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viernes 22 septiembre 2023
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Arzobispo: “Ser Sal y luz del mundo significa hacer las cosas correctas, justas, honestas, sinceras sin discriminación y dar a conocer a este Dios que nos ama”

Campanas. Desde la Basílica Menor de San Lorenzo – Catedral, hoy domingo 5 de febrero, el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue Cesarí afirmó que, “Ser Sal y luz del mundo significa hacer las cosas correctas, justas, honestas, sinceras sin discriminación y dar a conocer a este Dios que nos ama”.

El prelado afirmó que, para ser sal hay compartir el pan con el hambriento, eso da sabor a nuestra vida, da sabor a lo que hacemos, compartir el pan con el hambriento, albergar y estar cerca de los pobres y sin techo, vestir al desnudo y no preocuparse solo de sí mismo, eso es ser sal en el mundo, de lo contrario no nos sirve de nada.

Así también monseñor señaló que no tenemos que hacer las cosas, solamente para que nos vean, no preocuparse solamente de tu carne, es decir de ti mismo, si hacemos las cosas solo para que nos vean, no nos sirve de nada.  Si hacemos las cosas porque las sentimos, porque vemos la necesidad en nosotros mismos, de hacer algo por los demás, eso es dar sabor a la vida, eso es dar sabor a la sociedad, eso es ser sal en el mundo.

Ser luz del mundo significa hacer las cosas correctas, justas, honestas, sinceras sin discriminación.

Ser luz del mundo, significa ser testimonio de vida, y ser testimonio de vida es mostrarse como uno es. Por ejemplo, no decir ser católico y hacer otras cosas, que nada que ver con ser católico, no se puede decir yo creo en Dios, pero esto no me gusta, esto que la Iglesia dice no me gusta, ¿entonces de qué estamos hablando? De ser luz solamente en lo que me gusta, en lo que me cae bien, ser luz del mundo significa hacer las cosas correctas, ser justo, ser honesto, ser sincero, no discriminar, ver a la otra persona, como persona, no solamente con los intereses que me apetecen, eso es ser luz en el mundo, ser testimonio.

Ser luz del mundo, llevar a los otros por el camino correcto, de eso es que se preocupa la Iglesia.

Entonces hoy el desafío está ahí, ser Sal y ser Luz, dar sabor a nuestra vida, dar sabor a nuestra realidad que vivimos, dar sabor al mundo, ser luz del mundo, llevar a los otros por el camino correcto, de eso es que se preocupa la Iglesia, la Iglesia no tiene otro objetivo de catequizar a alguien solamente para tenerlo ahí como un grupito que tenemos en la Iglesia.

Homilía del Arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue Cesarí

Catedral -5-2-2023

Seamos sal y luz para el mundo

seamos testimonio para los demás

Hoy hemos escuchado las lecturas que nos hablan de la Sal y la Luz, algo que nosotros conocemos, nos hablan de sal y sabemos de qué se trata, de la luz también, pero ¿qué significa ser sal en nuestra realidad, en nuestra vida? La sal nos dice el Evangelio, sino tiene sabor o sino da sabor no sirve para nada, hay que botarla.

Si hacemos las cosas solo para que nos vean, no nos sirve de nada.

Entonces, que significa ser sal en nuestra sociedad, y nosotros como personas de fe, como discípulos del Señor. La primera lectura nos da algunas pautas de lo que significa ser sal, ¿qué nos dice? Para ser sal hay que hacer esto, compartir el pan con el hambriento, eso da sabor a nuestra vida no, da sabor a lo que hacemos, compartir el pan con el hambriento, albergar y estar cerca de los pobres y sin techo, vestir al desnudo y no preocuparse solo de si mismo, eso es ser sal en el mundo, de lo contrario no nos sirve de nada, por ejemplo, hacer las cosas solamente  para que nos vean, que es lo que nos dice aquí, no preocuparse solamente de tu carne, es decir de ti mismo, si hacemos las cosas solo para que nos vean, no nos sirve de nada.

Si hacemos las cosas por los demás, por que lo sentimos, eso es dar sabor a la vida.

Si hacemos las cosas porque las sentimos, porque vemos las necesidad en nosotros mismos, de hacer algo por los demás, eso es dar sabor a la vida, eso es dar sabor a la sociedad, eso es ser sal en el mundo,  lo que necesita hoy el mundo, la sal da sabor, da sazón, da vida, la comida sin sal, por más condimentada que esté, no nos sirve, le falta ese saborcito que es la sal, que le da  el gusto, y ahí nos compara el  Señor ahora, como les decía a sus discípulos, ustedes tienen que se sal en el mundo, y la sal para nosotros es hacer las cosas bien, si esto haces, dice la primera lectura, cuando tú  necesites del Señor, Él estará ahí presente y te dirá “Aquí estoy”.

