Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) en Bolivia. Su opción por las CEBs, desde su seguimiento a Jesucristo , su visión de Iglesia y la propuesta de los obispos en Medellín (1968), ha sido asumida en una pastoral de Iglesia comunidad, sacramento del Reino de Dios, que exige compromiso por una formación integral de las personas, en proceso de liberación, desde la opción por los pobres.
Este compromiso, alimentado por la experiencia de sufrimiento, pobreza, miseria, injusticia y opresión, agudizada por la pasividad y el individualismo egoísta, le conduce a afrontar desafíos exigentes en fidelidad creativa al Evangelio de Cristo y en corresponsabilidad con sus colaboradores, a fin de que se manifieste la vida del Señor Resucitado. Para él, Dios es un Dios que ama la vida y no quiere la muerte de ninguno de sus hijos e hijas.
En este horizonte amplio de su trabajo evangelizador, las CEBs están en su práctica concreta, en sus orientaciones pastorales y en los desafíos que plantea.
Su práctica pastoral
En Vallegrande, como párroco, trabajó con un equipo pastoral integrado por sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, con la finalidad de realizar una pastoral de conjunto, apoyando una formación integral de animadores de comunidades y acompañándoles en su servicio de evangelización vinculada a la salud y a la promoción humana. Su palabra orientadora estaba unida a su compromiso social como presidente del Comité Cívico, a fin de conseguir agua potable para su ciudad natal.
En Oruro, como obispo, asumiendo el proceso ya realizado por las CEBs en esta Iglesia local, apoyó la organización y sostenimiento de un Equipo Diocesano de Animación de CEBs (1983), el primero en Bolivia, confiándole una nueva parroquia para que sea referencia de la vida y del dinamismo de las Comunidades Eclesiales de Base. En las Asambleas Diocesanas y en las pastorales específicas acentuó la opción prioritaria por las CEBs, acompañándolas en su caminar, en la ciudad y en el área rural.
En Santa Cruz, como Arzobispo, ha sostenido el trabajo del Equipo Arquidiocesano de Animación de CEBs y de las personas encargadas de este equipo, confiando en la responsabilidad de los laicos. Ha impulsado la opción pastoral por las CEBs en las asambleas arquidiocesanas de agentes de pastoral, concretizándola en la primera Norma Sinodal. Su presencia y apoyo ha sido significativa en eventos específicos, en talleres y encuentros.
En el contexto nacional e internacional, apoyó la realización del I Congreso Nacional de CEBs (1985) y del I Congreso Andino de CEBs (1986), así como de otros encuentros nacionales de Comunidades Eclesiales de Base. Su aporte en grupos de trabajo y plenarias de sínodos y asambleas de obispos ha sido muy apreciada, particularmente en el sínodo sobre “La Evangelización del Mundo Contemporáneo ” (1974). Asimismo, su apoyo ha sido fundamental para la realización del VIII Encuentro Latinoamericano de CEBs (Santa Cruz – 2008).
Orientación pastoral
Más que la elaboración de un resumen, serán sus propias palabras, publicadas en folletos y planes pastorales, las que expresarán su orientación pastoral:
Plantea que a las Comunidades Eclesiales de Base “hay que profundizarlas y afianzarlas aún más en una línea unitaria de orientación y acción. Ciertamente, cada una de ellas ha de guardar su estilo propio, una fisonomía que responda a su ambiente, sus desafíos y sus miembros. Pero no puede faltar en ellas la apertura a la comunión y participación eclesiales, una clara dimensión comunitaria y social de la fe como verificativo de su autenticidad evangélica en la historia…” (Carta Pastoral, Oruro, 1994).
Expresa su voluntad de “animar a esta comunidad parroquial a seguir trabajando por construir una Iglesia fraterna, solidaria, de amigos, de hermanos, familia de Dios y esta Iglesia, ustedes lo saben 1ncjor que yo, se la construye en las Comunidades de Base. ¿No es cierto? Hay que formar estas comunidades, porque allí aprendemos a captar bien la Palabra de Dios (…) Porque solamente así, si nos unimos, podemos juntar las manos para romper tantos pecados, tantas opresiones, tantas injusticias,a las que el mundo nos quiere someter…” (Homilía, parroquia San Antonio, 14 junio 1992).
Para él, la Iglesia existe para servir en la construcción n del Reino. “En esta misión no hay lugar para actitudes individualistas ; sino la apertura al hermano, al diálogo, a la comunión.
Esta comprensión de Iglesia debe perfilarse y concretizarse en las Comunidades Eclesiales de Base, el nuevo modo de ser Iglesia en América Latina, comunitaria, participativa y solidaria. Nuestra Iglesia debe encaminarse hacia las CEBs, sin vacilaciones, ya que ellas son un lugar privilegiado de evangelización” (ReflexiónPastoral, sept.1992).
