Campanas. Después de 1 año a causa de la pandemia del Covid – 19, este lunes 09 de agosto el clero de la Arquidiócesis de Santa se reunió con mucho regocijo y unidad en un espacio de oración, meditación y celebración Eucarística a los pies de San Lorenzo Mártir, Patrono de la Arquidiócesis, del Seminario Mayor y de la Catedral.
De esta Asamblea participaron; El Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti, los Obispo Auxiliares, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, Mons. René Leigue, el Vicario General. P. Juan Crespo, Vicarios Episcopales, Sacerdotes, Religiosos, Diáconos y Seminaristas.
Mons. Sergio Gualberti dio las palabras de bienvenida afirmando que este encuentro es un momento hermoso para reunirse como presbiterio, como hermanos, unidos por el sacramento, porque lo que nos une es Cristo Sacerdote. Estamos muy alegres de vivir un momento de gracia en nuestra Asamblea distinta a otras, pero quisiera que la veamos como la oportunidad para reflexionar sobre nuestro caminar juntos como Iglesia y el testimonio que siempre tenemos que dar es, la Unidad entre nosotros, dijo el prelado al iniciar este encuentro.
La reflexión estuvo a cargo del Vicario General de la Arquidiócesis, P. Juan Crespo Gutiérrez con el tema: “SACERDOTES: SERVIDORES PARA SIEMPRE”, en el cual destacó la humildad del Cura de Ars y la entrega de San Lorenzo, modelos a seguir.
El Vicario General aseveró que El Papa Francisco les pide ser “Conscientes de haber sido elegidos entre los hombres y constituidos en favor de ellos para cuidar las cosas de Dios, para ejercer con alegría y caridad sincera la obra sacerdotal de Cristo”.
Al mismo tiempo dijo que la pandemia del Covid 19, ha traído tantas muerte, dolor y sufrimiento y es así que han sido llamados a curar las heridas, con mucha fe y espíritu de sacrificio.
Dios nos envía hoy para ser mensajeros de su amor misericordioso, administradores de sus santos misterios y maestros de la verdad. Defensores de la vida y de la dignidad de la persona humana. Somos sacerdotes de la generación de la pandemia, para sanar y reconstruir. La Iglesia está llamada a salir a los lugares en los que la gente está padeciendo y sufriendo, a las “periferias existenciales”, dijo el Sacerdote.
Sacerdote: Servidor en el Altar:
En el altar, el sacerdote es verdaderamente Cristo, actúa in persona Christi. El Señor los llama a tener amistad con Él: La humildad huye de todo protagonismo; el sacerdote se convierte en instrumento de Cristo y busca que sólo brille Cristo. Es el sentido espiritual que tienen los ornamentos litúrgicos:
Sacerdote: Servidor de la Palabra. Oración y Homilía
La palabra de Dios en la vida del sacerdote es primordial: Tanto en la oración, la meditación y la proclamación.
La Palabra de Dios en la vida del sacerdote es el Dios que habla, el hombre está llamado a dar una respuesta de fe, prestando el homenaje de su entendimiento y de su voluntad con todas las fuerzas del corazón y de la mente.
Sacerdote: hombre de Dios al servicio de un pueblo
Uno no es sacerdote para sí mismo sino para servir al pueblo de Dios. Eso es el sacerdocio ministerial: Presencia, testimonio y servicio. Ni somos sacerdotes para nuestro propio orgullo personal aislándonos del mundo y de la gente a la que estamos llamados a servir y a acompañar -. Estamos llamados a estar con olor a ovejas, embarrándonos las manos y cargando nuestra mochila con todos los nombres de aquellos por los que día a día damos un poquito la vida. La Iglesia no necesita sacerdotes de museo ni de pasarela. La Iglesia necesita sacerdotes santos y en esa tarea hemos de centrarnos a pesar de nuestros pecados e incoherencias.
Homilía de Mons. Sergio Gualberti
Durante su homilía en la celebración Eucarística en Honor de San Lorenzo Mártir el Arzobispo aseveró que, aunque extrañan el lindo compartir como hermanos del mismo presbiterio, y que por la pandemia no se han podido reunir como en años anteriores, sin embargo considera que es también un signo de Dios, que nos llama a solidarizarnos con la situación de tantos hermanos y hermanas sumidos en el dolor por el contagio del virus, por la muerte de seres queridos, por la pérdida de trabajo y por la crisis general que nos envuelve a todos.
