Campanas. La Congregación de las hermanas de la Divina Providencia, de la Arquidiócesis de Santa Cruz, que están al servicio pastoral en la Parroquia Sagrados Corazones de Jesús y de María de la Zona – Cumavi, han sido testigos de la necesidad de muchas familias que a consecuencia de la cuarentena que vive nuestro País, por la pandemia del Coronavirus, están pasando por muchas necesidades económicas, incluso algunas de ellas no tiene un pan para alimentarse.
A partir de las medidas radicales que lleva adelante Bolivia con la cuarentena, muchas familias pasan carencias y necesidades, la Hermana Ruth Mariela Huañapaco, de la congregación de la Divina Providencia, nos cuanta que después de haber guardado absoluto aislamiento en la cuarentena, salió para realizar las compras de alimento para la comunidad el 2 de abril y al ver tanto sufrimiento y necesidad en las calles se conmovió hasta las lágrimas, familias enteras comiendo de la basura, ancianos y niños desprotegidos expuestos al peligro del contagio, muchos de ellos decían “no moriré por el virus sino de hambre.” Ver esa realidad le conmovió demasiado llegando en casa guardó silencio, pero estaba pensando que hacer, fue así que realizó un video donde buscó motivar la solidaridad entre vecinos, y que así puedan ayudarse unos a otros.
El viernes por la mañana en la oración comunitaria, compartió su inquietud con las hermanas, y les mencionó del video que había realizado y así juntas comenzaron a ver que familias podían ayudar en el barrio de la comunidad, donde los niños están con hambre, en consenso quedaron en ayudar a las familias con más necesidad, con el proyecto de las meriendas que tenían para los niños y las familias.
Ese mismo día la hermana Vanesa y su persona fueron a visitar las familias, y encontraron familias muy carentes. Al ver la realidad volvimos a casa para traer los víveres para dárselos a las primeras 8 familias que pudimos localizar ese día, cuenta la hermana Ruth.
Ese mismo día vino una madre a nuestra casa pidiendo ayuda para una leche especial que toma su bebé, nosotras le dijimos que no tenemos leche, pero que podíamos hacer un video donde ella pueda expresar su necesidad. Este video lo publicamos en el Facebook, pronto las personas se hicieron notar queriendo ayudar. Lo mismo pasó con los alimentos, las familias con más posibilidades se comunicaron a mi contacto para ayudar económicamente y con productos de alimentación, fue así que todo comenzó, esta experiencia de la solidaridad evangélica. Hasta ahora ya ayudamos 350 familias de nuestros barrios, fue una ayuda oportuna, lo lamentable es que el proyecto ya se acabó. ¿Qué pasará con esas familias? Ya que algunas intentaron hasta el suicidio. Nuestras autoridades hacen lo imposible para ayudar pero no es suficiente, expresa la hermana Ruth con mucha preocupación.
En un principio las hermanas iniciaron la ayuda a familias cercanas a su comunidad, luego ayudaron al grupo villa miseria, grupo de personas que fueron trasladados por la gobernación a esa zona y que antes Vivian por el Río Piraí, también han brindado ayuda a familias de los barrios: Kuapeguay, Pantanal, Lucerito, El Terrado y el Barrio 18 de Marzo.
Una de las dificultades por la que atravesaron en un principio fue la falta de un vehículo para transportarse, ya que la Congregación no cuenta con una movilidad, y tenían que caminar muchos kilómetros para llegar al centro de abastecimiento para realizar las comprar y luego entregar a las familias. Luego contaron la ayuda de la CEIL y del P. Juan Carlos Puma quienes las transportaron para llegar a lugares más alejados.
Hasta el momento con la ayuda de muchos corazones solidarios, laicos, el P. Juan Carlos Puma, Párroco de la Parroquia Sagrados Corazones de Jesús de y de María, las hermanas Benedictinas de la Divina Providencia, han podido entregar víveres y alimentos a más de 350 familias.
Las hermanas de la Divina Providencia tienen un proyecto de niños y familias que asumen y pueden ejecutar gracias a las hermanas y el pueblo caritativo de Alemania, proyecto gestionado por hermas Christa Brünen, de la Coordinación General y que se lleva adelante en diferentes zonas de la Parroquia Sagrados Corazones de Jesús y de María.
La Hermana Ruth expresa su agradecimiento a Dios por permitirles ser esa Providencia, con los que Dios ama, con los pobres, sus preferidos. Aunque saben estar en las calles es un riesgo confían en que Dios las cuida y las acompaña en este caminar ayudando a los más desprotegidos de la sociedad.
Hoy en día brindar ayuda es muy difícil, pero no es imposible dice la Hermana Ruth, y continuaremos ayudando a la gente que más lo necesite y siempre lo aremos de corazón.
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