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miércoles 6 diciembre 2023
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Iglesia de Santa Cruz despidió a Mons. Francesco Focardi, O.F.M, Vicario Apostólico Emérito de Camiri

Campanas. Desde su consagración al Señor Mons. Focardi ha vivido en fidelidad, al Evangelio y a la Iglesia, su vocación sacerdotal y misionera como Buen Pastor y pescador de hombres. Por eso, muy joven 26 años deja su tierra natal y viene a Bolivia, poniéndose por largos años al servicio mayormente de la comunidad eclesial en el Chaco y entre el pueblo Guaraní, aseveró el Arzobispo de Santa Cruz, durante su homilía en la Misa de exequias del Vicario Apostólico Emérito de Camiri.

En la Iglesia del convento San Francisco de la ciudad de Santa Cruz, el miércoles 12 de enero a las 19:00 horas, se celebró la misa de cuerpo presente de Mons. Francesco Focardi Mazzocchi, O.F.M, Vicario Apostólico Emérito de Camiri. La misa de exequias fue presidida por Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Cruz y concelebrada por: Mons. Jesús Galeote Tormo, O.F.M., Obispo del Vicariato Apostólico de Camiri, Mons. Antonio Reimann, O.F.M., Obispo del Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez, Mons. Julio María Elías Montoya, Obispo Emérito del Vicariato Apostólico del Beni, los Obispo Auxiliares de Santa Cruz: Mons. Braulio Sáez (Obispo Emérito), Mons. Estanislao Dowlaszewicz Bilmam, OFM Conv, Mons. René Leigue, el P. Raúl Arrázola, Párroco de la Parroquia La Santa Cruz y el P. Fr. Eugenio Kantor, O.F.M.

Recordemos que el martes 11 de enero por la mañana en Santa Cruz, partió a su encuentro con el Padre Celestial, Mons. Francesco Focardi, su cuerpo fue velado en la Iglesia San Francisco del 11 de enero en la noche, hasta el jueves 13 de enero por la madrugada. El 13 de enero a las 06:00 am, los restos mortales del Obispo Emérito fueron traslados hasta Camiri, donde también será velado y homenajeado por la feligresía Camireña. El entierro de Monseñor Focardi está programado para el viernes 14 de enero, después de la misa de cuerpo presente que se celebrará en la Catedral de Camiri a las 10:00 am.

Ante la muerte de una persona querida o conocida siempre surgen sentimientos encontrados; en particular esta noche para nosotros por la muerte repentina e inesperada de Mons. Francesco Focardi, mientras estaba de visita en nuestra tierra, dijo el prelado al iniciar su homilía.

Así mismo Mons. Gualberti afirmó que, desde la mirada de fe, surgen sentimientos de gratitud a Dios por la vida del Mons. Francesco Focardi, un don para la Iglesia y para las personas que lo han conocido y porque la hermana muerte es en Cristo es la vida eterna.

De la misma manera el Arzobispo de Santa Cruz aseveró que, desde su consagración al Señor Mons. Focardi ha vivido en fidelidad, al Evangelio y a la Iglesia, su vocación sacerdotal y misionera como Buen Pastor y pescador de hombres. Por eso, muy joven 26 años deja su tierra natal y viene a Bolivia, poniéndose por largos años al servicio mayormente de la comunidad eclesial en el Chaco y entre el pueblo Guaraní.

El Prelado desatacó que Mons. Francesco desempeñó con generosidad y entrega su ministerio de Pastor, anunciando y testimoniando la buena noticia de Cristo Resucitado y del reino de Dios que se va abriendo paso paulatinamente en nuestra historia hacia la plenitud de la vida sin fin. Una labor llevada con fortaleza moral y espiritual: Su lema de Obispo “Dios es mi fortaleza”. Con su carácter abierto y cordial, sincero, directo y sin muchas vueltas, como buen toscano, la región de su origen, ha dado testimonio de la alegría del evangelio y que sólo en Cristo se puede encontrar la felicidad y el sentido pleno de la vida.

En los últimos años, estas dotes espirituales le han dado la fortaleza para enfrentar tantos sufrimientos y caminar a lado de Jesús llevando la cruz al Calvario, por el grave accidente de tránsito que lo ha limitado en su autonomía personal y por las varias enfermedades que lo han ido aquejando y que, con el agravarse, le han impedido seguir con su ministerio pastoral en el Vicariato de Camiri, dijo Mons. Sergio.

El Arzobispo añadió que la nostalgia ha traído a Mons. Focardi a su último viaje a Bolivia a inicio de diciembre pasado, pero tal vez ya presentía que sus fuerzas se estaban debilitando, y por eso vino a dar como su último saludo de despedida.

