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martes 26 septiembre 2023
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Mons. Leigue: “Dios quiere que seamos misericordiosos entre nosotros, así como Él lo es con nosotros”

Campanas. Desde la Basílica Menor de San Lorenzo – Catedral, este domingo 11 de junio, Mons. René Leigue Cesaría afirmó que, “Dios nos habla hoy, y quiere que seamos misericordiosos entre nosotros, así como Él lo es con nosotros”.

Así mismo el prelado aseguró que NO es la religión la que cambia nuestra vida, ¡Somos nosotros que tenemos que cambiar nuestra vida, no la religión!”.

También el Arzobispo nos invitó a pedirle  al Señor, que nos ayude a comprender su palabra, sobre todo que nosotros realmente demos ese paso importante de  acercarnos más al Señor y dejar de hablar mal del otro, eso no nos ayuda, eso no es de una persona de fe. Eso no es de una persona de fe hablar mal de otra persona sabiendo de que como personas cometemos nuestros errores, cometemos nuestros pecados, tenemos tantas cosas, nuestras debilidades, yo no soy quién para hablar mal del otro.

“El Señor nos llama para ser parte de sus elegidos, Él nos llama a todos y aquí nadie se debe sentir inferior o superior a otro”

“Busquemos a este Dios que nos acoge, a este Dios que quiere estar con nosotros, a este Dios que perdona”

“¿De qué le sirve hacer sacrificio si es que su vida continúa igual, o si habla mal del otro?”

“¿Quién soy yo para hablar mal del otro? ¿Quién soy yo para aumentar más de lo que se ha dicho?”

“Dios quiere que dejemos el pecado que cometemos, no quiere que nadie se salga de su rebaño, no quiere que nadie se pierda en el camino”.

 

Homilía del Arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue Cesarí

Basílica Menor de San Lorenzo – Catedral

 

“La palabra de Dios viene hacia nosotros y nos empapa como la lluvia”

Escuchamos en la primera lectura que la palabra de Dios viene hacia nosotros y nos empapa como la lluvia, yo no sé, si nos dejamos empapar por la palabra  de Dios, la lluvia sabemos que viene y nos empapa, nos moja, y la palabra de Dios también debería ser así, que venga esa palabra de Dios y cale en nosotros, que podamos captar lo que él nos dice y que podamos ir digiriendo cada día, o cada momento esa palabra  de Él, y quedemos empapados nosotros, eso nos dice la primera lectura, que viene esa palabra y debería empaparnos a todos.

“Abraham es un modelo de fe, un modelo de esperanza”

En la segunda lectura hemos escuchado esa presencia de Abraham, un hombre lleno de fe, un hombre que a pesar de la edad nunca perdió esa esperanza, nunca perdió la fe, esa confianza en Dios de la promesa que Él le había hecho, que iba tener descendencia, y Abraham a pesar de los años seguía esperando eso. La lectura nos los presenta como un modelo de fe, a no perder esa esperanza en Dios y todo lo que Él promete nunca pasa, no se lo lleva el viento, todo lo que Él nos dice se cumple, y ¿qué espera de nosotros? Que, así como Abraham podamos estar atentos y no perder esa esperanza de que va llevar en algún momento, aquello que le hemos pedido al Señor, Abraham es un modelo de fe, un modelo de esperanza, una persona que, a pesar de sus dificultades, el estaba ahí esperando lo que el Señor le había dicho.

El Señor nos llama para ser parte de sus elegidos, Él nos llama a todos y aquí nadie se debe sentir inferior o superior a otro

En el Evangelio escuchamos algo que es muy importante para nosotros, Jesús llama a un hombre llamado Mateo, el Evangelio dice, un cobrador de impuestos, Jesús pasa por su oficina, el lugar donde está cobrando, y le dice; “sígueme”, Mateo dice la lectura se levanta y sigue al Señor. Esto es muy importante para nosotros, el Señor llama para que sean parte de sus elegidos, no a algunos, Él llama a todos y aquí nadie se debe sentir inferior a otros, o menos que otro.

