Campanas. Con una celebración Eucarística en la parroquia San Martín de Porres a las 10:00 horas, presidida por el P. Guillermo Siles, el domingo 20 de junio en la Arquidiócesis de Santa Cruz, se celebró la Jornada mundial de los Refugiados, personas que dejan atrás a sus familias, a sus seres queridos, y recorren un camino de sueños, pero también de incertidumbre y miedo.
De esta eucaristía participaron; la Congregación de las Hermanas Misioneras San Carlos Borromeo – Scalabrinianas que administran la Casa de Acogida Cardenal Julio Terrazas y que también son responsables de la Pastoral de Movilidad Humana (PMH), Regional Santa Cruz. El carisma de esta congregación es acoger a los refugiados y migrantes.
Desde varios rincones de nuestra ciudad llegaron hermanos refugiados que vivieron en la Casa de Acogida Cardenal Julio Terrazas, para participar de esta misa y de los cuales, muchos de ellos ya han formado su familia y se han asentado en tierras cruceñas.
El domingo 13 de junio en su homilía, el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti nos exhortó a mirar con respeto y cariño a nuestros hermanos Refugiados, prestándoles nuestra colaboración como signo concreto de nuestra lucha por un mundo más inclusivo e igualitario, donde nadie se quede atrás.
También en la oportunidad el Prelado remarcó que “es tiempo de pensar en el drama de miles de hermanos y hermanas que han tenido que dejar su país, su familia y sus pertenencias, huyendo de la persecución política, religiosa, racial o de otra clase para salvar sus vidas”.
Varios de ellos están en Bolivia, agregó Monseñor. “Piden seguridad, acogida y trabajo para el sustento de cada día, en espera que se den las condiciones para volver a su tierra natal”, sostuvo, a tiempo de recordar que “todos podemos ser buenos samaritanos y crear un mundo más justo, integrador y fraterno, conforme al sueño de Dios, Padre de todos”.
NACIONAL
El domingo 20 de junio, El Presidente de Pastoral Social Cáritas Bolivia, Mons. Cristóbal Bialasik, en su mensaje por el día Mundial del Refugiado reflexiona sobre las condiciones por las que los migrantes atraviesan “no siempre están acompañadas de solidaridad y fraternidad, al contrario, enfrentan violaciones a sus derechos y maltratos”, acompañados de falta de alimentos, asistencia médica y tantas adversidades, manteniendo la esperanza de llegar a un destino final y empezar a reconstruir una vida.
Así mismo Mons. Cristóbal afirmó que, las condiciones por las que los migrantes atraviesan nuestro territorio no siempre están acompañadas de solidaridad y fraternidad, al contrario, enfrentan violaciones a sus derechos, maltratos, xenofobia, discriminación y desprecio. Acompañados de falta de alimentos, agua, ropa, calzados, asistencia médica y educación enfrentan las adversidades con la esperanza de llegar a un destino final y empezar a reconstruir una vida.
Una de cada cien personas en el mundo, ha perdido su hogar por los conflictos y la violencia que vive su país. Se tienen cerca de 79,5 millones de personas refugiadas, que representan el 1% de la población mundial, de los cuales el 40% son menores de edad. Bolivia no está al margen de esta crisis migratoria, más aun siendo un país que comparte frontera con cinco países sudamericanos y que al mismo tiempo son los destinos más codiciados. Hasta el año 2019, alrededor de 1.400 personas han obtenido su refugio, de distintas nacionalidades como Siria, Sudáfrica, Yemen, Perú, Colombia, Chile y Venezuela. Así mismo han ingresado más de 10.000 migrantes venezolanos, según cifras oficiales, aunque se conoce que al 2020 puede haberse incrementado este número de forma exponencial.
Datos (El Deber)
Según el informe anual 2019 del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), una de cada cien personas en el mundo ha perdido su hogar por los conflictos y la violencia que vive su país. El número total de refugiados se acerca a los 79,5 millones de personas, que representa el 1% de la población mundial, de los cuales el 40% son menores de edad.
De esta cifra global, el 68% proviene de cinco países del mundo: República Árabe Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur, y Myanmar.