Desde la opción asumida por las CEBs, convoca a los agentes de pastoral a reflexionar “más y mucho más, porque algunos no han podido sacudir sus prejuicios y viven condenándolas con una condena de quince años atrás. Eso es triste. Tenemos que ver qué tipo de comunidad requiere nuestro medio, porque lo requiere, lo exige el Pueblo de Dios (…). Porque el Señor ha dicho: ‘Que se conozcan, que se amen, que compartan la Palabra, que vivan como hermanos, que se den cuenta que no puede haber pobres entre ellos, que pongan en común sus bienes, que sean solidarios’. Esas son las Comunidades de Base: los grupos donde se toma en serio la fe, donde se practica la unidad que el Señor nos ha pedido y donde se proyecta una gran acción de servicio para los que sufren. Eso es imposible cuando hay masa” (IV Asamblea Arquidiocesana de Agentes de Pastoral, junio 1996).
“Las CEBs son la Iglesia de Jesús que, con alegría y entusiasmo, da testimonio de su fe en el barrio, la comunidad campesina, la parroquia, la capilla y otros lugares. Es la misma Iglesia en su dimensión menor, es el nivel de la base que se reúne en asambleas comunitarias , sirve a sus miembros y a la comunidad en donde ella se inserta, vivelas dimensiones esenciales de la Iglesia toda, articula sus acciones a través de coordinadores acreditados y aprobados, y está en comunión con los pastores.
Las CEBs son la expresión visible de la misión del laico comprometido y de la Iglesia descentralizada (.. .) Ellas son, y seguirán siendo si compartimos sus procesos, un espacio auténtico de evangelización, semillero de vocaciones y signo del Reino de Dios en el seno de la comunidad humana” (Carta Pastoral, Santa Cruz, 1999).
Y, al convocar al VIII Encuentro Latinoamericano de CEBs, recuerda que: “Los obispos, reunidos en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, dijimos: ‘Queremos decididamente reafirmar y dar nuevo impulso a la vida y misión profética y santificadora de las
Comunidades Eclesiales de Base, en el seguimiento misionero de Jesús. Ellas han sido una de las grandes manifestaciones del Espíritu en la Iglesia de América Latina y el Caribe (DA 194)’. La realización de este VIII Encuentro es un claro signo de nuestro compromiso con este caminar eclesial (Convocatoria, noviembre 2007)”.
Desafíos sobre las CEBs
Su orientación clara y decidida no ha sido realmenteasumida por sus inmediatos colaboradores y su influencia, en muchos casos, ha sido débil. El primer nivel de Iglesia todavía no aparece como instancia real en las Iglesias locales. Por otro lado, su responsabilidad en la Iglesia universal, como Cardenal, le ha restado presencia motivadora y acción directa en las CEBs. Su orientación efectiva en acontecimientos eclesiales, aunque muy significativa, pierde fuerza y motivación. Sin embargo, su palabra sigue impulsando y cuestionando: “Ciertamente el individualismo, el aislamiento o la pasividad son tentaciones que nos acechan aún dentro de la Iglesia. Por ello es conveniente que hoy nos miremos a nosotros mismos como Iglesia, como Pueblo de Dios, para ver cómo estamos viviendo lo que es esencial a la Iglesia: ser comunidad, ser familia de Dios, ser centro de vivencia fraternal y modelo de lo que Dios desea ver realizado entre todos los hombres” (Meditación Cuaresmal, Oruro, 24.03.1985).
“Todos ustedes saben que soy un fanático de las CEBs: he hablado, he predicado, he sacado artículos, todo lo que ustedes quieran; he asistido a muchísimos encuentros; pero al escuchar esta mañana a nuestra hermana Mónica, yo decía:¿Cómo es posible que todavía tengan miedo a las CEBs? ¿Cómo es posible que todavía nuestra Iglesia no las haya tomado con entusiasmo? ¿Cómo es posible que todavía haya ciertas reticencias ( Asamblea Arquidiocesana de Agentes de Pastoral, junio 1994).
“El Proyecto de Dios es que su Iglesia sea comunidad, familia que cree, celebra y vive el Evangelio de Jesús en comunión de fe y vida. Ser miembro activo de la comunidad no es opcional para el cristiano. El individualismo religioso y el individualismo pastoral se oponen al Misterio de la Iglesia” (Meditación Cuaresmal, Oruro, 24.03.1985).
Con el apoyo y orientación del Cardenal Julio, las CEBs son una realidad en Bolivia pero, al mismo tiempo, siguen siendo un desafío para asumirlas yfortalecerlas.
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