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miércoles 6 diciembre 2023
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Confiado en la gracia del Señor, he buscado siempre estar al servicio del pueblo de Dios, afirma Mons. Sergio en sus Bodas de oro Sacerdotales

Campanas.  Confiado en la gracia del Señor”, he buscado siempre estar al servicio del pueblo de Dios” , afirmó Mons. Sergio  Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, en la misa de Acción de Gracias por sus 50 años de Ordenación Sacerdotal, celebrada esta mañana en la Catedral.

De la misma manera aseguró que, el sacerdote está llamado a hacer “camino al andar” junto a la gente, hacia el Señor.

Monseñor Sergio Gualberti, presidió la Eucaristía de este sábado 26 de junio  desde la Catedral Metropolitana para celebrar sus 50 años de servicio Sacerdotal, ocasión en la que estuvo acompañado de los Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis de Santa Cruz; Mons. Braulio Sáez, Obispo Emérito, Mons. René Leigue, el Obispo Auxiliar de Cochabamba, Mons. Juan Gómez, Mons. Julio María Elías Montoya O.F.M, Obispo Emérito del Vicariato Apostólico del Beni, Vicarios Episcopales, el Vicario General, P. Juan Crespo, Sacerdotes, Diáconos Permanentes, Vida Consagrada, Laicos y Seminaristas,  que hicieron presente su gratitud a este hermano, Padre y Pastor.

Al iniciar su homilía el prelado hizo una remembranza de su vida, afirmando que son 50 años de sacerdocio y 75 de vida, ¡casi nada, verdad! Un largo recorrido de como Dios ha llevado su vida, aunque sus respuestas no siempre han estado a la altura de tanto amor de Dios.

 Recordó que nació y creció en una familia de obreros, una familia practicante. Desde muy niño fue monaguillo en el Santuario de su pueblo, dedicado a la Virgen de los Dolores. Por el testimonio del Vicario Parroquial aceptó decir sí al Señor, faltando un mes para cumplir 11 años.

 Monseñor aseguró que toda su vida ha sido un misterio de gracia, ingresó en un seminario preconciliar y salió como sacerdote del Vaticano II. En esos años tuvo la dicha de vivir el ímpetu y sueño de la renovación de la Iglesia, un verdadero y nuevo Pentecostés.

 Después del tercer año de teología, quiso hacer una experiencia de trabajo durante1 año; uno de los primeros casos en el seminario y se fue como emigrante a Suiza y trabajó como peón en la construcción. Esa experiencia humana y evangélicamente muy rica aseveró Mons. Gualberti, despertó su deseo de ser sacerdote al servicio de los migrantes y de quienes se ganan el pan con el sudor de su frente.

Regresado para el último año de teología, ya diácono, fue acogido en la “Comunidad Misionera Paraíso”, integrada por sacerdotes diocesanos enviados al servicio de las diócesis más necesitadas en Italia y el extranjero.

 La emoción invadió al Arzobispo al recordar   que un día de como hoy en el año 1971, fue ordenado sacerdote y en su 1era Misa puso como lema, “Hermano entre hermanos”, convencido que el sacerdote está llamado a hacer “camino al andar” junto a la gente, hacia el Señor.

En esa oportunidad Monseñor relató que pidio al Obispo ir entre los migrantes y él acogió su pedido y lo envió a Suiza a trabajar como sacerdote, entre los migrantes. Durante 8 años, estuvo con los pobres de un país rico, pobres no tanto materialmente sino en cuanto marginado de la vida social y política, y a menudo mirados con indiferencia o sospecha.

El sentimiento más común de los migrantes era la añoranza de la tierra natal, cultura, tradiciones, religiosidad, y el deseo de volver un día. Esa experiencia lo ha ayudado a entender que en esta tierra somos todos extranjeros y de paso, peregrinos que debemos tener la mirada hacia el cielo, donde está nuestra tierra y casa definitivas.

Creo que este es el sentir de todos los migrantes, también de los misioneros que hemos llegado a esta tierra que nos acogió y nos integró en el ministerio eclesial, dijo Monseñor.

 Cuando estaba en Suiza fue madurando la idea de servir a los pobres en países pobres. En primera instancia pidió ir a Brasil, pero el Obispo tenía otra misión para él y lo envió   a Bolivia, porque allí estaba la primera misión diocesana de Bg. (1962).