No hagamos las cosas por hacerlas, sino porque realmente toca hacerlas.

Tenemos que hacer las cosas bien pensando en que no solamente hacemos las cosas por hacerlas, sino porque realmente nos toca hacerlas, y si tenemos que hacer algo, tampoco es por nuestra cuenta, sino que es un mandato que nos da el Señor, y si Él nos da un mandato de hacer el bien a los demás, entonces ¿qué nos está diciendo? Que no estamos solos, y cuando necesitemos de Él, Él nos dirá “Aquí estoy”, para ayudarte, para protegerte, para darte una mano, y así cuando hagamos una oración, Él estará ahí para escucharnos. Eso nos dice la primera lectura; “Ser sal en el mundo significa esto: hacer las obras de misericordia”, ¿qué interesante no?

Hacer el bien a los demás no significa compartir las cosas materiales sino respeto y justicia con el otro.

Y que bueno sería que nosotros retomemos esa misión que tenemos, hacer el bien a los demás, y hacer el bien a los demás, no significa compartir las cosas materiales, sino va en el respeto al otro, en ser justo con el otro, no es solamente mirarse así mismo y presentar lo que a mí me interesa, sino ver a la otra persona en sus necesidades, sus deficiencias que tiene, en fin ver a las personas en su integridad.

Algunos se sienten tan iluminados y con tanta sabiduría, pero al final guían al otro por el mal camino.

Hoy en día necesitamos tanto de esto, ¿qué nos dice el Evangelio? Nos habla de la sal y la luz y ¿qué significa ser luz? Si hacemos estas cosas para darle sabor a la vida, nos estamos convirtiendo en esa luz, pero no una luz que lleve a alguien por el mal camino, porque a lo mejor es otra de las confusiones que podemos encontrar en la sociedad, algunos se sienten tan iluminados, con tanta sabiduría, con tanta sapiencia, pero al final guían al otro por el mal camino, no por el camino correcto, lo están llevando por un sendero que a lo mejor, a ellos les interesa y no que realmente la persona se sienta satisfecha, se sienta guiada para el futuro de su vida.

Ser luz del mundo significa hacer las cosas correctas, justas, honestas, sinceras sin discriminación.

Ser luz del mundo, significa ser testimonio de vida, y ser testimonio de vida es mostrarse como uno es. Por ejemplo, no decir ser católico y hacer otras cosas, que nada que ver con ser católico, no se puede decir yo creo en Dios, pero esto no me gusta, esto que la Iglesia dice no me gusta, ¿entonces de qué estamos hablando? De ser luz solamente en lo que me gusta, en lo que me cae bien, ser luz del mundo significa hacer las cosas correctas, ser justo, ser honesto, ser sincero, no discriminar, ver a la otra persona, como persona, no solamente con los intereses que me apetecen, eso es ser luz en el mundo, ser testimonio.

No nos transformemos en otra cosa para dar gusto a algunos, de esa manera no somos luz para nadie.

Todos queremos un bienestar, queremos algo mejor, a eso nos invita el Señor, ser felices y la felicidad la encontramos en ser lo que nosotros somos. no camuflar algunos intereses solamente porque me interesan a mi o interesa a mi grupo, sino ser lo que somos. No transformarme en otra cosa para dar gusto a algunos y no hacer lo que me corresponde hacer, porque de esa manera no somos luz para nadie. Eso es lo que está pasando en nuestra sociedad, quieren algunos mostrarse solamente para mostrar sus propios intereses y no lo que realmente se necesita en la sociedad.

Ser luz del mundo, llevar a los otros por el camino correcto, de eso es que se preocupa la Iglesia.

Entonces hoy el desafío está ahí, ser Sal y ser Luz, dar sabor a nuestra vida, dar sabor a nuestra realidad que vivimos, dar sabor al mundo, ser luz del mundo, llevar a los otros por el camino correcto, de eso es que se preocupa la Iglesia, la Iglesia no tiene otro objetivo de catequizar a alguien solamente para tenerlo ahí como un grupito que tenemos en la Iglesia.

Catequistas: hoy vienen para llevar esa buena noticia a todos los niños y jóvenes que esperan de ustedes.