En Bolivia, hasta junio de 2020 se albergaba a más de 1.400 personas refugiadas y solicitantes de la condición de refugiado de más de 10 nacionalidades, entre ellas Siria, Sudáfrica, Yemen, Perú, Colombia, Chile, Venezuela y otras.
Actualmente, el flujo migratorio que está impactando más en la región latinoamericana es el éxodo venezolano, cuyas cifras alcanzan a más de cinco millones de personas que recorren el continente y el mundo, en busca de seguridad y protección.
De acuerdo al informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA), publicado el año 2019, alrededor de 10.000 migrantes venezolanos ingresaron a territorio boliviano, de los cuales más de 900 solicitudes individuales y/o familiares han solicitado refugio en Bolivia, habiendo obtenido la condición de Refugio solamente 57 solicitudes, que equivale a aproximadamente 250 personas adultas y menores de edad.
Actualmente, la Iglesia Católica en Bolivia está presente con su servicio a personas que requieren de protección internacional, a través de la Pastoral de Movilidad Humana de Cáritas Boliviana, mediante oficinas de atención directa a esta población en: La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Tarija, Oruro y las fronteras de Desaguadero, Villazón, Villamontes y en la frontera de Pisiga.
En estos lugares se cuenta con el apoyo de congregaciones como las Hermanas Vicentinas, responsables de la Casa de Acogida en Pisiga, Jurisdicción del Obispado de Oruro; las Cáritas Jurisdiccionales; y las parroquias de frontera, con sacerdotes comprometidos con los refugiados.
Testimonio
“Bolivia es para nosotros una tierra de gracia y su mayor tesoro es su gente, de quienes hemos tenido un buen trato. Podemos decir con toda propiedad que nos hemos sentido bien, en muchas oportunidades como en casa, por eso damos gracias a Dios por el sentido de hospitalidad del cruceño, nos recuerda a nuestra tierra, a nuestra gente, sencilla y cordial con un gran valor como el de la solidaridad. Nuestras expectativas como familia refugiada son poder vivir dignamente y servir en Santa Cruz Bolivia, sin ser explotados ni humillados”, dice una familia venezolana, como parte de un extenso testimonio de su travesía.
Campaña de la ONU
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967
Los refugiados se encuentran entre las personas más vulnerables del mundo. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su protocolo de 1967 constituyen los instrumentos legales únicos que amparan la protección internacional de los refugiados. Según sus provisiones, los refugiados merecen como mínimo los mismos estándares de tratamiento que el resto de extranjeros en un país y, en muchos casos, el mismo tratamiento que los nacionales.
La Convención de 1951, que define quien es un refugiado, contiene una serie de sus derechos y también pone de relieve sus obligaciones hacia el país de acogida. La piedra angular de la Convención es el principio de no devolución. De acuerdo con este principio, un refugiado no debe ser devuelto a un país donde se enfrenta a graves amenazas a su vida o su libertad. Esta protección no puede reclamarse por los refugiados que están considerados un peligro razonable para la seguridad del país, que hayan sido condenados por un delito particularmente grave o que se consideren un peligro para la comunidad.
Los derechos contenidos en la Convención de 1951 incluyen:
- el derecho a no ser expulsado, excepto bajo ciertas condiciones estrictamente definidas;
- el derecho a no ser castigado por entrada ilegal en el territorio de un Estado contratante;
- el derecho al empleo remunerado;
- el derecho a la vivienda;
- el derecho a la educación pública;
- el derecho a la asistencia pública;
- el derecho a la libertad de religión;
- el derecho al acceso a los tribunales;
- el derecho a la libertad de circulación dentro del territorio,
- y el derecho a emitir documentos de identidad y de viaje.
Algunos derechos básicos, incluido el derecho a ser protegidos contra la devolución, se aplican a todos los refugiados. Un refugiado adquiere el derecho a otros derechos cuanto más tiempo permanezcan en el país anfitrión, derecho basado en el reconocimiento de que cuanto más tiempo permanecen en calidad de refugiados, más derechos necesitan.