Inicios de su Misión en Bolivia

Su primera tarea fue de Párroco de la Parroquia El Salvador en El Tejar, zona marginal en la ladera de La Paz. Era el mes noviembre 1979, pocos días después del golpe de Natusch Busch y a los pocos meses le tocó vivir en pleno el Golpe de García ’80, ambos muy violentos y sangrientos.

 En nombre de la Doctrina de Seguridad del Estado se impuso un sistema autoritario que pretendía controlar la libertad de pensamiento, de prensa, de reunión y de tránsito. El prelado cuenta que le impactó sobremanera ver cómo la ideología ciega sembró dolor y muerte entre hermanos bolivianos.

Sintió personalmente el dolor por los asesinatos de un seminarista que vivía en su casa y de un amigo minero padre de 7 hijos, también por las torturas a un voluntario y a un sindicalista campesino que quedó paralizado de por vida. En esa situación, el testimonio de fortaleza, solidaridad y paciencia activa de las CEBs, que seguían reuniéndose en forma clandestina, así como la valentía de los jóvenes lo animaron a acompañarlos en su lucha por un país libre, democrático y en paz.

El sentir y voluntad común de mi gente era la liberación de la dictadura, llevada desde la vivencia de su fe y a la luz de Medellín y Puebla y del mensaje del Éxodo, del Dios liberador y Señor de la historia, el Emanuel que camina con su pueblo en el desierto y versus el sistema piramidal opresor, con el faraón se yergue como Dios, expresó el Arzobispo de Santa Cruz.

Desde su sencillo servicio, se sintió parte del compromiso de la Iglesia en Bolivia: anunciar y testimoniar, en ese tiempo de muerte y odio, el evangelio de la vida, la libertad, la justicia, la verdad y la defensa de los derechos humanos, desde la común dignidad de hijos de Dios, junto a la opción evangélica por los pobres.

En esa época afirmó Monseñor, toda persona comprometida con la causa del evangelio, era perseguida y tachada de comunista. Hubo testimonios valientes de Obispos, como Mons. Jorge Manrique, Mons. Julio Terrazas, y sacerdotes P. Luis Espinal, P. Julio Tumiri, P. Gregorio Iriarte, tantas religiosas y laicos.

1982 vuelve democracia: Sueño común: un país libre y sin pobreza, con justicia, igualdad, trabajo y servicios básicos para todos; sueño que todavía hoy está lejos de cumplirse a cabalidad, asegura Mons. Gualberti. En todo ese caminar, la Iglesia, pobre pero unida y profética, siempre estuvo presente con sus obras sociales al servicio de los pobres y con su palabra iluminadora y cuestionadora, en particular cuando se implementó el modelo de Estado neo-liberal o cuando se atentaba a la libertad y a la justicia.

Conferencia Episcopal boliviana

En 1988 fui invitado a prestar su servicio en la Conferencia Episcopal: como asesor de los laicos y CEBs, luego Secretario de Pastoral y por último como Secretario Adjunto. Tuvo la oportunidad de conocer a casi todas las regiones, Iglesias y Obispos del País, pastores de fe, cercanos a su pueblo. Han sido tiempos muy enriquecedores a nivel sacerdotal y eclesial. En esos servicios pudo conocer también el caminar de la Iglesia en A.L., con sus gozos y esperanzas y a la vez con sus angustias y pobrezas.

Obispo Auxiliar de Santa Cruz

En 1999, fue Ordenado obispo Auxiliar de Santa Cruz a lado de su gran amigo y valiente pastor Card. Julio Terrazas, recordó muy emocionado Monseñor.

Su lema: “Te basta mi gracia”. El Arzobispo de Santa Cruz afirma , que, encontró una Iglesia viva y participativa, en plena efervescencia por el II Sínodo, evento del que salió una Iglesia renovada, sinodalidad, en comunión y misión; Iglesia cercana a los pobres y al pueblo, en camino hacia un país democrático, cimentado sobre la libertad, la justicia y la paz.

Monseñor Gualberti aseveró que tuvo la gracia de experimentar la fraternidad en la Conferencia Episcopal Boliviana, y de trabajar juntos para una Iglesia servidora del reino de Dios. También vivió las grandes experiencias de Iglesia en América Latina durante tres periodos miembro del Área de Comunión Eclesial y Diálogo del CELAM, participación en Conferencia de Aparecida y el Sínodo de Amazonia, y la organización de la Visita del Papa Francisco y el CAM 5 en la Arquidiócesis.

