “Señor”. Como el profeta Isaías, él siente en su interior todo el peso de sus limitaciones y errores, se echa a los pies del Señor y se profesa pecador, indigno de estar en su presencia: “Apártate de mí, que soy un pecador”. Ante la confesión humilde y sincera de Pedro, Jesús le dice: “No temas”.

“Pedro es constituido apóstol con la misión de anunciar la palabra de amor y de vida del Señor y tender una mano a las pobres y desamparados y a los que están por ahogarse en el mar del pecado”

La consciencia de nuestros pecados y debilidades, nos puede hacer sentir indignos de su llamada y de la misión que nos confía. No obstante, nuestras debilidades no son obstáculo para el Señor que sustenta su poder no en los castigos y el miedo, sino en el amor y misericordia; así lo confirma la misión confiada a Pedro: “Desde ahora serás pescador de hombres”.  Delante de Pedro se abre un horizonte insospechado de vida nueva: será “pescador de hombres”. Desde ese momento, el pescador del lago de Galilea, es constituido apóstol con la misión de anunciar la palabra de amor y de vida del Señor y tender una mano a las pobres y desamparados y a los que están por ahogarse en el mar del pecado.

“Estamos llamados a “ser pescadores de hombres·, anunciando y dando testimonio de Él y del Evangelio”

 “Dejándolo todo, lo siguieron”. No solo Pedro, sino los demás pescadores, siguen a Jesús. El cambio sustancial que el encuentro con Jesús ha causado en la vida de Pedro y sus amigos es más asombroso que la misma pesca milagrosa. Este mandato sigue resonando también para nosotros; todos estamos llamados a “ser pescadores de hombres·, anunciando y dando testimonio de Él y del Evangelio. Algunos, como Pedro, son llamados a dejarlo todo por el “TODO”, en un seguimiento radical en la vida consagrada o en los distintos grados del sacerdocio.

“Arzobispo agradece a los Catequistas por  su disponibilidad de servir con generosidad a nuestros niños y jóvenes”

Otros son llamados a “ser pescadores de hombres” en los diversos ministerios laicales como ser los catequistas. Esta mañana, un grupo de ellos está entre nosotros. Les agradecemos de todo corazón porque han dado su disponibilidad a servir con generosidad a nuestros niños y jóvenes para que vayan creciendo en su camino de fe, en el conocimiento de Dios y de su Palabra y lleguen a ser buenos discípulos misioneros de Jesús.

“Iglesia exhorta a tener la valentía de jugarnos nuestra vida por Dios y por su reino de amor, de esperanza de justicia y de paz”

Oramos por ellos y también por todos nosotros, para que tengamos la valentía de jugarnos nuestra vida por Dios y por su reino de vida, de amor, de esperanza y de justicia, de paz.

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Graciela Arandia de Hidalgo



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