Campanas. A un día de haber dicho su SÍ definitivo en la consagración de sus votos perpetuos, en la Congregación religiosa de las hermanas Franciscanas Angelinas, Sor María Celeste Espíndola, nacida en Corrientes, Argentina asegura sentirse feliz de ser toda de Cristo, abrazada por su amor, “sobreabundada” con su gracia. Se considera “dichosa” por tan grande vocación y responsable de amar como él la amó a ella…totalmente y en todo.
Así también desde su experiencia vocacional invita a los jóvenes a “No tener miedo de abrir las puertas a Cristo”. Y que en la búsqueda de la voluntad del Señor se tomen muy fuerte de la mano de Mamá María, ella fue la primera que dijo sí a los planes de Dios, ella sabe cómo se siente un corazón joven al encontrarse con un plan inmenso. Ella los conducirá a él y a su voluntad, expresó.
Sor María Celeste Espíndola, nació en la ciudad de Corrientes, Argentina el 5 de agosto de 1988, es hija de Raúl y María Ester, tiene 3 hermanos mayores, Diego, Evangelina y Milagros.
Sus estudios hasta el ciclo secundario los realizó en su ciudad natal, inició la universidad con la carrera de psicología, pero abandonó al ingresar al convento. ¡Donde después de unos años de formación, se le dio la oportunidad de estudiar la carrera de psicopedagogía, que si Dios quiere en enero defiende su tesis!
Mi inquietud vocacional:
Mi inquietud vocacional comenzó desde muy pequeña, el día de mi primera Comunión, ese día sentí que Jesús hacía arder mi corazón con su amor y supe que me quería sólo para él, pero obviamente con 10 años no sabía exactamente dónde ni cómo. Pasaron los años y cuando tenía 15 fui a una Adoración al Santísimo y cómo había llegado tarde, ya estaba expuesto, lo vi y su hermosura me cautivó, fue la segunda vez que Jesús colmó mi corazón de amor y de inmensa paz. Inicié el discernimiento vocacional con las hermanas Clarisas de mi ciudad hasta acabar el colegio secundario, realicé una experiencia con ellas, me impactó su forma de vida que al compartirla tan solo unos meses el Señor me confirmó que me quería solo para él, pero no en la vida de Clausura, cuenta Sor María Celeste.
Entretanto, el Señor le permitió participar de un grupo misionero que le ayudó a compartir su fe y su deseo de encontrar la voluntad del Señor, fue una experiencia muy importante para ella.
Esta religiosa afirma que, aunque el Señor siempre la impulsó a darse toda a él, hubo un tiempo en el que quiso apagar su voz y empezó a dudar de su vocación y él le dio la libertad de decidir. Conoció a un joven que compartía su misma fe y que deseaba un matrimonio santo, tenían una amistad muy bonita, pero se dieron cuenta de que se estaban enamorando. Fue ahí donde tuvo que optar y Jesús luchó por ella. Un día en oración, sintió en su corazón que él la dejaba libre y se recordó la fórmula del matrimonio que dice “hasta que la muerte los separé” y sintió en su corazón que el Señor le hacía reflexionar diciendo: ¿qué deseas? ¿Un amor que sea “hasta que la muerte los separe o que la muerte los una más”? Allí comprendió, que, en su caso, era llamada a un amor que ni la muerte los separe…porque al morir, yo me uno más con Jesús, nada ni nadie nos podrá separar. Entonces le dije, te elijo a ti Jesús…hasta que la muerte me una más a ti, afirma la hermana.
Sor María celesta nos cuenta que después de un tiempo conoció a las hermanas franciscanas Angelinas, su pasión por Cristo la cautivó. La alegría y el entusiasmo con el que Vivían, le hizo saberse llamada a seguir a Jesús al estilo de ellas. Fue tanto el impulso, la fuerza que Dios le dio, que dejó su patria y se lanzó a la aventura de “dejar padre, madre, patria…” por el señor.
Mi familia siempre me acompañó en cada paso de mi vida, somos una familia católica practicante, pero mis papás nunca pensaron que podía haber una religiosa entre sus hijas. Al principio les costó aceptar, pero el Señor me dio la gracia de la decisión y de la alegría en mi opción y eso los dejó más serenos, expresa la religiosa.
Ingresó con las hermanas Franciscanas Angelinas en el año 2010, a los 21 años, aquí en Santa Cruz, Bolivia, luego en el 2011 -2012 ingresó al Postulantado; en el año 2013-2014 estuvo en el noviciado, tiempo de formación intensa para vivir la Consagración. En el año 2015 hizo sus primeros votos de Castidad pobreza y obediencia, ingresando a la etapa del Juniorado. Estos años de formación han sido para ella un tiempo de sobreabundante gracia de Dios, donde él le manifestó su amor incondicional y su entrega total a mi…Madre Clara, nuestra fundadora nos dejó una frase muy bella que resume el sentido de la vocación, “si grande si inmenso es el amor de Dios…grande e inmensa debe ser nuestra correspondencia”. Así me siento hoy, correspondiendo con mi pequeñez al infinito amor de Dios. Y si él me lo dio todo, no puedo más que darle todo.
¿Cómo me siento hoy?
La hermana asegura sentirse feliz de ser toda de Cristo, abrazada por su amor, “sobreabundada” con su gracia. Se considera “dichosa” por tan grande vocación y responsable de amar como él me amó a mi…totalmente y en todo.
¿Qué les dirías a los jóvenes que sienten el llamado del Señor?
Les repito una frase que a mí siempre me acompaña, me anima y me impulsa “No tengan miedo de abrir las puertas a Cristo”. Y que en la búsqueda de la voluntad del Señor se tomen muy fuerte de la mano de Mamá María, ella fue la primera que dijo sí a los planes de Dios, ella sabe cómo se siente un corazón joven al encontrarse con un plan inmenso. Ella los conducirá a él y a su voluntad.
Y…que una vez que sepan qué quiere Dios de ustedes, tengan el coraje de dejarlo todo, porque sólo allí encontrarán algo más inmenso y más grande: el sueño de Dios para ti, concluye Sor María Celeste.