 Confiado en la gracia del Señor, como dice el lema de mi ministerio pastoral, he buscado siempre estar al servicio del pueblo de Dios. Este es el horizonte en el que me he movido hasta el día de hoy, junto a todos ustedes, en la vida de las Vicarías, Parroquias, CEBs, Comisiones Pastorales, Presbíteros, diáconos, Vida Consagrada, seminaristas, agentes de pastoral, Movimientos Apostólicos y todo el pueblo de Dios.

 Al terminar su homilía, el prelado expresó: Todo esto como un simple servidor del Señor, con los dones que Él me ha dado pero también con mis debilidades y errores de los que les pido sinceramente perdón y que, al mismo tiempo, confío en las manos de Dios quien, como dice el evangelio de hoy las “tomó y cargó sobre sí”. Agradezco a la Iglesia y el Episcopado de Bolivia, en particular, El Card. Julio, QEPD, los tres amigos y hermanos Mons. Braulio, Mons. Estanislao y Mons. René. Gracias también a todos Uds. aquí presentes: hermanos sacerdotes, diáconos y seminaristas y personal de la curia y de la Catedral, representantes de la Vida Consagrada y del Consejo de Laico. Mi gratitud particular a la Virgen María, por su cercanía maternal y Gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por el don de la vida y los 50 años de Sacerdocio. Amen

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Descargar Homilía de Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, “Bodas de oro sacerdotales”

El arzobispo no quiso hacer grandes celebraciones en solidaridad  con tantos hermanos enfermos  y fallecidos por la Pandemia del Covid – 19 en nuestro País.

El P. Hugo Ara, Vicario de Comunicación y Rector de la Catedral dio lectura de la misiva de felicitación enviada por el Papa Francisco a Mons. Sergio Gualberti, al celebrar Su jubileo de oro de Ordenación Presbiteral. Su Santidad acompaña con sus oraciones alabando su Espíritu Sacerdotal, el apasionado celo en beneficio de la Arquidiócesis de Santa Cruz, la destacada diligencia en los asuntos pastorales, la solicitud hacia el  Pueblo de Dios y el exigente cuidado para con los Presbíteros, por la intercesión de la más suave Virgen María, Madre de Dios y de San José.  

También desde Polonia donde se encuentra restableciendo su salud, Mons. Estanislao Dowlaszewicz, Obispo Auxiliar de Santa Cruz, no quiso quedar indiferente y envió una carta de felicitación y agradecimiento a Mons. Sergio Gualberti en su cincuenta aniversario de Ordenación Sacerdotal. Reiterando de nuevo un gracias a ti, me uno desde Polonia donde me encuentro recuperando mi salud postcovid, al canto del Tedeum Laudamus por tu vida, tu vocación, entrega y testimonio. Por tus bodas de oro sacerdotales. Con tu propia expresión que con tanta frecuencia usas en diferentes momentos: “Dios se lo pague por todo”, Mons. Estanislao.

Un abrazo a la distancia sin embargo con la oración no hay fronteras.

Unido en Cristo Sumo Sacerdote

Así mismo el Vicario General, P. Juan Crespo  a nombre de la Iglesia de Santa Cruz, hizo la entrega de un presente a Mons. Gualberti, un cuadro Tallado en madera, fabricado por manos nativas de esta tierra cruceña, con la figura del Buena Pastor que manifiesta  su cercanía y nos recuerda los momentos compartidos en el proyecto común de Iglesia Local, especialmente en el Sínodo y nuestras Asambleas Arquidiocesanas. Gracias por hacernos sentir Pueblo de Dios en camino, por hacerse uno más entre nosotros y por contagiarnos  la ilusión y alegría de ser Iglesia en Misión.

Mons. Sergio, nos unimos a la alegría esta , en que usted  celebra 50 años de Ordenación Sacerdotal, estamos muy felices  por tenerlo en medio de nosotros  y como Clero  le hacemos entrega de un presente, un patujú tallado, como signo de la alegría  de saber que usted  va seguir sembrando esa semilla en cada corazón, dijo el P. Arnulfo Dorado en representación del Clero de Santa Cruz.

La hermana Cristina Tavares y la hermana María Pura en representación de la Vida Consagrada de  Santa Cruz, felicitaron  e hicieron  la entrega de un presente al Arzobispo de Santa Cruz.  También la Confederación de Institutos Seculares de Bolivia hicieron llegar sus felicitaciones  a Mons. Sergio Gualberti.

Graciela Arandia de Hidalgo



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