Mons. Rene Leigue celebró la segunda misa festiva de la Inmaculada Concepción. Al iniciar su homilía indicó que “ya estamos en la fiesta de la Inmaculada Concepción, esta fiesta es universal por tanto la celebramos en todo el mundo. Es un dogma que tenemos en la Iglesia Católica, pero aquí en la Arquidiócesis de Santa Cruz la conocemos más como nuestra Mamita de Cotoca y es la fiesta del Oriente, es la fiesta de todos los católicos y estamos aquí en agradecimiento a la Virgen, la madre de Jesús. También nosotros la reconocemos como Madre nuestra porque el mismo Jesús nos la dio como nuestra Madre”
Por otro lado al hacer referencia la primera lectura de hoy reflexionó “nos dice que Dios nos creó como buenas personas. ¿De dónde viene entonces la maldad? La maldad está en nuestra libertad, Dios nos creó buenos y libres.Libres de todo aquello que nos podía alejar de él, libres como personas. En esa libertad es donde nos deja elegir lo mejor, lo que nosotros vemos conveniente.Si él nos creó buenos, nos creó libres y nos creó llenos de amor, por amor a la humanidad, entonces somos nosotros los que -como seres humanos- muchas veces equivocamos el camino”.
Luego hizo referencia a la lectura que evoca el pasaje del génesis en el que Adán se vio desnudo y se escondió de Dios, al respecto dijo que “a esto es que nos lleva el pecado, a negar a Dios en nuestra vida. Y negar a Dios en nuestras vidas nos lleva a alejarnos de Dios y escondernos de él como lo hizo Adán quien no cumplió con el mandato de Dios”
indicó que “Dios nos quiere a nosotros personas buenas” pero se cuestionó “ustedes están aquí porque realmente quieren encontrarse con Dios o es solo porque quieren pagar una promesa. Y si estamos solo por pagar una promesa nos estamos escondiendo de Dios. El Señor hoy nos invita a que revisemos nuestra vida y María también nos invita a que escuchemos a su Hijo y que hagamos los que él nos diga. Dios nos quiere humildes y firmes en la fe”.
Mons. René invitó a todos los peregrinos a que no se alejen de Dios y a que renueven su compromiso como verdaderos cristianos. Finalmente invocó a María “nuestra Mamita nos acompañe”