Cuando hablamos de una misión siempre ponemos un pero no, yo cuanto no quisiera hacer la misión, pero…. Algo ponemos ahí que no me deja, yo cuanto no quisiera ser más comprometido con la Iglesia, pero…. Ponemos los, pero, y el Señor aquí llama a todos, le llama a cada uno de ustedes y hoy les dice también a ustedes “Sígueme”. Seguir al Señor qué significa, escucharlo, aprender de Él y luego ser eso que transmite eso que aprendió de Él, y eso fue lo que hizo Mateo, le sigue al Señor y ¿qué pasa después? Jesús a lo mejor al ver esa respuesta de Mateo, Mateo también lo invita a su casa al sentirse él contento, porque Jesús lo llamó para seguirle. Mateo va a su casa prepara un banquete y ¿qué viene después? Las murmuraciones, y les dicen a los discípulos de Jesús ¿cómo es que Jesús come con pecadores? ¿cómo es que Él está con ellos? Esa mentalidad de la gente, que no deja que otro pueda volver al camino correcto.

“Jesús se identificaba con aquellas personas que eran rechazadas por la sociedad”.

Mateo tenía esa fama, porque era cobrador de impuestos y seguro que no solo era una fama, sino una realidad, como cualquier otro que agarra dinero, seguro que no administraba bien el dinero, seguro que sacaba por demás, o hacía lo que él le parecía, seguro que era un hombre corrupto también porque tenía dinero, no era en vano que la gente lo vía así mal, sabían como se comportaba él. Mateo era consciente de eso, pero a pesar de eso, al sentir el llamado de Jesús, es que el lo invita a su casa, y Jesús no rechaza, y tal vez por eso, Jesús tenía la fama de comilón y bebedor, porque lo invitaban a comer a su casa y Él no decía, a ver quién es el dueño de casa para que yo vaya, Él llegaba, compartía con todos, pero ¿cuál era la intención de Jesús? No era solamente comer, sino decirle a esa persona, tú eres importante, y porque eres importante, es que estoy aquí en tu casa, porque eres importante es que yo me permito llegar hasta aquí, no me interesa lo que digan los otros, yo te estoy mirando a ti, no estoy mirando lo que tú haces, no estoy mirando tus obras, no solo estoy escuchando lo que dicen de ti, sino  estoy mirando que tú puedes hacer mucho más, y puedes dejar aquella fama que tienes. Jesús lo pensaba de esa manera, por eso Él compartía con todos, y cuanto más, con aquellos que eran rechazados por la sociedad, Ahí nos damos cuenta de que Jesús siempre estaba con las personas alejadas, marginadas y no porque la otras personas no hayan sido importantes para Jesús, sino que se identificaba con aquellas personas que eran rechazadas por la sociedad, si eso hacía Jesús, ¿qué nos dice hoy a nosotros? Que también tenemos que ser esas personas, que no marginemos, que no echemos de lado a aquella persona que se siente un poquito que lo sabe todo o a aquello que ni se acerca también a la Iglesia.

“Dios sabe que todos podemos salir de esa situación de pecado donde estamos”.

Tenemos que estar con todos, como personas de fe. El Señor nos invita a que nosotros como seguidores de Él, como sus discípulos, no seamos esas personas que murmuremos, que hablemos mal del otro, porque ante Dios todos somos iguales y Él sabe que todos tenemos la misma oportunidad, Él sabe que todos podemos salir de esa situación de pecado donde estamos.

“Buscamos a este Dios que nos acoge, a este Dios que quiere estar con nosotros, a este Dios que perdona”.

Él nos conoce y por eso es que se acerca al pecador más que todo como dice aquí la lectura, aquel que tiene más problemas ahí está Jesús, entonces hoy les invito a Uds. que podamos pensar también en esto: ¿Por qué estamos aquí nosotros? No porque somos santos y santas, estamos en ese camino, estamos en la búsqueda de la santidad, de la perfección, pero estamos aquí porque realmente queremos escuchar al Señor y sabemos que en, nuestra situación, nuestra realidad somos personas pecadoras, por eso es por lo que buscamos a este Dios que nos acoge, a este Dios que quiere estar con nosotros, a este Dios que perdona.

“¿De qué le sirve hacer sacrificio si es que su vida continúa igual, o si habla mal del otro?”.

Por eso el que dice en el Evangelio: Misericordia quiero y no sacrificio, Dios quiere misericordia, y quiere que la practiquemos nosotros esa misericordia y no solamente sacrificio, por ejemplo, pensando en aquellos que se van lejos a la Misa, pensando que yendo más lejos están haciendo un sacrificio por muy buenas ideas que tengan, pero solamente se quedan ahí, o sea por ejemplo dicen: peregrinación a algún lugar lejano diciendo estoy haciendo un sacrificio por llegar hasta aquí. ¿De qué le sirve hacer sacrificio de irse tan lejos si es que su vida continúa igual, o si habla mal del otro? ¿De qué le sirve hacer todo eso?

