Con una procesión desde la Plaza de Buen Retiro hasta el Templo de Divino, se dio inicio a la celebración de la apertura Solemne de la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia. La Celebración Eucarística fue presidida por Mons. René Leigue, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz, el domingo 6 de marzo a las 09:30 horas y concelebrada por el Padre Carlos Longo Dona, párroco de la Parroquia de San Carlos Borromeo y Vicario Episcopal de la Vicaría Santa Rosa de Lima, el P. Aquilino Libralón, Párroco de la Parroquia Inmaculada Concepción de Portachuelo y otros Sacerdotes del Norte Integrado.
La Arquidiócesis de Santa Cruz cuenta ya con cuatro Puertas Santas de la Misericordia; En la Catedral, En el Santuario de la Purísima Concepción de Cotoca, La Parroquia la Candelaria de Samaipata en la Vicaría San Juan XXIII y en la Vicaría Santa Rosa de Lima- Norte Integrado, en el Templo del Divino Niño de Buen Retiro, en la localidad de San Carlos.
Mons. René inició su homilía resaltando la importancia de que tantos fieles hubieran llegado de diferentes lugares de Santa Cruz y especialmente de la Vicaría Santa Rosa de Lima, para ser testigos del hermoso regalo y privilegio que tiene de poder tener una Puerta Santa en el Norte Integrado. Al mencionar el Evangelio de Jesús, con la parábola del “hijo pródigo”, preguntó ¿Cuántos de nosotros hoy somos el hijo pródigo?, a muchos de nosotros no nos gusta que nos digan que hacer, aún peor que nos enseñen como ser mejor persona. Canutos de nosotros decimos, Padre quiero ser libre para hacer de mi vida lo que yo quiera. Pero también está el hijo bueno que está en casa y cuando sabe que su hermano vuelve se enoja y ¿Cuántos de nosotros reaccionamos así?, muchas veces no dejamos crecer al hermano en la Fe, ponemos obstáculos y nos comportamos como el hermano egoísta. No seamos egoístas hermanos, cuando alguien llegue a nuestras Parroquias y Capillas recibámoslos con los brazos abiertos, hagamos que se sientan acogidos, enseñémosle que vale la pena seguir a Dios.
El Prelado enfatizó: “Hermanos Dios nos espera cada día y especialmente los domingos en la misa, no nos acordemos del Señor solo cuando estemos en problemas, tengamos a Dios presente todos los días de nuestra vida. Dios cada día nos da una oportunidad de llegar a él. Reconozcamos en este Dios Amado la Misericordia, él siempre nos espera con los brazos abiertos.
La Iglesia somos todos hermanos, nadie es mejor que nadie, Dios nos espera con los brazos abiertos a todos sus hijos. Expresó.
Lic. Luz Érika Limachi y Lic. Graciela Arandia.