Iglesia Viva 16.06.16//“Estoy con los refugiados…” Es el lema del Día Mundial del Refugiado, que se celebra el próximo 20 de junio, con este motivo la Comisión Nacional del refugiado (CONARE), la Pastoral de Movilidad Humana (PMH), con el apoyo del alto Comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), invitan a la presentación de la “GUÍA DE RECURSOS” para personas en situación de movilidad humana y la presentación de los resultados del CENSO Nacional Demográfico de la población Refugiada, a realizarse en distintos lugares del país:
La Paz
Lunes, 20 de junio a horas 16:00, en el Salón Tiawanaku del Min. RR.EE. (Cancillería), Plaza Murillo, calle Irpavi, esquina Junín.
Cochabamba
Miércoles, 22 de junio a horas 16:00, en el Gran Hotel Ambassador, calle España nº 349, entre Mayor Rocha y Ecuador.
Santa Cruz
Jueves, 23 de junio a horas 15:00, en la Casa Hotel Kolping, Av. Bernabé Sosa, esq. Luis Lavadenz, Barrio El paraíso.
Testimonio de Solaf, extraído de la página de ACNUR:
Solaf ama el deporte y sueña con vivir en Estados Unidos
Ella y su familia huyeron de la guerra en Siria
Solaf, 9 años: “Me llamo Solaf y soy de Bosra, en Siria. Recuerdo mi casa allá. Era grande y tenía una puerta café. Había un jardín afuera con árboles de olivo, limón, naranja y manzana. Sembrábamos albaca, tomillo, manzanilla, perejil, berenjenas y papas. Un mísil golpeó nuestro techo y tuvimos que irnos a dormir en la mezquita, luego la mezquita también fue bombardeada y entonces nos vinimos a Jordania.
“No me gusta mucho acá en el campamento. No hay luz. En la noche usamos lámparas solares, pero solo duran 30 minutos. Si tuviéramos electricidad podríamos ver televisión… no, ¡una laptop! Quiero ver televisión en una laptop. Cuando no estoy en la escuela juego con mis amigos y hago deporte. Estoy aprendiendo Taekwondo, así me puedo defender cuando no está mi hermano. Ya casi puedo hacer el spagat, me falta poco.
“Me quiero ir a Estados Unidos. Un pariente fue una vez y me dijo que allá hay una vida normal –grandes supermercados y buenas escuelas. Haría mis exámenes allá y tendría buenas notas. Quiero convertirme en un médico y curar la diabetes. Quiero ayudar a mi familia porque es todo lo que tengo”.
Ruwaidah, de 44 años, sostiene en brazos a su hija Solaf, de 9, delante de su módulo prefabricado en el campo de refugiados de Azraq. “Siempre está de un lado para otro, nunca está quieta en un sitio”.
Solaf regresa a casa junto a su padre Ahmad, de 49 años, tras acudir a la clase de punto que ofrece la organización Finn Church Aid. Solaf recibe educación formal e informal en el campamento de refugiados de Azraq.
Solaf, refugiada siria, dibuja en el interior de la caravana en la que vive con su hermano y sus padres en el campo de refugiados de Azraq. Lo que más echa de menos de Siria es a su abuelo.
Solaf, refugiada siria, muestra emocionada el puzzle ue ha acabado en una tienda del campamento de refugiados de Azraq. Su padre Ahmad, de 49 años, y su madre Rewaidah, de 44, decidieron huir de Siria con sus hijos en 2013.
Munaf, de 21 años, coge en brazos a su hermana Solaf, de 9, mientras ella muestra lo que ha aprendido en clase de taekwondo en el campamento de refugiados de Azraq, en Jordania.
Solaf, una niña de 9 años, es una refugiada siria que vive con sus padres y el hermano mayor en el campamento de refugiados de Azraq, en Jordania. Originaria de la ciudad de Bosra, en el sur de Siria, ella y su familia huyeron a Jordania en 2013, luego de que su casa quedara parcialmente destruida por el impacto de un mísil.
Solaf se acuerda bien del conflicto en Siria. “Recuerdo que cuando un mísil cayó en el cementerio de nuestra ciudad, el cuerpo de alguien que se llamaba Moussa se salió del suelo”. A pesar de todo lo que ha sufrido, Solaf es una niña feliz y vivaz, y le gusta hacer deporte con sus amigos en el campamento y hacer rompecabezas en el alojamiento de su familia. Le gusta ayudar a su mamá en la cocina y recita de un tirón la receta de su platillo preferido, shish barak (ravioles de cordero) en salsa de yogur.
El conflicto en Siria empezó hace más de cinco años y ha provocado la más grave crisis de desplazamiento en el mundo, con más de 4,8 millones de sirios que se han visto obligados a huir a Jordania y a los otros países vecinos de la región.