De la misma manera, recordar la dedicación de nuestra Catedral, es la oportunidad para que como presbiterio meditemos sobre el sentido de consagrar una Iglesia a Dios y sobre nuestra vocación y misión al interior de la Iglesia particular. Consagrar es reservar un espacio que específico al Señor y a su culto, hacer que esa construcción pasa a ser su propiedad, “la morada de Dios entre los hombres”. Dios, según la revelación, desde siempre ha querido establecer unas relaciones de amor con la humanidad y estar con y entre nosotros. Los hombres necesitamos lugares y espacios concretos para encontrarnos y reunirnos; y en este tiempo de pandemia sentimos el gran vacío del encuentro presencial que no llena la modalidad virtual. Dios, a pesar de que está presente en toda la creación, todos los seres vivientes y en todo tiempo, ha querido tener lugares propios para acogernos y compartir con el pueblo creyente, dijo Monseñor.
Así mismo aseguró que el Señor nos convoca a ser nosotros mismos templos del Espíritu de Dios: “¿No saben que Uds. son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en Uds.?” (1Cor 3, 16). Y por el don del sacerdocio Dios nos encomienda la misión de reunir a su pueblo en la comunión, en la oración, en celebración de la fe, y guiar a la comunidad por el camino a la santidad y por el compromiso por el Reino de Dios. En Cristo templo del Padre, nosotros por el bautismo hemos sido hechos templos de Dios.
De manera particular dijo el prelado, como presbíteros estamos llamados a cuidar los templos vivos de Dios en cada momento, a construir comunidad y ser testigos de amor y su presencia misericordiosa y providente.
Por eso no es solo por la circunstancia del COVID que celebramos nuestra asamblea particular en la Catedral dedicada a san Lorenzo, sino porque es el símbolo de todo el pueblo de Dios que peregrina en Santa Cruz. Uds. sacerdotes y diáconos, están hoy reunidos alrededor del Pastor que preside la celebración en su Catedral, signo visible de la unidad y comunión del presbiterio al servicio de la comunidad entera; signo también de nuestro compromiso misionero, y de nuestra disponibilidad a dar testimonio de Cristo con nuestra vida, con entrega y generosidad como San Lorenzo, si así Dios lo dispone.
De la misma manera dijo: que es significativo que el Seminario Mayor de la Arquidiócesis lleve como Patrono a San Lorenzo; ellos están aquí con nosotros. Para los jóvenes que han dicho sí al Señor, debe ser motivo para que lo imiten y se vayan formando en el espíritu de entrega, de sacrificio de caridad y de servicio del diácono Lorenzo.
El Arzobispo mostró su gran preocupación porque el Seminario se está quedando demasiado grande por la disminución de vocaciones sacerdotales y religiosas en los últimos años, problema común en todo nuestro país. Se han identificadas distintas causas de esta crisis, sin embargo, creo que siguen siendo cuestionadores y actuales dos elementos que indicaba el Papa San Pablo VI en 1964 en ocasión de instituir la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: «El problema del número suficiente de sacerdotes es el índice justo e inexorable de la vitalidad de fe y amor de cada comunidad parroquial y diocesana, y testimonio de la salud moral de las familias cristianas.»
palabras son para nosotros un llamada de atención que no podemos dejar pasar de alto así nomás. Él nos indica que, si queremos que surjan vocaciones en nuestra Iglesia, hace falta más vitalidad de fe y amor de la comunidad diocesana y parroquial y más testimonio de parte de nosotros pastores. Los jóvenes de hoy todavía se dejan cautivar por ideales y testimonios auténticos, como confirma el gran número de jóvenes que, con gran espíritu y entrega, se han ofrecido como voluntarios en la visita del Papa y el CAM 5.
El desafío está en que nosotros sacerdotes, dejemos transparentar con nuestra vida que “el Señor en el día a día sigue dirigiéndonos su palabra y nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza”, dijo el Arzobispo.
Que nuestra vida de presbíteros los cautive para que lo sigan, para que hagan su voluntad y descubran la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos. Esta mañana pedimos al Señor que nos fortalezca en la fidelidad a nuestro ministerio y nos anime a seguir sus pasos, a pesar de las pruebas, con gozo y entrega a lo largo de toda nuestra vida, concluyó Monseñor.
Al finalizar la misa se presentaron a los seminaristas que serán ordenados diáconos en los próximos días; René Rafael Butrón Vaca será ordenado diácono el sábado 21 de agosto a las 18:00 horas en la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles (Urb. El Quior, Avenida principal), de manos de Mons. René Leigue, Obispo Auxiliar de Santa Cruz.
También será ordenado diácono; Gonzalo Ferrufino, el sábado 28 de agosto a las 17:00 en la Parroquia La Purísima Concepción de la Guardia, de manos de Mons. Estanislao Dowlaszewicz, Obispo Auxiliar de Santa Cruz.