Iglesia Viva 11.12.15//Mons. Tito Solari, Arzobispo emérito de Cochabamba, despide al Cardenal agradecido y conmovido.
Palabras de Mons. Tito Solari:
El día de ayer estuve en la Catedral de Santa Cruz. La Catedral estaba llena de gente y había una larga fila de fieles que esperaba ver, una vez más, el rostro de su Pastor.
Todos los que estábamos allí formábamos un solo cuerpo con un solo corazón. El espíritu del Cardenal nos envolvía a todos.
Y sentía cómo todos los bolivianos estábamos ―y estamos― unidos alrededor de nuestro Padre y Pastor.
Domingo tras domingo, con el Evangelio en la mano, el Cardenal iluminaba los acontecimientos de la semana con la Palabra de Dios: fuerza para el débil, consuelo para el afligido, esperanza para el pecador, denuncia para el extraviado, misericordia para todos.
El Padre de los vallegrandinos se ha vuelto el Padre de todos: hablaba a los que tienen autoridad para animarles a servir, se dirigía a los líderes sociales mostrándoles el horizonte de una sociedad solidaria, pronunciaba palabras duras para los soberbios y abusivos, mostraba su profundo dolor por la injusticia y corrupción que destruyen la sociedad, y al mismo tiempo estimulaba a los jóvenes, acariciaba a los niños, dirigía palabras afectuosas a las mamás.
Su alma de Pastor ha ido construyendo grandes e inolvidables momentos en torno a la Eucaristía, como un verdadero Padre que desea compartir con sus hijos alrededor de la mesa.
Y más allá, en Comunión con su amigo el Papa Francisco, ha colaborado para dar a la Iglesia Universal un nuevo rostro, el rostro y el espíritu de servicio. Ha contribuido a definir la hermosa misión de la Iglesia de hoy: sembrar solidaridad y misericordia.
¡Gracias, Padre Julio! ¡Gracias por enseñarnos a leer nuestra realidad desde la Palabra de Dios! ¡Gracias por tu vida de entrega al Señor y a todos!