Campanas. La Conferencia Boliviana del Clero Diocesano, reunidos del 04 al 07 de julio, en el nombre del Señor, en su XXXV asamblea ordinaria en el Seminario Mayor Nacional San José en la Arquidiócesis de Cochabamba, con el lema: “Clero diocesano en la Iglesia Sinodal”, con un programa de contenidos que nos han reflexionado sobre la misión de sacerdotes en el camino Sinodal, que vive toda nuestra Iglesia. Los 186 presbíteros han llegado de las 18 jurisdicciones eclesiásticas del país, junto a los Obispos que los animan con su testimonio de vida consagrada al servicio de la evangelización.
Esta mañana la Conferencia Boliviana del Clero Diocesano emitió el “MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS EN BOLIVIA”, en el mismo afirman ver con preocupación, el dolor y sufrimiento de nuestro pueblo, a causa de la incertidumbre laboral, la falta de justicia, la violencia, el narcotráfico, la trata de personas y la falta de respeto a la vida.
Muchas familias golpeadas por tantos antivalores que ciegan la vida de hombres, mujeres, jóvenes y niños, vidas valiosas a los ojos de Dios, dejando como secuela, niños huérfanos, familias sumidas en el dolor, que buscan desesperadamente la justicia, que no llega.
Así mismo aseveran que les llena llena de esperanza ver el esfuerzo y la lucha cotidiana de muchos para establecer en su entorno ese reino de paz y de amor que solo Cristo nos puede traer. Agradecemos a Dios por las familias que unidas, son verdadero testimonio del amor de Dios. Animamos a los jóvenes que, en su sana rebeldía buscan establecer la civilización del amor, a que vivan con más autenticidad su fe cristiana y su fidelidad al bautismo recibido; en fin, a todos aquellos que, con su trabajo de cada día, acrecientan la esperanza de un futuro mejor.
También el Clero Diocesano Boliviano se compromete a caminar juntos en comunidad presbiteral, con nuestros Obispos y nuestro pueblo para dar testimonio de la misericordia de Dios, acompañando y guiando en el trabajo de construir una sociedad donde reine el amor, la unidad, la libertad, la justicia y la paz, como un signo de comunión y participación en la misión de la Iglesia.
De esta Asamblea del Clero Diocesano participaron de la Arquidiócesis de Santa Cruz: el P. Iverth Ochoa, P. George Pérez, P. Ysrahél Villegas, P. Milton Cabrita, P. Osvaldo Peña, P. Javier Vargas, P. Juan Carlos Puma, P. Cesar Rojas, P. Mario Laverán, P. Juan Crespo, P. Hugo Ara, P. Bismark Terraza, P. Marco Antonio Aguilera, P. Eulogio Puma, P. Francisco Posada, P. Arturo Paniagua y el Diácono Gonzalo Ferrufino.
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“MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS EN BOLIVIA”
“Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo”. I Jn 1,3
1.- La Conferencia Boliviana del Clero Diocesano, reunidos en el nombre del Señor, en nuestra XXXV asamblea ordinaria en el Seminario Mayor Nacional San José en la Arquidiócesis de Cochabamba, con el lema: “Clero diocesano en la Iglesia Sinodal”, con un programa de contenidos que nos han hecho reflexionar sobre nuestra misión de sacerdotes en el camino Sinodal, que vive toda nuestra Iglesia. Los 186 presbíteros que hemos llegado de las 18 jurisdicciones eclesiásticas del país, junto a nuestros Obispos que nos animan con su testimonio de vida consagrada al servicio de la evangelización.
2.- Esta Asamblea nos ha permitido celebrar el encuentro fraterno con nuestros hermanos en la fe y la vocación, encuentro de verdadera amistad y alegría, que celebramos después de estar sumergidos en la pandemia del Covid 19, en la que varios hermanos han celebrado el paso a la vida en el Señor resucitado, a causa de esta enfermedad.
