El Cardenal exige coherencia entre la fe y la vida, y predica con el ejemplo. No se doblega ante el poder que pretende reducir a la Iglesia a las sacristías. Defiende los derechos con una comprometedora opción para que los humildes no sean humillados. Lo ha hecho antes y lo sigue haciendo ahora. Monseñor Terrazas, Servidor de Todos, tiene en la voz las palabras de denuncia y también de anuncio para alcanzar la vida digna. Cinco homilías de Monseñor Terrazas, que expresan una línea pastoral y de servicio a los demás, consecuentes en distintos tiempos y en diferentes coyunturas, dan testimonio de su misión profética y de su pensamiento crítico.
HOMILIA 1 • Consagración como Obispo
8 de junio de. 1978
Cuando Julio Terrazas recibió la designación de Obispo, para asumir funciones en La Paz, el país estaba viviendo un régimen militar de violencia y con derechos conculcados.El Plan Cóndor, una estrategia represiva montada por gobiernos de facto en Sudamérica, estaba en plena ejecución. En ese tiempo, en Bolivia, ya habían surgido acciones de resistencia a ese régimen y anhelos para recuperar la democracia. La Iglesia no estaba ajena. Había tenido una participación activa resguardando la vida de dirigentes sociales y políticos perseguidos, y había acompañado los esfuerzos para el restablecimiento de los derechos civiles y políticos. Para la defensa de los derechos humanos, se hizo presente en el país el Consejo Pontificio Justicia y Paz que, posteriormente, se convirtió en una de las raíces fundamentales para la creación de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanosde Bolivia. En el ámbito internacional, los Obispos se preparaban para el Congreso Latinoamericano del Episcopado, en Puebla, México, impulsando una nueva evangelización, con un mensaje liberador , comprometida a pesar de las dificultades y riesgos, con una opción por los pobres y por los jóvenes . En ese escenario le tocó actuar a Monseñor Terrazas. En su homilía de junio de 1978, hablaba de traducir en vida las exigencias de la fe. Conocía las necesidades del pueblo sencillo porque era parte de él. Luchó porque la gente tenga agua, caminos, educación, libertad. Demandaba que ningún ser sea manipulado ni humillado.En medio de las necesidades, anunciaba la buena nueva a los pobres y la llegada del año de gracia. Y con la mirada permanente hacia los jóvenes, los motivaba para que asuman caminos de compromiso.
HOMILIA 2 • Sepelio de Luis Espinal
24 de marzo de 1980
Entre 1978 y 1980, la situación política del país fue accidentada. Hubo cortos periodos de gobiernos civiles, bajo la amenaza latente de los militares que se resistían a dejar el poder. Así, otra vez, emergió la violencia, la persecución, la desaparición, la tortura. El sacerdote jesuita Luis Espinal, de pensamiento crítico y denuncia irrefutable, fue asesinado por torturada res encapuchados, en medio de la oscuridad. La historia estaba clara y era fácil desenmascarar a los verdaderosautores. Su muerte era el inicio de un nuevo golpe de Estado que pronto se consumaría. A Monseñor Terrazas le tocó pronunciar la homilía en el sepelio del padre Espinal. Dirigiéndose a los autores, calificó a esaacción de inhumana y realizada con cobardía, pero ésta no acallaría ni al pueblo ni a la Iglesia Católica. Describió a Lucho como un profeta, exigente e interpelador, que unió el Evangelio con su vida. Dijo de él que era la voz de los sin voz, del pueblo marginado, de obreros y campesinos que no tenían oportunidad ni espacio para expresar sus demandas, preocupaciones y denuncias. Y lamentó que hayan silenciado a quien decía la verdad.Alertó que anunciar el reino de justicia ponía a cualquiera en riesgo de ser víctima de la violencia, lo que no implicaba renunciar al Plan de Dios y asumirlo con todas sus consecuencias. Para Terrazas, la misión de la Iglesia era describir al Cristo que toca a la persona en su integridad. Y habló de paz, justicia, amor, fraternidad y reconciliación. Con la fuerza de la palabra y el mensaje profético, el entierro de Luis Espinal se convirtió en el caminar de una Iglesia comprometida con su pueblo.
HOMILIA 3 • Posesión como Obispo de Oruro
25 de marzo de 1982
En un proceso histórico de resistencia del pueblo y la recuperación de sus libertades y derechos, a Monseñor Terrazas le tocó cumplir otra responsabilidad pastoral: ser Obispo de la Diócesis de Oruro. El país atravesaba por una aguda crisis económica y social. Terrazas continuaba pregonando que Dios no estaba ausente y se había hecho cercano, con un proyecto liberador, dando señales de esperanza a quienes eran tratados como insignificantes, sin riqueza, sin poder y sin voz.Condenó la opresión, la que imperaba en el país y en el ámbito internacional, donde unos pocos detentaban el poder y la riqueza, y la mayoría estaba excluida y empobrecida. En Oruro -una de las regiones del país de más bajos indicadores socioeconómicos, de ardua actividad minera y víctima directa de laconculcación de derechos- Monseñor Julio habló de implantar la justicia y el derecho. Profesó sobre la Civilización del Amor, ese amor implicaba respeto a los derechos humanos y reconocimiento de las libertades. Fustigó que se estropeara a las personas y que se les amordazara a nombre de una falsa paz y de una falsa democracia. Exigió libertad para que los trabajadores se sindicalizaran. Siempre dispuesto a propiciar el diálogo, se refirió a esta actitud no como una debilidad ante el poder. Como lo hacía reiteradamente, se declaró libre para proclamar el Evangelio. Demandó entregarse al servicio del Reino y realizar aquello que se anuncia: construir un mundo más justo, humano, fraterno, en igualdad de condiciones y oportunidades, de manera concreta y preferencial por los pobres. “Ofrezco hoy mi vida al servicio del hombre que sufre, lucha y busca recobrar su dignidad” ; luego remarcó: “no he venido a ser servido, sino a servir”. Y otra vez se dirigió a los jóvenes, poniendo confianza en su capacidad de cambio.
