Campanas. La Iglesia Católica en nuestro País, siguiendo el ejemplo de Jesús el Buen Samaritano, siempre ha ofrecido su asistencia espiritual, religiosa y humanitaria, en las distintas marchas indígenas y de otros sectores que buscaban ser escuchados en sus demandas.
En ocasión de las marchas de pueblos indígenas que se dirigen a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, como Pastor de la Arquidiócesis, Mons. Sergio Gualberti convoca a las parroquias, agentes de pastoral, laicos comprometidos y personas de buena voluntad, a dar testimonio de la caridad de Dios entre estos hermanos a lo largo de su camino y en los lugares donde pernocten, con el acompañamiento espiritual, la acogida fraterna, la ayuda humanitaria y sanitaria, y la atención a otras necesidades.
Fotografía: El Deber
“CONVOCADOS A LA CARIDAD SOLIDARIA”
“Les aseguro que cuanto hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”. Mt. 25, 40
La Iglesia Católica en nuestro País, siguiendo el ejemplo de Jesús el Buen Samaritano, siempre ha ofrecido su asistencia espiritual, religiosa y humanitaria, en las distintas marchas indígenas y de otros sectores que buscaban ser escuchados en sus demandas.
En ocasión de las marchas de pueblos indígenas que se dirigen a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, como Pastor de esta Arquidiócesis convoco a las parroquias, agentes de pastoral, laicos comprometidos y personas de buena voluntad, a dar testimonio de la caridad de Dios entre estos hermanos a lo largo de su camino y en los lugares donde pernocten, con el acompañamiento espiritual, la acogida fraterna, la ayuda humanitaria y sanitaria, y la atención a otras necesidades.
En estos últimos años, hemos sido testigos de las heridas graves que se van infligiendo a la “Hermana Madre Tierra” con los incendios forestales provocados en gran parte por los chaqueos incontrolados, la deforestación irracional, la actividad agroindustrial que no respeta el ambiente, los asentamientos humanos no autorizados o justificados, la negación de los derechos de los pueblos indígenas, especialmente a la autodeterminación, a su tierra y territorio ancestral, hechos que amenazan su hábitat, su identidad cultural y sus formas de organización y normativa propia.
En esta circunstancia, queremos recordar, desde la enseñanza social y evangélica de la Iglesia, que Dios es el dueño de todo lo creado y que nosotros somos apenas administradores, con el mandato de custodiar los recursos de la tierra para el bien de todos, de cuidar la Casa Común para nuestra vida y la de las generaciones futuras, en una relación armoniosa y pacífica entre nosotros, con la naturaleza y con Dios.
Conscientes de la responsabilidad que esta tarea conlleva, llamamos al Gobierno Nacional a reconocer la legitimidad de la protesta y escuchar sus propuestas y a precautelar la seguridad y la vida de los marchistas ante posibles provocaciones; a las organizaciones políticas e instituciones sociales a no usar la marcha en función de intereses particulares y, a los hermanos marchistas, a mantener firme su independencia de cualquier injerencia y la defensa inalterable y pacífica de sus derechos.
Invocamos la intercesión de nuestra Madre María, en la advocación de la mamita de Cotoca, Patrona del Oriente de Bolivia, para que su amor y cercanía de Madre sean la fuerza inspiradora que haga prevalecer la cultura de la paz, la vocación democrática y la resolución de los problemas por medio del diálogo sincero, constructivo y duradero.
A nombre de la Iglesia en Santa Cruz, pido al Dios de la vida que les colme a todos con sus bendiciones.
Santa Cruz, 18 de septiembre de 2021
Mons. Sergio Gualberti
ARZOBISPO DE SANTA CRUZ