Campanas. El presidente del Clero Diocesano de la Arquidiócesis de Santa Cruz, P. Iverth Ochoa Moraire, participó la alegría del clero por tener un nuevo pastor; “Estamos convencidos que será para nosotros y con nosotros maestro, sacerdote y pastor, quien viene para mostrarnos con su vida y ministerio episcopal el amor y la misericordia de Dios”.
Bienvenida
Había dicho que era un acontecimiento de Gratitud y Alegría, por el nombramiento que el Papa Francisco ha realizado en la persona de Mons. René como el Nuevo Arzobispo de nuestra Iglesia Cruceña, quiero expresar, en nombre de toda la Arquidiócesis, nuestra más profunda alegría y hacerle llegar un entrañable saludo de bienvenida a nuestro nuevo Pastor que viene a caminar junto a nosotros y guiarnos en la fe.
Lo recibimos con verdadero gozo, como lo aceptó en el seminario, en el sacerdocio y el episcopado nuestro amado Cardenal Julio de feliz memoria, y cómo no vamos a estar felices al aceptar a alguien que viene a ofrecer “su persona y su servicio”, tal y como dice su lema Episcopal “Aquí Estoy”. Como Sacerdotes de nuestra Arquidiócesis nos ponemos a su lado para colaborar en la nueva tarea que el Santo Padre le ha encomendado realizar en esta Iglesia Cruceña.
Es hijo de esta tierra, por eso estamos convencidos que será para nosotros y con nosotros maestro, sacerdote y pastor, quien viene para mostrarnos con su vida y ministerio episcopal el amor y la misericordia de Dios.
Por eso a tiempo de agradecer al Señor, le pedimos que le siga llenando de fe, esperanza y caridad, para que su testimonio de vida sea coherente y creíble para nuestro tiempo, tiempo de vanidades y apariencias, que vive Santa Cruz.
Que enraizado en Cristo, unido a la Iglesia, sostenido por la fuerza de la oración y la devoción a la mamita de Cotoca, sea fortalecido cada día en su vocación de servicio. Todos nosotros como Pueblo de Dios nos comprometemos a colaborarle en su pastoreo, porque conocemos de su transparencia, fidelidad, de su capacidad de escucha, diálogo y su gran amor por el pueblo. Nosotros como sacerdotes tendemos nuestras manos y nuestro corazón, para ayudarle a desarrollar su pastoreo con fortaleza, lleno de humanidad, sensible a las alegrías y sufrimientos de su gente. Y Con la confianza puesta en el Dios que nos acompaña en el Camino de la Vida le decimos gracias por esta nueva misión y bienvenido a seguir Caminando Juntos.