HOMILIA 4 •Posesión como Arzobispo de Santa Cruz
14 de abril de 1991
Cuando Terrazas volvió a su natal Santa Cruz, como Arzobispo, en el país se iba a cumplir casi una década de vida en democracia. En la agenda pública, los temas de mayor preocupación eran el narcotráfico, la corrupción y el desempleo. Se habían visibilizado los pueblos indígenas de tierras bajas, bajo la demanda de territorio y dignidad, proceso en el cual la Iglesia Católica estuvo comprometida plenamente. Los recursos naturales seguían siendo el principal sustento de la economía y en esos días se debatía sobre la posible explotación del litio. El Arzobispo convocó a la conversión para cambiar de vida, apoyándose en quienes buscan la verdad, la justicia y el amor. “Llamo, en nombre del Señor,” quienes han caído en las redes del consumismo. Convoco, a quienes se han esclavizado por el tenebroso mercado del narcotráfico, que rompan esas cadenas que envilecen a la persona”. Alertó que en ese tiempo se vivía un pecado social y personal. Como desafío para la Iglesia, planteó que la fe sea creíble y atrayente, más por testimonio que por palabras.Estaba claro que luchar contra la realidad del pecado no era acción sencilla, pero era necesario adoptar •nuevas formas de entender la realidad y renovadas acciones para enfrentarla. Advirtió con que había que destruir los muros de separación, racismo, discriminación y regionalismos, para dar paso a la plena convivencia humana. Para terrazas, eran momentos en los que había que garantizar la globalidad de derechos y no quedarse en la distribución de migajas; entonces exhortó a compartir el pan como signo liberador. Les dijo a todos, pero en particular a los creyentes, que n la Iglesia de la esperanza el Resucitado disipa miedos paralizantes e inyecta entusiasmo, tomando de cada ser su aporte propio e imprescindible. Aquel día se declaró reconfortado por el aporte de los laicos con conciencia eclesial, por los jóvenes que tenían en sus manos la historia del pueblo.
HOMILIA 5 • Preparación de La Navidad de 2010
12 de diciembre de 2010
La institucionalidad política ha tenido avances considerables desde 1982. En la actualidad, se eligen autoridades nacionales, departamentales y municipales a través del voto, además de existir otras instancias de consulta ciudadana que hacen que la democracia sea más participativa. No obstante a esos cambios, en las áreas económica y social persisten preocupantes desafíos. Alrededor de 6 el e cada 10 habitantes son pobres y de ellos t 1 es extremadamente pobres. La economía estatal continúa asentada en los ingreso3 por industrias extractivas, como los hidrocarburos y la minería, recursos que en el tiempo se van a agotar. En el ámbito mundial, con repercusiones nacionales que afectan a los más empobrecidos, se observa un serio deterioro ambiental y una crisis alimentaria. En el país, el desarrollo productivo alternativo, la generación de empleos y el objetivo de lograr el desarrollo humano integral aún están lejos de ser alcanzados, sin que se hayan aprovechado las oportunidades históricas. El país vive en un Estado laico que todavía no acaba de comprender la sana colaboración que deba existir entre la Iglesia y el Estado. En este escenario, Terrazas mantiene la voz serena y el compromiso inquebrantable. Persiste en exigir de los católicos ser agentes de cambio, con renovada mente y espíritu, para hacer frente a la fatiga, la tristeza y el dolor, porque el proyecto de Dios es la esperanza y la alegría. A pocas semanas de la celebración de la Navidad, hizo énfasis en que Jesús venía a buscar a cada persona, “viene a inaugurar una época y un tiempo en el que realmente todos, absolutamente todos, podamos levantar la cabeza, con libertad y justicia”. “Habrá lugares donde no se podrá hablar en público de Dios, pero en el corazón, en la mente, en el espíritu, nadie puede cerrarnos a hablar de ese Dios que nos trae la libertad”, dijo al advertir que la Iglesia no se arrodilla ante propuestas pasajeras y es Dios quien quiere a la gente de pie, con dignidad y libertad, con un compromiso que no se adapta a mentalidades circunstanciales.
Estas cinco homilías reflejan la presencia de un pastor fiel a sus principios, consecuente con su compromiso de hacer presente en nuestra sociedad al Dios de la vida y la esperanza.