Galería Fotográfica de la Misa de exequias de Mons. Focardi

“Homilía de Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Cruz”

Ante la muerte de una persona querida o conocida siempre surgen sentimientos encontrados; en particular esta noche para nosotros por la muerte repentina e inesperada de Mons. Francesco Focardi, mientras estaba de visita en nuestra tierra, dijo el prelado al iniciar su homilía.

Por un lado la tristeza y el dolor humano de los que lo han conocido y los que hemos compartido la vocación sacerdotal: la familia Franciscana e Iglesia en Bolivia.

Por otro lado, desde la mirada de fe, surgen sentimientos de gratitud a Dios por la vida del Mons. Francesco Focardi, un don para la Iglesia y para las personas que lo han conocido y porque la hermana muerte es en Cristo es la vida eterna.
El aspecto que ha dado unidad a toda su vida su fe de consagrado al Señor, ha sido su fidelidad Cristo vivido en el carisma y espiritualidad Franciscana, centrada en la obediencia y en el espíritu de pobreza, fraternidad y humildad.

Desde su consagración al Señor también ha vivido en fidelidad, al Evangelio y a la Iglesia, su vocación sacerdotal y misionera como Buen Pastor y pescador de hombres. Por eso, muy joven 26 años deja su tierra natal y viene a Bolivia, poniéndose por largos años al servicio mayormente de la comunidad eclesial en el Chaco y entre el pueblo Guaraní.

Desempeñó con generosidad y entrega su ministerio de Pastor, anunciando y testimoniando la buena noticia de Cristo Resucitado y del reino de Dios que se va abriendo paso paulatinamente en nuestra historia hacia la plenitud de la vida sin fin. Una labor llevada con fortaleza moral y espiritual: Su lema de Obispo “Dios es mi fortaleza”. Con su carácter abierto y cordial, sincero, directo y sin muchas vueltas, como buen toscano, la región de su origen, ha dado testimonio de la alegría del evangelio y que sólo en Cristo se puede encontrar la felicidad y el sentido pleno de la vida.

En los últimos años, estas dotes espirituales le han dado la fortaleza para enfrentar tantos sufrimientos y caminar a lado de Jesús llevando la cruz al Calvario, por el grave accidente de tránsito que lo ha limitado en su autonomía personal y por las varias enfermedades que lo han ido aquejando y que, con el agravarse, le han impedido seguir con su ministerio pastoral en el Vicariato de Camiri.

Él expresaba con sinceridad cuanto le pesaban estas limitaciones y cuanto extrañaba no poder llevar su ministerio y haber tenido que dejar Bolivia para hacerse curar en Italia, porque allá gozaba del seguro médico. Sin embargo, no perdía su optimismo de fondo y sobre todo conservaba en el corazón a tantos amigos y a su gente del Chaco.

Esta nostalgia lo ha traído a su último viaje a Bolivia a inicio de diciembre pasado, pero tal vez ya presentía que sus fuerzas se estaban debilitando, y por eso vino a dar como su último saludo de despedida.

Pero Dios, en este su deseo muy humano, ha realizado su designio misterioso, llamándolo como siervo bueno y fiel a gozar de la vida plena y eterna con Él, donde ya no hay ni dolor ni llanto.
Pronto estará descansando en su querida Catedral de Camiri, junto a sus predecesores, Mons. Pellegrini y Mons. Leonardo Bernacchi; allí los fieles del Vicariato pasarán para elevar una oración para él y los demás pastores que han gastado su vida anunciando el evangelio de la vida y del amor y administrado los sacramentos de la gracia.

Por eso esta noche, elevamos nuestra acción de gracias a Dios por el don del querido Pastor Mons. Francesco, un don a llevar en nuestro corazón.

Pienso que cada uno llevará dentro de sí, un gesto, una sonrisa, una palabra suyas.

Los Obispos extrañaremos los mensajes y textos que cada día ponía en el sitio virtual de la CEB, mensajes atentos a la realidad eclesial, social y política de Bolivia y el mundo, pero también pensamientos profundos que invitaban a la reflexión. Tampoco faltaban anécdotas o hechos simpáticos, expresión de su carácter optimista y agudo.

Esta noche llenos de esperanza ponemos nuestra mirada en el Resucitado, y le dirigimos nuestras oraciones para que, así como ha hecho partícipe a Mons. Francesco de su pasión, le conceda la gracia de llegar exultante a la fiesta que Dios ha preparado para la inmensa muchedumbre de los bienaventurados que “han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero”, la fiesta de la vida y de la dicha que no tienen fin. Amén

Graciela Arandia de Hidalgo



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