Llevar a los hijos a la misa es algo que todo padre tiene que hacer porque es el mejor legado que pueden dejarles y esto puede hacerse con algo de sentido común y la premisa de que se puede estar en la iglesia con tal de que los niños no distraigan a otras personas de su momento de encuentro con Dios y su oración. Algunos días serán mejores que otros, pero inculcar a los hijos el don de la fe y los principios católicos es digno de todos los desafíos.
Los padres, líderes de su iglesia doméstica (CCEC n.º 350), son directos responsables de la formación de sus hijos en la fe católica. No hay experiencia más importante en la fe católica que la misa. Es crucial por ello ayudar a los niños a comprender y participar en la liturgia tanto como les sea posible. Sé que no es fácil, y que muchas veces parecerá que lo único que habrá logrado será el caminar de un lado a otro un bebé de mal humor. Aún así, los niños no permanecen por mucho tiempo malhumorados.
La misa ofrece un montón de oportunidades para experimentar una preparación valiosísima durante la infancia que ayudará luego cuando sus hijos sean adolescentes o ya no estén en casa. Su trabajo principal, durante la infancia en la fe (en ambos sentidos) es asegurarse de que “conciencien” lo que sucede en la misa. Nos encontramos con Dios.
Para lograr esto, he aquí una recopilación de consejos de padres que ya han vivido esta prueba y la han superado:
1. Asegurarse de cubrir las necesidades básicas, es decir, ir al baño, justo antes de salir, y asegurarse de haber comido bien. No es apropiado que los niños estén comiendo cualquier cosa, y menos golosinas, en las bancas. Tampoco use las golosinas como “recompensa” por portarse bien en misa. Se puede hacer excepción si solo es agua y se da en un momento en el cual se sabe que ya no importa si el niño tiene antojo de ir al baño o no.
2. El efecto psicológico del vestir: Es bueno tener la práctica de que vistan algo especial cuando vayan a misa, no tiene que ser necesariamente algo elegante, pero sí bonito y que les guste, y que lo asocien con ir a misa, con ello ya captarán que ir a misa es un momento diferente y especial.
3. Recuerde llevar algunas cosas que puedan ayudarle en caso de que las cosas se salgan de control. Un juguete que les guste y que solo puedan usar cuando estén ahí si hacen silencio. Un libro sobre historias religiosas bellamente ilustrado que puedan leer. Todo relacionado con el hecho de acostumbrarse a estar en la iglesia y no ver la estadía como algo aburrido.
4. Puede leer las lecturas del día de camino a misa, asi todos ya irán familiarizados con las lecturas, y también con ello, si sucede alguna distracción al menos no se perderá usted del todo. Los niños más grandes pueden colaborar en eso de ir leyendo por el camino si la vista no se les cansa, así podrán sentirse útiles y colaborativos.
5. Aclararles a los niños lo que deben hacer en misa, los adultos, estar pendientes de lo que se hace, orar por el bien de todos, y los niños, evitar distraer a los grandes.
6. Una vez en la iglesia, lo recomendable es sentarse en frente. ¿Por qué? Porque así ellos tendrán cercanía a ver lo que se hace. Si se sientan detrás casi no tendrán elementos que capten su atención y se podrán cansar más rápido y buscar distracciones propias. La mente del niño es lúdica.
7. Hay padres que adoptan una regla que le puede servir a usted: Que los niños no toquen el piso de la iglesia hasta los tres años. Estando en brazos pueden tener una mejor vista, y los padres mejor control de lo que ellos pueden hacer.
8. Otra cosa que puede ayudar y darles cercanía es permitir a los niños que se sienten en sus piernas durante la misa, aunque esto pueda cansarle a usted, durante algún momento de la misa, para que así usted pueda controlar mejor que no distraigan a los demás.
9. Si el niño hace alguna clase de ruido, no se sienta tan culpable, recuerde que la mayoría de las personas hacen caso omiso de esto.
10. Si el niño llora, lo mejor es salir con él un rato del sitio hasta que se calme, y luego volver, si no se vuelve, ellos asociarán el hecho de que pueden llorar para salirse con la suya de irse de ahí. Es importante que se retorne luego de que el niño se calme para evitar esto.
Luego de la misa:
– Felicite a los niños por su buen comportamiento.
– Si necesita hacerles alguna observación hágalo en un tono que les sirva para entender que deben mejorar esa conducta y tenerla en cuenta para la próxima vez que vayan.
– Respóndales cualquier duda que tengan acerca de la misa y de ser posible el significado de las cosas que se hacen allí.
– Explíqueles lo importante que es la misa para sus vidas. Si tiene niños más grandes, considere discutir con ellos parte de la homilía.
Considerar la opción de participar
– El acolitado infantil, el ser monaguillos es algo que a muchos niños les anima y gusta. Sería bueno que usted considere si pueden o no participar en esto.
Autor: Alfred Dawson, religioso. Con permiso expreso de Familia Cristiana, Digital. www.familiacristiana.org.ve derechos reservados