Ese es el trabajo del catequista ahora, ustedes están aquí en nombre de todos los catequistas, un grupo pequeño, pero no significa que son los únicos. Todas las parroquias tenemos catequistas, jóvenes y personas mayores. Entonces ustedes hoy vienen para llevar esa buena noticia también con ese envío que se les va a hacer ahora, a todos esos niños y jóvenes que esperan de ustedes. Y ustedes catequistas tienen que ser eso: Sal y Luz. La lectura ha sido elegida para ustedes hoy, sino que es el Señor que se presenta de esa manera, quiero que ustedes mis discípulos cercanos que van a compartir con otros, cuanto más con los niños y los jóvenes que sean Sal y Luz para el mundo.

Ustedes no van a anunciar otra ideología contraria a lo que significa seguir a Dios.

No presentarse como el que lo sabe todo, eso nos dice San Pablo, Yo me presenté ante ustedes a esta comunidad de Corinto, no como aquel que sabía todo, con prestigio de elocuencia y de sabiduría, al contrario, no quise saber nada fuera de Jesucristo y Jesucristo crucificado. Jóvenes ustedes no van a anunciar otra ideología contraria a lo que significa seguir a Dios, Pablo eso es lo que dice, me presenté delante ustedes no para anunciar otra cosa sino a Jesucristo crucificado y resucitado para dar vida.

No basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

A ustedes los catequistas les queremos bien tener esto que al final dice Pablo: Mi palabra y mi predicación no tenían nada de otro argumento, sino solamente anunciar de ustedes ese espíritu de Dios para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Catequistas no deben compartir ideologías humanas sino tienen que dar a conocer a este Dios que nos ama y quiere que seamos ciudadanos honestos, sinceros y justos.

Catequistas eso es lo que tienen que hacer ustedes, no compartir con los niños y los jóvenes ideas de ustedes, ideologías humanas, tienen que dar a conocer a este Dios que nos quiere, que nos ama y quiere que nosotros seamos personas de bien, no olvidemos que la Iglesia, eso es lo que quiere, formar personas de bien, dentro de la Iglesia que sea buena persona, llena de fe comprometidas con su fe, pero también no olvidarse que esa persona que usted va a acompañar son ciudadanos y ciudadanas, y por lo tanto allá afuera que sean buenos ciudadanos y ciudadanas, honestos, sinceros y justos. De esto es que se encarga la Iglesia, no se encarga solamente para adoctrinar, para un grupo, sino que donde estén estas personas sean personas responsables, justas, honestas, no corruptas. Ese es el trabajo de la Iglesia.

Pensar que la Iglesia adoctrina solamente para ir en contra de alguien es un camino o es alguien que está equivocado.

Entonces pensar que la Iglesia está por otro camino, pensar que la Iglesia adoctrina solamente para ir en contra de alguien, es un camino o es alguien que está equivocado en todo esto. La Iglesia se preocupa en formar a la persona en su integridad, que respete a la persona como tal sin interesar de qué color político, interesar de dónde viene, interesar que cultura tiene, de qué país es.

Los niños y jóvenes necesitan conocer a Dios, conocer su realidad, respetando la familia y respetándose entre ellos.

Eso lo fomenta la Iglesia porque eso es lo que quiere Dios, todos somos criaturas de Dios y nosotros como personas de fe, no somos quién para estar buscando con quién me siento mejor, con quién compartir. Los jóvenes, los niños necesitan esto, no inventarse cosas, no inventarse una historia, ellos necesitan conocer a Dios, conocer su realidad, conocer todo este ambiente que vivimos, respetando la familia, empezando desde ahí, y respetándose entre ellos.

Ahora la educación se la quiere llevar solamente pensando en un grupo, en alguien o en una historia no bien hecha.

Los catequistas tienen una gran misión, una gran responsabilidad, cuanto más ahora en la educación le falta todo esto, la educación se la quiere llevar solamente pensando en un grupo o en alguien o comentar o hacer una historia no bien hecha. Ustedes están para compartir su fe, para guiar a estos jóvenes y niños por el camino correcto, dándole a conocer todo aquello que Dios quiere, el respeto, el amor al prójimo como el mismo nos dice: Amar a Dios es amar al prójimo, Respetar a Dios es respetar al prójimo. Que entre nosotros veamos como tal como hijos e hijas de Dios, eso es ser Sal y Luz del mundo, que todos entendamos así y podamos vivir de esa manera.

Que el Señor nos acompañe y que nos de esa fortaleza para vivir realmente lo que Él Quiere. Que seamos testimonio a la sociedad, de ser personas de bien, personas respetuosas como tal como personas de fe.

Que así sea. 

 

 

 

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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