Campanas.- Con la Misa de Acción de Gracias la comunidad parroquial María Asunta, de la Vicaría Virgen de Guadalupe de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, se despidió el Padre Marius Petru Bilha OFM Conv, Misionero de la Misericordia, llegó desde el 25 de mayo del 2022 a misionar en Bolivia y en la Parroquia a partir de marzo del 2023 hasta el presente mes.
La Misa fue presidida por el Padre Marius Petru, concelebrada por el Administrador Padre Juan Kukla y el Padre Carlos Catalán, con la presencia de todos los grupos de la parroquia y de la familia Franciscana.
“Exhortó a ser sal y luz en el mundo, y como cristianos no perder el sabor dejándose llevar por el pecado, hay que confiar plenamente en la misericordia de Dios y con corazón arrepentido cambiar de ser sal insípida a ser sal que da sabor, acercándose a Cristo porque él es la luz, es Él el que da sentido a nuestra vida”, indicó Fray Petru
Antes de la Bendición el Padre Carlos Catalán expresó su gratitud de todo corazón por su misión del P. Marius “Realmente nos ha ayudado muchísimo a nosotros, los momentos de oración, se ha encauzado en la importancia que tenemos como vida religiosa de la oración, yo soy muy exigente en eso, porque si nosotros no nos llenamos de la palabra de Dios, de la presencia de Dios, no podemos dar nada, por eso agradecemos mucho su misión, por compartir su experiencia con Dios, fortalecer la fe unos con otros, convivir con la comunidad, ha dejado una huella de fe en el corazón de cada uno, lamentamos que tenga que irse, seguramente le haya gustado quedare más tiempo, porque realmente este pueblo nos cautiva de verdad.
El Padre Juan que llegó hace 38 años seguramente en su mente decía me quedo por poco tiempo, yo nunca le he preguntado eso, pero se quedó más de la cuenta, yo también estoy 42 años en Bolivia pensé quedarme probar suerte y aquí me tienen 42 años con mucha alegría… Padre Marius la mejor forma de agradecerle es la oración, muchas gracias, que el Señor te bendiga muchas felicidades y bendiciones”.
.
.
.
Palabras de despedida del Padre Marius Petru Bilha OFM Conv
Queridos hermanos y hermanas:
El 28 de julio voy a encontrar en Roma al Santo Padre, Papa Francisco. Y le voy a contar sobre Bolivia y mi experiencia misionera de aquí.
– Sobre el hambre y la sed de formación humana y espiritual que encontré en muchos feligreses y que me impacto bastante;
– Sobre su gana de crecer en la fe y el deseo de claridad en vivir de manera autentica y profunda, comprometida la fe;
– Sobre la simpatía de los niños y su alegría en recibir la bendición;
– Sobre los jóvenes que, cuando tenían la oportunidad, hacían colas para confesarse;
– Sobre los catequistas que dan tiempo de su vida, de manera gratuita y desinteresada, para educar en la fe a los chicos, adolescentes y jóvenes;
– Sobre los agentes pastorales y su entrega llena de entusiasmo para el bien de la comunidad;
– Sobre las familias que toman en serio el compromiso matrimonial y ayudan también a los demás a descubrir la belleza del matrimonio sacramental;
– Sobre los grupos parroquiales comprometidos en servir con amor a la Iglesia y testimoniar la belleza del caminar juntos en la fe;
– Sobre los hermanos drogadictos que encontré celebrando un funeral, que rezaban y lloraban la muerte del amigo;
– Sobre los hermanos enfermos que visité a domicilio o al hospital y su testimonio en vivir con fe y serenidad la enfermedad;
– Sobre los hermanos enfermos (de la terapia intensiva) que por la gracia de la santa unción lograron conocer el amor infinito y gratuito de Dios;
– Sobre los frailes de esta comunidad (P. Carlos, P. Juan) y su espíritu fraterno y corazón abierto: sobre los momentos de oración que vivimos, sobre los momentos de fraternidad alegre y serena, sobre el compartir fraterno, muy bello y profundo, las cosas espirituales (como Dios actúa en nosotros, en el mundo, haciendo cosas maravillosas), sobre el apoyo brindado, sobre su entrega en servir con responsabilidad, creatividad y a lo mejor el pueblo de Dios.
Todo esto es también para mí una ocasión para decir un gran Gracias a Dios y a ustedes (Feligreses y Sacerdotes) por hacer de mi presencia misionera en estas tierras queridas (Cortita pero intensa) una bendición, una expresión viva de la cercanía, misericordia y ternura de Dios.
Que Dios haga fructificar lo que sembró en nuestros corazones en todo esto tiempo y nos acompañe siempre con su amor y bendición allá donde cada uno se encuentre a vivir su propia vocación y misión.
Les entrego hermanos y hermanas los tres amores blancos que nos ayudan a estar firmes en la fe y a vivir nuestra vocación cristiana con entrega, amor y en comunión:
- El amor al Papa, el hombre vestido de blanco, signo y fuente de unidad, comunión y rectitud; y amor a la Iglesia, renovarla no criticándola o condenándola, sino desde dentro, cambiando vida, viviendo las exigencias del Evangelio hoy;
- El amor a la Eucaristía, hostia divina, manjar de los manjares, milagro de amor, pan de vida eterna, fortaleza en nuestro caminar, escuela de amor y entrega, escuela de comunión, que nos hace crecer en el sentido de pertenencia a la gran familia de Dios; vivir el sacramento de la reconciliación, de la misericordia de Dios, para recibir con dignidad a Cristo, para nuestra salvación;
- El amor a la Virgen, Inmaculada, Toda Bella, madre de Dios y madre nuestra, que nos mira con corazón de madre, con ternura, con misericordia, nos da su protección, nos lleva a su Hijo, Jesucristo, a encontrarlo en su gran amor, a recibir su perdón, su paz, su bendición. No permitamos a nadie que hable mal de María, madre de Dios y nuestra.
- Gracias a todos y a todas por el camino de fe compartido en este tiempo. Les llevo con mucho cariño en mis oraciones y mi corazón. Y me encomiendo a sus oraciones.
Que Dios les bendiga. Les quiero mucho.