“¿Quién soy yo para hablar mal del otro? ¿Quién soy yo para aumentar más de lo que se ha dicho?”.

El Señor dice “Misericordia quiero y no sacrificio” que nosotros también entendamos eso, que entre nosotros tengamos esa misericordia, no destrocemos al otro porque cometió o se equivocó alguna cosa, no somos quien nosotros para destrozarlo, para hablar mal de esa persona, si yo también cometo los mismos o peores errores, peores pecados. ¿Quién soy yo para hablar mal del otro? ¿Quién soy yo para aumentar más de lo que se ha dicho? ¿De lo que están diciendo de esa persona?

“Dios quiere que dejemos el pecado que cometemos, no quiere que nadie se salga de su rebaño, no quiere que nadie se pierda en el camino”.

A veces algunos viven sueltos de lengua, hablan de todo, pareciera que nunca cometieron un pecado, pareciera que nunca se han equivocado, y a veces las equivocaciones que han hecho ha sido la propia familia, pero eso no reconocen, de que la propia familia a lo mejor está fallando en eso, pero hablan mal de otros, entonces el Señor nos llama a una reflexión profunda a todos nos quiere en la viña, a todos nos quiere como sus discípulos, a todos nos quiere que salgamos de ese problema que tenemos a todos quiere que dejemos el pecado que cometemos, no quiere que nadie se salga de su rebaño, no quiere que nadie se pierda en el camino. ¿Esto acaso no es una buena noticia para nosotros? Creo que es una buena noticia que nos anima para decir: soy una buena persona y como persona tengo mis errores, tengo mis pecados, soy frágil, yo siempre hago lo que el Señor me dice, pero ahí el Señor me espera para sacarme de ese pecado, para ayudarme para salir de ese problema que tengo.

“¿Es la religión la que cambia nuestra vida? ¡Somos nosotros que tenemos que cambiar nuestra vida, no la religión!”.

A veces equivocamos el camino también cuanto tenemos que seguir al Señor, cuantos de ustedes habrán escuchado eso que dicen: “Yo era católico” pero mi problema era esto y esto” tantos problemas que tenía. Cuando se van a otro lado dicen: “Ahora ya mi vida ha cambiado”, les pregunto: ¿será que cambiando de religión es que cambia nuestra vida?, ¿es la religión la que cambia nuestra vida? ¡Somos nosotros que tenemos que cambiar nuestra vida, no la religión!

“Dios es el que nos dice que tenemos que cambiar nuestra vida, tenemos que mejorar nuestra vida”.

Entonces aquí si el que habla de su religión, de la católica, especialmente es porque nunca conoció lo que es ser católico, nunca conoció qué es estar en la religión católica, nunca conoció a Dios, porque aquí anunciamos a Dios, por lo tanto Él es el que nos dice que tenemos que cambiar nuestra vida, tenemos que mejorar nuestra vida, tenemos que salir de esos problemas que tenemos, tenemos que dejar los pecados que cometemos, tenemos que dejar los vicios que tenemos.

“Dios nos habla hoy y quiere que nosotros seamos misericordiosos entre nosotros como Él lo es con nosotros”.

Entonces depende de nosotros, no depende de un cambio de religión o no depende de otra cosa para decir ahora si ya conocí al Señor, sino de que nos habla. Estamos atentos a la lectura al final decimos “Palabra de Dios” y nosotros aceptamos como tal, entonces esta es la Palabra de Dios este es el Señor que nos habla hoy y quiere que nosotros seamos misericordiosos entre nosotros como Él lo es con nosotros.

“Demos ese paso importante acercarnos más al Señor y dejar de hablar mal del otro”.

Pidámosle al Señor para que nos ayude a comprender su palabra, sobre todo que nosotros realmente demos ese paso importante acercarnos más al Señor y dejar de hablar mal del otro, eso no nos ayuda, eso no es de una persona de fe. Eso no es de una persona de fe hablar mal de otra persona sabiendo de que como personas cometemos nuestros errores, cometemos nuestros pecados, tenemos tantas cosas, nuestras debilidades, yo no soy quién para hablar mal del otro.

“Quiero Misericordia y no sacrificio”.

El Señor nos dice sean misericordioso entre ustedes como yo soy misericordioso con ustedes, eso quiero Misericordia y no sacrificio.

Que el Señor nos acompañe y podamos escucharle a Él.

 

 

 

Graciela Arandia de Hidalgo



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