En este encuentro de caminar juntos, vemos con preocupación, el dolor y sufrimiento de nuestro pueblo, a causa de la incertidumbre laboral, la falta de justicia, la violencia, el narcotráfico, la trata de personas y la falta de respeto a la vida, muchas familias golpeadas por tantos antivalores que ciegan la vida de hombres, mujeres, jóvenes y niños, vidas valiosas a los ojos de Dios, dejando como secuela, niños huérfanos, familias sumidas en el dolor, que buscan desesperadamente la justicia, que no llega. Ningún sufrimiento humano queda fuera de nuestra mirada, de nuestra oración constante a Dios Padre misericordioso y de nuestra acción pastoral.
Nos llena de esperanza ver el esfuerzo y la lucha cotidiana de muchos para establecer en su entorno ese reino de paz y de amor que solo Cristo nos puede traer. Agradecemos a Dios por las familias que unidas, son verdadero testimonio del amor de Dios. Animamos a los jóvenes que, en su sana rebeldía buscan establecer la civilización del amor, a que vivan con más autenticidad su fe cristiana y su fidelidad al bautismo recibido; en fin, a todos aquellos que, con su trabajo de cada día, acrecientan la esperanza de un futuro mejor.
3.- El Papa Francisco decía a sus sacerdotes en Roma:” Hace falta, escuchar el grito del pueblo, como Moisés fue exhortado a hacerlo: saber cómo interpretar, a la luz de la Palabra de Dios, los fenómenos sociales y culturales en los que están inmersos. Es decir, aprendiendo a discernir dónde Él ya está presente, en formas muy comunes de santidad y de comunión con Él”. Nos urge centrar nuestra mirada en Cristo y descubrir en nuestra vida ministerial a tanta gente sencilla y humilde que vive su amistad con el Señor con mucha Fe, hermanos que han sido capaz de dar un sentido de fe y esperanza a las experiencias elementales de la vida. Por ello, en este camino sinodal debemos hacer que sean escuchados, especialmente a quienes se les ha arrebatado su voz, con otros fines lejos del bien común y la dignidad de nuestros pueblos.
4.- Estamos Seguros que, bajo la guía del Espíritu Santo, que nunca abandona a la Iglesia, superaremos las dificultades de la vida presente, y en este caminar juntos al que la Iglesia nos invita, descubriendo el rostro del hermano, podremos establecer ese Reino de Dios, tan anhelado por todos, recordando que el mandamiento fundamental es el del amor.
5.- Esperamos que, este tiempo de renovación sinodal sea fuente de una renovación profunda, no solo para nuestra Iglesia, sino para toda nuestra sociedad y de una conversión personal para todos, para que sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al evangelio y al magisterio de nuestra Iglesia, animándonos y animando a nuestro pueblo a no desfallecer ante tantas angustias y tristezas, y fortalecernos en las alegrías y esperanzas en las diferentes situaciones que vivimos.
6.- Nos comprometemos el Clero Diocesano Boliviano a caminar juntos en comunidad presbiteral, con nuestros Obispos y nuestro pueblo para dar testimonio de la misericordia de Dios, acompañando y guiando en el trabajo de construir una sociedad donde reine el amor, la unidad, la libertad, la justicia y la paz, como un signo de comunión y participación en la misión de la Iglesia.
7.- Agradecemos el Don de la vocación a la que nos ha llamado el Señor Jesucristo, el Buen Pastor, también agradecemos la confianza de nuestro pueblo, el apoyo de nuestros Pastores, de la vida consagrada, el compromiso de los diferentes agentes pastorales y laicos que nos acompañan y colaboran en esta ardua tarea de la evangelización poniendo todo el empeño posible, para construir el Reino de Dios.
8.- Pedimos la Bendición de Dios y suplicamos la intercesión de nuestra Madre la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Urkupiña, a quien encomendamos nuestra vida y la vida de nuestros pueblos, nos proteja siempre de todos los peligros presentes y caminemos alegres, mostrando a todos, el camino de la Salvación.
Cochabamba, 07 de julio de 2022